/ jueves 23 de enero de 2020

La corrupción en aduanas

En 2019 todas las noticias en torno al puerto de Tuxpan eran en sentido positivo; hubo inversiones en la infraestructura y un crecimiento que podía presumir la Administración Portuaria.

Tuxpan, como el puerto más cercano al Altiplano, registró números impresionantes; durante el primer trimestre del año, por ejemplo, aumentó su movimiento en 14% con relación al mismo periodo de 2018.

El puerto movió más de mil millones de toneladas de diferentes productos, como jugo de cítricos, acrílico, levadura, partes automotrices y diésel.

La carga general (autos —Mazda, Chrysler, Nissan, Fiat Alfa Romeo—, asfalto y acero) se disparó en 135%.

En ese periodo, primer trimestre de 2019, Tuxpan incrementó en 12% el tráfico de buques, con 221 embarcaciones en 90 días.

Para mayor, Tuxpan ya movía 6.2 millones de toneladas.

En el periodo de enero a mayo, el tráfico de buques aumentó en 12.6%; 384 embarcaciones, número significativamente superior al de 2018, cuando el registro fue de 341.

Todo eso asociado a una cuantiosa inversión para la ampliación portuaria.

Se trata de un puerto sumamente importante; de hecho es el cuarto con la mayor recaudación del país, en una lista que encabezan Nuevo Laredo, Manzanillo y Veracruz. Tuxpan tuvo una recaudación, en 2019, de más de 207 mil millones de pesos, lo que representa el 7.7% del total nacional.

El problema es que ese puerto, uno de los más importantes del país, enfrenta una crisis por el escándalo de corrupción que le rodea.

Este jueves trascendió que junto con el exdirector general de la Administración Portuaria Integral de Progreso, Yucatán, el exdirector de APITUX enfrenta acusaciones por presuntos actos de corrupción.

Diversos medios y columnistas, como Salvador García Soto, han revelado que dos exjefes de esos dos puertos habrían recibido sobornos a cambio de permitir el movimiento de droga en esas instalaciones.

El tema llegó a la Unidad de Inteligencia Financiera, que da seguimiento a los movimientos bancarios inusuales de los implicados, y sería cuestión de tiempo para que los señalamientos se conviertan en denuncias ante la Fiscalía General de la República.

Es un asunto que tiene que ver con la podredumbre que por años ha caracterizado al sistema portuario mexicano; es, por tanto, uno de los muchos retos que en materia de combate a la corrupción enfrenta el gobierno federal.

Habría que destacar que sin la complicidad de funcionarios de aduanas no podría entenderse el flujo de mercancías ilegales, autos robados, piratería, drogas y armas.

Para ese trabajo, la limpia en esos espacios, fue nombrado en mayo de 2019 el senador con licencia y exalcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, como administrador general de aduanas, cuyo nombramiento fue ratificado el 5 de junio por la Comisión Permanente del Congreso.

Ahued tiene una larga trayectoria tanto en el sector empresarial como en cargos de elección popular; fue alcalde, diputado local y federal y senador de la República; en más de tres décadas podríamos decir que ha cuidado su prestigio, goza de buena imagen como político y no se le ha vinculado con escándalos de corrupción.

En 2019 todas las noticias en torno al puerto de Tuxpan eran en sentido positivo; hubo inversiones en la infraestructura y un crecimiento que podía presumir la Administración Portuaria.

Tuxpan, como el puerto más cercano al Altiplano, registró números impresionantes; durante el primer trimestre del año, por ejemplo, aumentó su movimiento en 14% con relación al mismo periodo de 2018.

El puerto movió más de mil millones de toneladas de diferentes productos, como jugo de cítricos, acrílico, levadura, partes automotrices y diésel.

La carga general (autos —Mazda, Chrysler, Nissan, Fiat Alfa Romeo—, asfalto y acero) se disparó en 135%.

En ese periodo, primer trimestre de 2019, Tuxpan incrementó en 12% el tráfico de buques, con 221 embarcaciones en 90 días.

Para mayor, Tuxpan ya movía 6.2 millones de toneladas.

En el periodo de enero a mayo, el tráfico de buques aumentó en 12.6%; 384 embarcaciones, número significativamente superior al de 2018, cuando el registro fue de 341.

Todo eso asociado a una cuantiosa inversión para la ampliación portuaria.

Se trata de un puerto sumamente importante; de hecho es el cuarto con la mayor recaudación del país, en una lista que encabezan Nuevo Laredo, Manzanillo y Veracruz. Tuxpan tuvo una recaudación, en 2019, de más de 207 mil millones de pesos, lo que representa el 7.7% del total nacional.

El problema es que ese puerto, uno de los más importantes del país, enfrenta una crisis por el escándalo de corrupción que le rodea.

Este jueves trascendió que junto con el exdirector general de la Administración Portuaria Integral de Progreso, Yucatán, el exdirector de APITUX enfrenta acusaciones por presuntos actos de corrupción.

Diversos medios y columnistas, como Salvador García Soto, han revelado que dos exjefes de esos dos puertos habrían recibido sobornos a cambio de permitir el movimiento de droga en esas instalaciones.

El tema llegó a la Unidad de Inteligencia Financiera, que da seguimiento a los movimientos bancarios inusuales de los implicados, y sería cuestión de tiempo para que los señalamientos se conviertan en denuncias ante la Fiscalía General de la República.

Es un asunto que tiene que ver con la podredumbre que por años ha caracterizado al sistema portuario mexicano; es, por tanto, uno de los muchos retos que en materia de combate a la corrupción enfrenta el gobierno federal.

Habría que destacar que sin la complicidad de funcionarios de aduanas no podría entenderse el flujo de mercancías ilegales, autos robados, piratería, drogas y armas.

Para ese trabajo, la limpia en esos espacios, fue nombrado en mayo de 2019 el senador con licencia y exalcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, como administrador general de aduanas, cuyo nombramiento fue ratificado el 5 de junio por la Comisión Permanente del Congreso.

Ahued tiene una larga trayectoria tanto en el sector empresarial como en cargos de elección popular; fue alcalde, diputado local y federal y senador de la República; en más de tres décadas podríamos decir que ha cuidado su prestigio, goza de buena imagen como político y no se le ha vinculado con escándalos de corrupción.