/ martes 25 de enero de 2022

La diversidad del pensamiento

En el tiempo y por razones geográficas, se ha dado la diversidad en el pensamiento humano. En el mismo tiempo y espacio, con motivo de la pluralidad de criterios, formas de ver la vida, diversas visiones religiosas, ideales políticos, la personalidad de cada uno, y en todo aquello que es propio y exclusivo de cada persona, es decir, de su individualidad única e irrepetible.

Esto no significa que cada uno deba hacer lo que le dicta su credo, pues para eso existe el consenso social en cada grupo organizado y un entramado de leyes y normas que facilitan la convivencia armónica de todos. En un organismo la diversidad de ideas puede resultar beneficiosa siempre que vaya encaminada a la cohesión, la innovación y a mantener una dinámica de las actividades con la visión de grupo, o bien a la captación de talentos diferentes.

Las personas despliegan una concepción del mundo (lo creado por la especie humana) y de la vida (sus potencialidades biopsicológicas en el medio natural) como producto del entorno, las experiencias personales y la capacidad de análisis que se desarrolla en la niñez, la adolescencia y los primeros años de la juventud. Ese hilo de pensamiento propio influye grandemente en sus actitudes y comportamiento. Existen personas que se preocupan por todo al lado de aquellas a las que todo les da igual y no se acongojan con facilidad. Las personas trabajadoras al lado de las que emplean una serie de artimañas para evadir el trabajo y las responsabilidades. Hay quienes son solidarios con los demás seres humanos, con los animales o la naturaleza y dedican parte de su esfuerzo en ayudar o proteger el objeto de sus cuidados. Tal vez el espíritu del filósofo le haga buscar razones para vivir, o formas de resolver las grandes incógnitas que se miran en todo y en cualquier parte. Otros quieren atesorar dinero, algunos sin importar las formas, explotando o buscando dinero fácil. Hay quienes piensan que la vida hay que gozarla, sin preocupaciones mientras se pueda ya que nadie podrá quitarles “lo bailado”. Para algunas personas el sexo lo es todo. En diversas formas y variantes, luchan por la obtención del placer sensual y carnal.

Antes del lenguaje tal vez nuestros ancestros desarrollaron algunas habilidades para sobrevivir. La recolección, la caza, las cavernas, las tribus y más tarde la agricultura, les dieron la energía y los motivos para su posterior evolución intelectual, sobre todo, después de crear signos para escribir sus ideas. Así que, desde las nociones primitivas de la Edad de Piedra hasta el origen de las grandes religiones, el pensamiento se fue conformando para transformar sus modos de vida.

En ese mundo de las grandes ideas y pensamientos que han transformado a la humanidad a través de la historia, podemos comenzar con las grandes concepciones religiosas (judíos, cristianos, budistas, musulmanes) o con las expresiones de los filósofos y pensadores de oriente y occidente, desde el pensamiento de Japón, India y China, hasta los diálogos que iniciaron la filosofía occidental en la Atenas de Sócrates y Platón. La historia ha sido testigo de cómo ciertos pueblos y civilizaciones brillan durante un tiempo y luego, por alguna razón, se eclipsan y decaen para que surjan otras con nuevas concepciones, estilos y formas.

gnietoa@hotmail.com

En el tiempo y por razones geográficas, se ha dado la diversidad en el pensamiento humano. En el mismo tiempo y espacio, con motivo de la pluralidad de criterios, formas de ver la vida, diversas visiones religiosas, ideales políticos, la personalidad de cada uno, y en todo aquello que es propio y exclusivo de cada persona, es decir, de su individualidad única e irrepetible.

Esto no significa que cada uno deba hacer lo que le dicta su credo, pues para eso existe el consenso social en cada grupo organizado y un entramado de leyes y normas que facilitan la convivencia armónica de todos. En un organismo la diversidad de ideas puede resultar beneficiosa siempre que vaya encaminada a la cohesión, la innovación y a mantener una dinámica de las actividades con la visión de grupo, o bien a la captación de talentos diferentes.

Las personas despliegan una concepción del mundo (lo creado por la especie humana) y de la vida (sus potencialidades biopsicológicas en el medio natural) como producto del entorno, las experiencias personales y la capacidad de análisis que se desarrolla en la niñez, la adolescencia y los primeros años de la juventud. Ese hilo de pensamiento propio influye grandemente en sus actitudes y comportamiento. Existen personas que se preocupan por todo al lado de aquellas a las que todo les da igual y no se acongojan con facilidad. Las personas trabajadoras al lado de las que emplean una serie de artimañas para evadir el trabajo y las responsabilidades. Hay quienes son solidarios con los demás seres humanos, con los animales o la naturaleza y dedican parte de su esfuerzo en ayudar o proteger el objeto de sus cuidados. Tal vez el espíritu del filósofo le haga buscar razones para vivir, o formas de resolver las grandes incógnitas que se miran en todo y en cualquier parte. Otros quieren atesorar dinero, algunos sin importar las formas, explotando o buscando dinero fácil. Hay quienes piensan que la vida hay que gozarla, sin preocupaciones mientras se pueda ya que nadie podrá quitarles “lo bailado”. Para algunas personas el sexo lo es todo. En diversas formas y variantes, luchan por la obtención del placer sensual y carnal.

Antes del lenguaje tal vez nuestros ancestros desarrollaron algunas habilidades para sobrevivir. La recolección, la caza, las cavernas, las tribus y más tarde la agricultura, les dieron la energía y los motivos para su posterior evolución intelectual, sobre todo, después de crear signos para escribir sus ideas. Así que, desde las nociones primitivas de la Edad de Piedra hasta el origen de las grandes religiones, el pensamiento se fue conformando para transformar sus modos de vida.

En ese mundo de las grandes ideas y pensamientos que han transformado a la humanidad a través de la historia, podemos comenzar con las grandes concepciones religiosas (judíos, cristianos, budistas, musulmanes) o con las expresiones de los filósofos y pensadores de oriente y occidente, desde el pensamiento de Japón, India y China, hasta los diálogos que iniciaron la filosofía occidental en la Atenas de Sócrates y Platón. La historia ha sido testigo de cómo ciertos pueblos y civilizaciones brillan durante un tiempo y luego, por alguna razón, se eclipsan y decaen para que surjan otras con nuevas concepciones, estilos y formas.

gnietoa@hotmail.com