/ domingo 7 de junio de 2020

La cruel pedagogía del virus

Como siempre sucede con los textos de Boaventura de Sousa Santos, una vez que llegan a uno ya no se puede seguir igual, y es que siempre sus pronunciamientos resultan inquietantes. Él tiene la habilidad de lograr que sus palabras seduzcan y llenen de dudas.

Recientemente nos ha permitido conocer su ensayo a partir de la reflexión de la pandemia del coronavirus. Con un título bastante seductor: la cruel pedagogía del virus, en el cual, teniendo como fundamento la situación de la epidemia generalizada, salta a reflexionar sobre la y las cuarentenas, para que al final nos deje con una pregunta cuya respuesta está en el aire: ¿es posible comenzar el futuro hoy?

La primera de sus reflexiones gira alrededor de lo que ha significado el virus, y lo expresa con una analogía impresionante: todo lo sólido se desvanece en el aire. La forma en la que se han visto golpeados los estilos de vida dominantes. Con el virus que nos abruma han cambiado el trabajo, el consumo, el ocio y la convivencia. Nos hemos podido dar cuenta que lo humano es muy frágil. Como él afirma: el brote viral pulveriza el sentido común y evapora la seguridad de un día para otro.

Después nos lleva a reflexionar en la trágica transparencia del virus, y es que la claridad pandémica ya nos está permitiendo ver la civilización en la que vivimos. La pandemia, como una alegoría, nos traslada al miedo caótico generalizado ante la muerte sin tregua que está causando -por todos lados- este enemigo invisible. Esta claridad pandémica nos denuncia para abrir los ojos ante la invisibilidad que proviene, según De Sousa Santos, de la educación y el adoctrinamiento permanentes.

En la tercera parte de su ensayo nos lleva al sur de la cuarentena, al espacio-tiempo político, social y cultural. Nos conduce al sufrimiento humano al que están expuestas las mujeres, los trabajadores informales, los vendedores ambulantes, los que viven en la calle, los residentes pobres, quienes viven en asentamientos informales. Los migrantes, los indocumentados y los ancianos. Al parecer, respecto de ellos la cuarentena es asimétrica.

El final de su ensayo nos pone de cara a las primeras lecciones que nos está ofreciendo la pandemia y nos presenta el desafío para que el futuro comience hoy. Priorizando en las nuevas articulaciones la defensa de la vida, de la cual, la humana es sólo el 0.01% de la vida existente en la tierra.

Como siempre sucede con los textos de Boaventura de Sousa Santos, una vez que llegan a uno ya no se puede seguir igual, y es que siempre sus pronunciamientos resultan inquietantes. Él tiene la habilidad de lograr que sus palabras seduzcan y llenen de dudas.

Recientemente nos ha permitido conocer su ensayo a partir de la reflexión de la pandemia del coronavirus. Con un título bastante seductor: la cruel pedagogía del virus, en el cual, teniendo como fundamento la situación de la epidemia generalizada, salta a reflexionar sobre la y las cuarentenas, para que al final nos deje con una pregunta cuya respuesta está en el aire: ¿es posible comenzar el futuro hoy?

La primera de sus reflexiones gira alrededor de lo que ha significado el virus, y lo expresa con una analogía impresionante: todo lo sólido se desvanece en el aire. La forma en la que se han visto golpeados los estilos de vida dominantes. Con el virus que nos abruma han cambiado el trabajo, el consumo, el ocio y la convivencia. Nos hemos podido dar cuenta que lo humano es muy frágil. Como él afirma: el brote viral pulveriza el sentido común y evapora la seguridad de un día para otro.

Después nos lleva a reflexionar en la trágica transparencia del virus, y es que la claridad pandémica ya nos está permitiendo ver la civilización en la que vivimos. La pandemia, como una alegoría, nos traslada al miedo caótico generalizado ante la muerte sin tregua que está causando -por todos lados- este enemigo invisible. Esta claridad pandémica nos denuncia para abrir los ojos ante la invisibilidad que proviene, según De Sousa Santos, de la educación y el adoctrinamiento permanentes.

En la tercera parte de su ensayo nos lleva al sur de la cuarentena, al espacio-tiempo político, social y cultural. Nos conduce al sufrimiento humano al que están expuestas las mujeres, los trabajadores informales, los vendedores ambulantes, los que viven en la calle, los residentes pobres, quienes viven en asentamientos informales. Los migrantes, los indocumentados y los ancianos. Al parecer, respecto de ellos la cuarentena es asimétrica.

El final de su ensayo nos pone de cara a las primeras lecciones que nos está ofreciendo la pandemia y nos presenta el desafío para que el futuro comience hoy. Priorizando en las nuevas articulaciones la defensa de la vida, de la cual, la humana es sólo el 0.01% de la vida existente en la tierra.