/ lunes 15 de noviembre de 2021

La campaña eterna de AMLO ahora en la ONU

A inicios de la semana pasada el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, propuso ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un plan de “bienestar” para disminuir la desigualdad social en el mundo.

El mandatario mexicano quizá estuvo mal asesorado y no supo la diferencia entre un foro donde se dialoga sobre estrategias de seguridad internacional y no sobre desigualdad, corrupción y pobreza; tal vez no supo o se equivocó de reunión, o solamente pensó que la ONU era un buen lugar para continuar con su campaña.

En la participación del Presidente llegó como un candidato popular y con la actitud de su eterna campaña, bajo el discurso de luchar no solo por los pobres de nuestro país, sino de todo el mundo; se presentó como el Robin Hood mexicano, que quiere combatir las desigualdades del globo terráqueo.

Lo más contradictorio de sus numerosas palabras fue cuando habló de mitigar la pobreza en el mundo. Que ella es la responsable de las grandes desigualdades y de generar prácticamente la mayoría de los problemas en la sociedad y sobre todo, en los países que tienen mayores necesidades.

Cuando en México el gobierno que encabeza el mismo Andrés Manuel López Obrador, aquel que dijo en su campaña que “primero los pobres”, es el que más pobres ha generado; en estos tres años de Morena tenemos 4 millones nuevos de pobres en este país.

Y lo más descabellado fue proponer un “Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar” que, con palabras del Presidente, tiene como objetivo acabar con la pobreza en el mundo. Sin duda, Andrés Manuel quiso llevar su populismo a la ONU.

Es decir, el Presidente hizo un llamado a las personas más ricas del mundo a donar un porcentaje de su fortuna para abatir la pobreza y así dar apoyos directos a los 750 millones de personas más pobres del mundo. Pero la gran paradoja es que su reforma fiscal limitó los apoyos a las organizaciones civiles, al impedir que estas reciban donativos.

Y no solo eso, como un gran paladín de la justicia se atrevió a proponer su programa fronterizo “Sembrando Vida”, para acabar con la migración y la pobreza al mismo tiempo. Cuando este programa electorero aplicado en la frontera sur del país, tiene la efectividad apenas de un 2 por ciento y está lleno de irregularidades y corrupción.

Con qué cara y voz el Ejecutivo federal habló de los migrantes y de las oportunidades que ellos merecen de integrarse y buscar su bienestar, si en estos últimos meses hemos sido testigos de cómo su propio gobierno reprime a los migrantes en la frontera sur y ha atropellado los derechos humanos de todas estas personas.

Puede ser que López Obrador se equivocó de foro y llevó a Nueva York un discurso equivocado, con una propuesta muy optimista para el mundo, pero que desgraciadamente en México no ha podido realizar y vivimos bajo una terrible realidad.

* Coordinador de senadores del PAN

A inicios de la semana pasada el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, propuso ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un plan de “bienestar” para disminuir la desigualdad social en el mundo.

El mandatario mexicano quizá estuvo mal asesorado y no supo la diferencia entre un foro donde se dialoga sobre estrategias de seguridad internacional y no sobre desigualdad, corrupción y pobreza; tal vez no supo o se equivocó de reunión, o solamente pensó que la ONU era un buen lugar para continuar con su campaña.

En la participación del Presidente llegó como un candidato popular y con la actitud de su eterna campaña, bajo el discurso de luchar no solo por los pobres de nuestro país, sino de todo el mundo; se presentó como el Robin Hood mexicano, que quiere combatir las desigualdades del globo terráqueo.

Lo más contradictorio de sus numerosas palabras fue cuando habló de mitigar la pobreza en el mundo. Que ella es la responsable de las grandes desigualdades y de generar prácticamente la mayoría de los problemas en la sociedad y sobre todo, en los países que tienen mayores necesidades.

Cuando en México el gobierno que encabeza el mismo Andrés Manuel López Obrador, aquel que dijo en su campaña que “primero los pobres”, es el que más pobres ha generado; en estos tres años de Morena tenemos 4 millones nuevos de pobres en este país.

Y lo más descabellado fue proponer un “Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar” que, con palabras del Presidente, tiene como objetivo acabar con la pobreza en el mundo. Sin duda, Andrés Manuel quiso llevar su populismo a la ONU.

Es decir, el Presidente hizo un llamado a las personas más ricas del mundo a donar un porcentaje de su fortuna para abatir la pobreza y así dar apoyos directos a los 750 millones de personas más pobres del mundo. Pero la gran paradoja es que su reforma fiscal limitó los apoyos a las organizaciones civiles, al impedir que estas reciban donativos.

Y no solo eso, como un gran paladín de la justicia se atrevió a proponer su programa fronterizo “Sembrando Vida”, para acabar con la migración y la pobreza al mismo tiempo. Cuando este programa electorero aplicado en la frontera sur del país, tiene la efectividad apenas de un 2 por ciento y está lleno de irregularidades y corrupción.

Con qué cara y voz el Ejecutivo federal habló de los migrantes y de las oportunidades que ellos merecen de integrarse y buscar su bienestar, si en estos últimos meses hemos sido testigos de cómo su propio gobierno reprime a los migrantes en la frontera sur y ha atropellado los derechos humanos de todas estas personas.

Puede ser que López Obrador se equivocó de foro y llevó a Nueva York un discurso equivocado, con una propuesta muy optimista para el mundo, pero que desgraciadamente en México no ha podido realizar y vivimos bajo una terrible realidad.

* Coordinador de senadores del PAN