/ miércoles 6 de octubre de 2021

La amenaza migrante

Desde hace algunos años, cientos de migrantes provenientes de Guatemala, Belice, Nicaragua y Salvador han cruzado nuestra frontera sur, atravesando el río en balsas puestas exprofeso elaboradas con llantas,

Al principio para comprar víveres y otros productos en México, para uso y reventa en Guatemala y muchas personas aprovechaban a adentrarse en nuestro territorio quedándose en Chiapas y Oaxaca principalmente donde empezaron a trabajar el campo y creando asentamientos irregulares afectando a los lugareños sin que el Instituto de Migración hiciera nada para repatriarlos, lo que dio pie a que en los últimos 2 años, empezaran a llegar en grandes caravanas que si bien lograban pasar a través de la aduana, obligaron a crear albergues que implican un importante gasto en acondicionamiento, manutención y servicios médicos en tanto podían salir a recorrer las carreteras o tomar el tren con el fin de llegar a los Estados Unidos persiguiendo el sueño americano que al menos durante el gobierno de Trump era totalmente imposible, pero que empezaron a saturar ciudades de la frontera norte y a exigir servicios de nuestro país. La blandura del gobierno lo fueron permitiendo y con ello, los contingentes fueron creciendo, recorriendo nuestro territorio y viviendo de las dádivas de los ciudadanos, hasta llegar el momento en que la cifra ya es de miles de migrantes varados agregándose a los contingentes algunos cubanos, haitianos y africanos, cada vez más prepotentes y que lejos de pedir permiso, ahora exigen papeles de asilo o que les permitan el libre tránsito por nuestro territorio, saturando los albergues de las ciudades fronterizas del norte e incluso reacios a aplicarse la vacuna anti covid, siendo pocos lo que han logrado asilo humanitario por parte del gobierno de Biden, aunque ya han estado expulsando a cientos que regresan a nuestra frontera y a otros reenviándolos a su país de origen.

Cierto que en sus países hay múltiples conflictos que los han hecho migrar, como la pobreza y hambre, falta de empleos, delincuencia organizada, crimen o catástrofes como la de Haití, pero que no lograrán pasar a los Estados Unidos y en nuestro país se vuelven un peligro y amenaza importante dado que no tienen donde y de que vivir, nadie les daría empleo y menos cuando nuestros paisanos lo necesitan más, lo que los hace presa fácil para ser enganchados por la delincuencia organizada, además de que en esos grupos se cruzan delincuentes que vienen huyendo de la justicia y que fácilmente serán o son absorbidos por los cárteles.

Por otra parte se asentarán de manera irregular, ocupando terrenos que pertenecen a ciudadanos mexicanos y que desde ya están exigiendo atención y manutención que muchos mexicanos necesitan y de la cual carecen.

El peor riesgo y tal vez una maniobra premeditada, es que en corto plazo les den incluso tarjeta del INE, con la mira de participar en los próximos comicios, ya aleccionados y con la promesa de dejar que se queden en nuestro país, lo malo es que nos son decenas, sino miles de indocumentados que ya son una amenaza.

Cierto que en sus países hay múltiples conflictos que los han hecho migrar, como la pobreza y hambre, falta de empleos, delincuencia organizada, crimen o catástrofes como la de Haití.

Desde hace algunos años, cientos de migrantes provenientes de Guatemala, Belice, Nicaragua y Salvador han cruzado nuestra frontera sur, atravesando el río en balsas puestas exprofeso elaboradas con llantas,

Al principio para comprar víveres y otros productos en México, para uso y reventa en Guatemala y muchas personas aprovechaban a adentrarse en nuestro territorio quedándose en Chiapas y Oaxaca principalmente donde empezaron a trabajar el campo y creando asentamientos irregulares afectando a los lugareños sin que el Instituto de Migración hiciera nada para repatriarlos, lo que dio pie a que en los últimos 2 años, empezaran a llegar en grandes caravanas que si bien lograban pasar a través de la aduana, obligaron a crear albergues que implican un importante gasto en acondicionamiento, manutención y servicios médicos en tanto podían salir a recorrer las carreteras o tomar el tren con el fin de llegar a los Estados Unidos persiguiendo el sueño americano que al menos durante el gobierno de Trump era totalmente imposible, pero que empezaron a saturar ciudades de la frontera norte y a exigir servicios de nuestro país. La blandura del gobierno lo fueron permitiendo y con ello, los contingentes fueron creciendo, recorriendo nuestro territorio y viviendo de las dádivas de los ciudadanos, hasta llegar el momento en que la cifra ya es de miles de migrantes varados agregándose a los contingentes algunos cubanos, haitianos y africanos, cada vez más prepotentes y que lejos de pedir permiso, ahora exigen papeles de asilo o que les permitan el libre tránsito por nuestro territorio, saturando los albergues de las ciudades fronterizas del norte e incluso reacios a aplicarse la vacuna anti covid, siendo pocos lo que han logrado asilo humanitario por parte del gobierno de Biden, aunque ya han estado expulsando a cientos que regresan a nuestra frontera y a otros reenviándolos a su país de origen.

Cierto que en sus países hay múltiples conflictos que los han hecho migrar, como la pobreza y hambre, falta de empleos, delincuencia organizada, crimen o catástrofes como la de Haití, pero que no lograrán pasar a los Estados Unidos y en nuestro país se vuelven un peligro y amenaza importante dado que no tienen donde y de que vivir, nadie les daría empleo y menos cuando nuestros paisanos lo necesitan más, lo que los hace presa fácil para ser enganchados por la delincuencia organizada, además de que en esos grupos se cruzan delincuentes que vienen huyendo de la justicia y que fácilmente serán o son absorbidos por los cárteles.

Por otra parte se asentarán de manera irregular, ocupando terrenos que pertenecen a ciudadanos mexicanos y que desde ya están exigiendo atención y manutención que muchos mexicanos necesitan y de la cual carecen.

El peor riesgo y tal vez una maniobra premeditada, es que en corto plazo les den incluso tarjeta del INE, con la mira de participar en los próximos comicios, ya aleccionados y con la promesa de dejar que se queden en nuestro país, lo malo es que nos son decenas, sino miles de indocumentados que ya son una amenaza.

Cierto que en sus países hay múltiples conflictos que los han hecho migrar, como la pobreza y hambre, falta de empleos, delincuencia organizada, crimen o catástrofes como la de Haití.