/ lunes 21 de mayo de 2018

Judicialización del proceso veracruzano

El número de quejas de partidos políticos y particulares durante los procesos electorales veracruzanos ha crecido de forma impresionante en las últimas dos décadas.

Sin embargo, de forma particular en los tres procesos pasados para elegir gobernador del estado las denuncias fueron el común denominador.

En el proceso para renovar los poderes Ejecutivo y Legislativo de la entidad el Organismo Público Local Electoral de Veracruz ha dado entrada a 107 quejas, más las que se acumulen, por parte de partidos políticos que denuncian actos presuntamente irregulares de aspirantes, dirigentes y candidatos.

Prácticamente todos se quejan por todo y el OPLE, a través de su área jurídica, debe dar curso a esas quejas y señalamientos.

No hay partido o coalición que se salve de acusaciones por el gasto excesivo o por actos anticipados.

En este proceso local hay 30 diputaciones por el principio de mayoría relativa en disputa, al igual que la gubernatura del estado. Cuando las campañas para gobernador no han llegado ni siquiera a la mitad del camino, y cuando el proselitismo de los candidatos a diputados locales todavía no comienza, al OPLE ya han llegado más de un centenar de quejas.

El año pasado, en la contienda para renovar los ayuntamientos veracruzanos, se acumularon cerca de 450 quejas, a las que el organismo dio curso en los términos de la ley.

En 2017, a estas alturas del proceso, eran casi 200 las quejas que se presentaron, este año van 107; sin embargo, no se trata de un parámetro confiable, dado que el año pasado se eligieron 212 presidentes municipales, en tanto que en 2018 se votará por 30 diputados (mayoría relativa) y por el gobernador de la entidad.

El punto es que en los últimos tres procesos locales, 2016 para elegir al gobernador (en el cual resultó electo el actual Ejecutivo) y diputados, 2017 para renovar ayuntamientos y 2018 para Ejecutivo y Legislativo, ha sido evidente la tendencia hacia la judicialización. Todos se quejan por todo y lo que antes se consideraba como detalles o anécdotas propias de las elecciones, hoy son motivo de impugnación.

Estos tres procesos, en los que ya aplican las nuevas reglas del juego electoral en nuestro país (Reformas de 2014) han sido los más vigilados y auditados en la historia de la entidad.

ESCENARIOS POSIBLES... El riesgo, en todo caso, radica en que de registrarse un muy cerrado margen entre el primero y segundo lugar en la contienda para gobernador de Veracruz, el tema podría resolverse una vez más en los tribunales.

Se trata de un escenario que no debe descartarse, sobre todo porque la diferencia entre el ganador y el segundo lugar podría ser mínima, como ocurrió en las elecciones de 2004 y 2010.

Si dicho escenario se repite, otra vez la definición quedaría en manos de los tribunales. El peligro para la coalición por Veracruz al Frente radica en que todas las encuestas presidenciales, hasta el momento, dan como puntero al candidato de Morena-PES-PT, Andrés Manuel López Obrador.

Si el tabasqueño gana la Presidencia y también la mayoría en el Congreso de la Unión, no sería descabellado pensar en la posibilidad de que aún ganando en las urnas, la escasa ventaja constituya un riesgo para el abanderado de PAN-PRD-MC al gobierno estatal.

Debido a la posibilidad de dicho escenario, toda la estructura del panismo trabaja a marchas forzadas no sólo para ganar, sino para hacerlo con la suficiente contundencia como para hablar de un triunfo inobjetable y difícil de echar abajo.


@luisromero85



El número de quejas de partidos políticos y particulares durante los procesos electorales veracruzanos ha crecido de forma impresionante en las últimas dos décadas.

Sin embargo, de forma particular en los tres procesos pasados para elegir gobernador del estado las denuncias fueron el común denominador.

En el proceso para renovar los poderes Ejecutivo y Legislativo de la entidad el Organismo Público Local Electoral de Veracruz ha dado entrada a 107 quejas, más las que se acumulen, por parte de partidos políticos que denuncian actos presuntamente irregulares de aspirantes, dirigentes y candidatos.

Prácticamente todos se quejan por todo y el OPLE, a través de su área jurídica, debe dar curso a esas quejas y señalamientos.

No hay partido o coalición que se salve de acusaciones por el gasto excesivo o por actos anticipados.

En este proceso local hay 30 diputaciones por el principio de mayoría relativa en disputa, al igual que la gubernatura del estado. Cuando las campañas para gobernador no han llegado ni siquiera a la mitad del camino, y cuando el proselitismo de los candidatos a diputados locales todavía no comienza, al OPLE ya han llegado más de un centenar de quejas.

El año pasado, en la contienda para renovar los ayuntamientos veracruzanos, se acumularon cerca de 450 quejas, a las que el organismo dio curso en los términos de la ley.

En 2017, a estas alturas del proceso, eran casi 200 las quejas que se presentaron, este año van 107; sin embargo, no se trata de un parámetro confiable, dado que el año pasado se eligieron 212 presidentes municipales, en tanto que en 2018 se votará por 30 diputados (mayoría relativa) y por el gobernador de la entidad.

El punto es que en los últimos tres procesos locales, 2016 para elegir al gobernador (en el cual resultó electo el actual Ejecutivo) y diputados, 2017 para renovar ayuntamientos y 2018 para Ejecutivo y Legislativo, ha sido evidente la tendencia hacia la judicialización. Todos se quejan por todo y lo que antes se consideraba como detalles o anécdotas propias de las elecciones, hoy son motivo de impugnación.

Estos tres procesos, en los que ya aplican las nuevas reglas del juego electoral en nuestro país (Reformas de 2014) han sido los más vigilados y auditados en la historia de la entidad.

ESCENARIOS POSIBLES... El riesgo, en todo caso, radica en que de registrarse un muy cerrado margen entre el primero y segundo lugar en la contienda para gobernador de Veracruz, el tema podría resolverse una vez más en los tribunales.

Se trata de un escenario que no debe descartarse, sobre todo porque la diferencia entre el ganador y el segundo lugar podría ser mínima, como ocurrió en las elecciones de 2004 y 2010.

Si dicho escenario se repite, otra vez la definición quedaría en manos de los tribunales. El peligro para la coalición por Veracruz al Frente radica en que todas las encuestas presidenciales, hasta el momento, dan como puntero al candidato de Morena-PES-PT, Andrés Manuel López Obrador.

Si el tabasqueño gana la Presidencia y también la mayoría en el Congreso de la Unión, no sería descabellado pensar en la posibilidad de que aún ganando en las urnas, la escasa ventaja constituya un riesgo para el abanderado de PAN-PRD-MC al gobierno estatal.

Debido a la posibilidad de dicho escenario, toda la estructura del panismo trabaja a marchas forzadas no sólo para ganar, sino para hacerlo con la suficiente contundencia como para hablar de un triunfo inobjetable y difícil de echar abajo.


@luisromero85