/ lunes 1 de octubre de 2018

Javier Duarte, ¿pasajero VIP?

A todos nos queda claro que legalmente hablando, el juicio abreviado para Javier Duarte se desarrolló de manera pulcra, es decir, se cumplieron a cabalidad los elementos que el “nuevo” sistema de justicia penal acusatorio exige. Podremos estar o no de acuerdo, pero así es.

Sin embargo, lo que no nos queda claro a todos es por qué la PGR optó por un juicio abreviado en un caso que, por su carga mediática, podía terminar de “manchar” el ya abollado historial de la dependencia que hoy conduce Alberto Elías Beltrán.

¿Por qué PGR no quiso entrar a la etapa del juicio oral contra Duarte?, ¿por qué optó por el camino fácil a sabiendas de que ello la dejaría mal parada frente a los mexicanos?, ¿por qué lo hizo si eso le abría el camino al exgobernador para pasar poco tiempo en prisión?

¿Por qué PGR evidenció, de manera tan deliberada, un trato preferencial para Javier Duarte, sabiendo que eso la marcaría en los libros de historia y en la dinámica de los memes?, ¿qué razón la condujo para que en un breve lapso “dejara ir” a los dos más emblemáticos presos de su sexenio?

No es casualidad que meses antes de que finalice el sexenio de Enrique Peña, la PGR se “sacudiera las manos” con los casos de Elba Esther Gordillo, Javier Duarte, y el de Alejandro Gutiérrez, exsecretario general Adjunto del CEN del PRI, acusado de desviar 250 millones de pesos para favorecer campañas tricolores.

La respuesta es clara, o al menos eso nos empujan a pensar. El gobierno de EPN decidió acordar y “olvidarse de todo”; dejar las “papas calientes” al sexenio de AMLO y “que él decida si toma medidas especiales”. Elba Esther está libre y no hay “vuelta de hoja”, ¿pasará lo mismo en los casos de Duarte y Gutiérrez?

¿Qué medidas decidirá tomar Cuitláhuac García, en Veracruz, con los procesos pendientes para Javier Duarte? Si bien es cierto, en teoría, las fiscalías son órganos autónomos, todas suelen ser brazos operadores del Ejecutivo en turno. El gobernador electo deberá ser cuidadoso, pues si es omiso podría caer en “corresponsabilidad”. El caso de Javier Duarte, quiera o no verse así, es y será un polvorín antes y después del primero de diciembre.

PREMIO AL CAFÉ DE VERACRUZ

Felicito a mis amigos del conocido Café Bola de Oro, en Veracruz, por obtener el primer lugar nacional en el “Premio Sabor” de la Expo Café, celebrada en la CDMX. Enhorabuena por poner en alto el nombre del estado que los vio nacer.


A todos nos queda claro que legalmente hablando, el juicio abreviado para Javier Duarte se desarrolló de manera pulcra, es decir, se cumplieron a cabalidad los elementos que el “nuevo” sistema de justicia penal acusatorio exige. Podremos estar o no de acuerdo, pero así es.

Sin embargo, lo que no nos queda claro a todos es por qué la PGR optó por un juicio abreviado en un caso que, por su carga mediática, podía terminar de “manchar” el ya abollado historial de la dependencia que hoy conduce Alberto Elías Beltrán.

¿Por qué PGR no quiso entrar a la etapa del juicio oral contra Duarte?, ¿por qué optó por el camino fácil a sabiendas de que ello la dejaría mal parada frente a los mexicanos?, ¿por qué lo hizo si eso le abría el camino al exgobernador para pasar poco tiempo en prisión?

¿Por qué PGR evidenció, de manera tan deliberada, un trato preferencial para Javier Duarte, sabiendo que eso la marcaría en los libros de historia y en la dinámica de los memes?, ¿qué razón la condujo para que en un breve lapso “dejara ir” a los dos más emblemáticos presos de su sexenio?

No es casualidad que meses antes de que finalice el sexenio de Enrique Peña, la PGR se “sacudiera las manos” con los casos de Elba Esther Gordillo, Javier Duarte, y el de Alejandro Gutiérrez, exsecretario general Adjunto del CEN del PRI, acusado de desviar 250 millones de pesos para favorecer campañas tricolores.

La respuesta es clara, o al menos eso nos empujan a pensar. El gobierno de EPN decidió acordar y “olvidarse de todo”; dejar las “papas calientes” al sexenio de AMLO y “que él decida si toma medidas especiales”. Elba Esther está libre y no hay “vuelta de hoja”, ¿pasará lo mismo en los casos de Duarte y Gutiérrez?

¿Qué medidas decidirá tomar Cuitláhuac García, en Veracruz, con los procesos pendientes para Javier Duarte? Si bien es cierto, en teoría, las fiscalías son órganos autónomos, todas suelen ser brazos operadores del Ejecutivo en turno. El gobernador electo deberá ser cuidadoso, pues si es omiso podría caer en “corresponsabilidad”. El caso de Javier Duarte, quiera o no verse así, es y será un polvorín antes y después del primero de diciembre.

PREMIO AL CAFÉ DE VERACRUZ

Felicito a mis amigos del conocido Café Bola de Oro, en Veracruz, por obtener el primer lugar nacional en el “Premio Sabor” de la Expo Café, celebrada en la CDMX. Enhorabuena por poner en alto el nombre del estado que los vio nacer.