/ viernes 5 de noviembre de 2021

La educación de ayer en Veracruz

La historia de la educación es importante en la formación de docentes ya que tiene como objetivo el estudio de las prácticas educativas, es decir, situaciones educativas en la realidad.

Ella proporciona las bases para reflexionar sobre los problemas actuales del contexto educativo, a diferencia de la historia de la pedagogía, que se basa más en el estudio de teorías y paradigmas educativos. Ambas deben relacionarse, ahora únicamente se abordará la primera.

El estudio de la educación entonces, al igual que de cualquier otro fenómeno de la realidad, debe ser situado en un contexto histórico, social, político, económico y cultural.

Solo así podremos acercarnos a la comprensión de ella, aunque la apreciación siempre seguirá siendo imparcial, subjetiva y dinámica, puntualiza V. Guichot Reina en Historia de la Educación: Reflexiones sobre su objeto, ubicación epistemológica, devenir histórico y tendencias actuales.

La íntima relación entre la historia y la educación permite conocer el pasado de ésta y hacer comparaciones (aunque no de valor) entre las condiciones actuales y pretéritas, analizarlas y entender mejor el presente.

Al amparo de estas condiciones se abordan algunas consideraciones sobre el desarrollo de la educación en Veracruz.

Logrado el triunfo de la República con Juárez, y encaminado el país hacia una nueva etapa de su historia, a la vez que la restauración económica y política preocupó a los gobernantes el destino de la educación y la necesidad de una reforma escolar.

Cambio que debería adecuarse a los nuevos postulados científicos y pedagógicos de la escuela moderna.

Alejandro Martínez Jiménez, en la “La educación en el Porfiriato”, expresa que la reforma educativa emprendida por Juárez y continuada por Lerdo constituye el punto de partida del proceso educativo del Porfiriato. En la entidad veracruzana aquella ley del gobierno juarista sirvió para hacer lo propio.

La reforma liberal marca dos momentos significativos, primero en 1873, el gobernador Landero y Coss convoca a los rectores de los colegios de enseñanza superior de Orizaba, Córdoba, Veracruz, Xalapa y Tlacotalpan a un Congreso para unificar y estructurar un sistema de educación estatal que involucre a las masas populares, según registra Ángel Hermida Ruíz en “La Reforma educativa liberal”.

Surge así la Ley Landero y Coss, cuyo propósito fue fomentar la instrucción pública por todos los medios posibles y entre otras instituciones la fundación de una escuela Normal. El estado tomará en sus manos esta nueva responsabilidad.

El segundo momento corresponde a la gestión de Apolinar Castillo en 1880, cuando hay un nuevo rumbo e impulso a la educación con Enrique Laubscher, fundador de la escuela Modelo de Orizaba y organizador de la Academia Normal.

Fue un educador inmerso en las nuevas corrientes pedagógicas quien introdujo el método fonético y simultáneo de lectura y escritura.

Durante este período hubo un considerable incremento de alumnos y maestros en Veracruz, a pesar de ello, las condiciones no fueron prósperas para el magisterio, las remuneraciones por su servicio eran bajas. Al gobernador Juan de la Luz Enríquez (1884-1892) se le atribuye la difusión de la reforma educativa con la Academia Normal de Orizaba, la creación de las escuelas Cantonales para unificar en el estado las técnicas de enseñanza.

Se dio a conocer y fue acogida ampliamente la obra de Carlos A. Carrillo, precursor del método sincrético y uno de los nuevos procedimientos de enseñanza en “La reforma de la Escuela Elemental”.

También con Enríquez cristaliza la fundación de la Escuela Normal Veracruzana en 1886, cuyo director fue Rébsamen y quien introdujo un método de lectura y escritura que permitía leer y escribir fácilmente.

“La obra educativa del porfiriato se extendió más allá de las élites sociales.

Durante el periodo 1884-1900 se hicieron serios intentos por reformar la educación pública, sobre todo la elemental. Para ello Díaz recurrió a pedagogos de gran renombre, como el suizo Enrique C. Rébsamen”, señala Enrique Krauze.

Se realizaron dos Congresos Nacionales de Instrucción Pública en los que Veracruz estuvo presente, los estudios pedagógicos de Laubscher, Rébsamen y Carrillo fueron reconocidos; además en esta etapa se procuró la formación de maestros imbuidos en el positivismo e ideológicamente en la teoría evolucionista de Herbert Spencer y los elementos del darwinismo social.

El impulso que dio Enríquez a la reforma y la obra educativa de Rébsamen se extendieron por toda la República a través de los egresados de la Escuela Normal.

La nueva imagen del maestro que surge de esta institución educativa, con un plan de estudios apegado a las nuevas corrientes pedagógicas, con una propuesta clara de sus objetivos que se acoplaban a la realidad estatal y nacional, fue importante para un país que necesitaba confiar parte de su destino a la educación.

En este periodo de la historia de la educación hay que considerar que el desarrollo capitalista moderno influyó para impulsar tanto la oferta como la demanda educativa y que marcó una exclusividad en los centros urbanos en detrimento de las zonas rurales; fue un escenario que imprimió una desigualdad social que tuvieron que afrontar también los docentes, además de sumarse a las reformas que la educación requería para situarla dentro de las nuevas corrientes pedagógicas.

La íntima relación entre la historia y la educación permite conocer el pasado de ésta y hacer comparaciones entre las condiciones actuales y pretéritas, analizarlas y entender mejor el presente. Al amparo de estas condiciones se abordan algunas consideraciones sobre el desarrollo de la educación en Veracruz.

La historia de la educación es importante en la formación de docentes ya que tiene como objetivo el estudio de las prácticas educativas, es decir, situaciones educativas en la realidad.

Ella proporciona las bases para reflexionar sobre los problemas actuales del contexto educativo, a diferencia de la historia de la pedagogía, que se basa más en el estudio de teorías y paradigmas educativos. Ambas deben relacionarse, ahora únicamente se abordará la primera.

El estudio de la educación entonces, al igual que de cualquier otro fenómeno de la realidad, debe ser situado en un contexto histórico, social, político, económico y cultural.

Solo así podremos acercarnos a la comprensión de ella, aunque la apreciación siempre seguirá siendo imparcial, subjetiva y dinámica, puntualiza V. Guichot Reina en Historia de la Educación: Reflexiones sobre su objeto, ubicación epistemológica, devenir histórico y tendencias actuales.

La íntima relación entre la historia y la educación permite conocer el pasado de ésta y hacer comparaciones (aunque no de valor) entre las condiciones actuales y pretéritas, analizarlas y entender mejor el presente.

Al amparo de estas condiciones se abordan algunas consideraciones sobre el desarrollo de la educación en Veracruz.

Logrado el triunfo de la República con Juárez, y encaminado el país hacia una nueva etapa de su historia, a la vez que la restauración económica y política preocupó a los gobernantes el destino de la educación y la necesidad de una reforma escolar.

Cambio que debería adecuarse a los nuevos postulados científicos y pedagógicos de la escuela moderna.

Alejandro Martínez Jiménez, en la “La educación en el Porfiriato”, expresa que la reforma educativa emprendida por Juárez y continuada por Lerdo constituye el punto de partida del proceso educativo del Porfiriato. En la entidad veracruzana aquella ley del gobierno juarista sirvió para hacer lo propio.

La reforma liberal marca dos momentos significativos, primero en 1873, el gobernador Landero y Coss convoca a los rectores de los colegios de enseñanza superior de Orizaba, Córdoba, Veracruz, Xalapa y Tlacotalpan a un Congreso para unificar y estructurar un sistema de educación estatal que involucre a las masas populares, según registra Ángel Hermida Ruíz en “La Reforma educativa liberal”.

Surge así la Ley Landero y Coss, cuyo propósito fue fomentar la instrucción pública por todos los medios posibles y entre otras instituciones la fundación de una escuela Normal. El estado tomará en sus manos esta nueva responsabilidad.

El segundo momento corresponde a la gestión de Apolinar Castillo en 1880, cuando hay un nuevo rumbo e impulso a la educación con Enrique Laubscher, fundador de la escuela Modelo de Orizaba y organizador de la Academia Normal.

Fue un educador inmerso en las nuevas corrientes pedagógicas quien introdujo el método fonético y simultáneo de lectura y escritura.

Durante este período hubo un considerable incremento de alumnos y maestros en Veracruz, a pesar de ello, las condiciones no fueron prósperas para el magisterio, las remuneraciones por su servicio eran bajas. Al gobernador Juan de la Luz Enríquez (1884-1892) se le atribuye la difusión de la reforma educativa con la Academia Normal de Orizaba, la creación de las escuelas Cantonales para unificar en el estado las técnicas de enseñanza.

Se dio a conocer y fue acogida ampliamente la obra de Carlos A. Carrillo, precursor del método sincrético y uno de los nuevos procedimientos de enseñanza en “La reforma de la Escuela Elemental”.

También con Enríquez cristaliza la fundación de la Escuela Normal Veracruzana en 1886, cuyo director fue Rébsamen y quien introdujo un método de lectura y escritura que permitía leer y escribir fácilmente.

“La obra educativa del porfiriato se extendió más allá de las élites sociales.

Durante el periodo 1884-1900 se hicieron serios intentos por reformar la educación pública, sobre todo la elemental. Para ello Díaz recurrió a pedagogos de gran renombre, como el suizo Enrique C. Rébsamen”, señala Enrique Krauze.

Se realizaron dos Congresos Nacionales de Instrucción Pública en los que Veracruz estuvo presente, los estudios pedagógicos de Laubscher, Rébsamen y Carrillo fueron reconocidos; además en esta etapa se procuró la formación de maestros imbuidos en el positivismo e ideológicamente en la teoría evolucionista de Herbert Spencer y los elementos del darwinismo social.

El impulso que dio Enríquez a la reforma y la obra educativa de Rébsamen se extendieron por toda la República a través de los egresados de la Escuela Normal.

La nueva imagen del maestro que surge de esta institución educativa, con un plan de estudios apegado a las nuevas corrientes pedagógicas, con una propuesta clara de sus objetivos que se acoplaban a la realidad estatal y nacional, fue importante para un país que necesitaba confiar parte de su destino a la educación.

En este periodo de la historia de la educación hay que considerar que el desarrollo capitalista moderno influyó para impulsar tanto la oferta como la demanda educativa y que marcó una exclusividad en los centros urbanos en detrimento de las zonas rurales; fue un escenario que imprimió una desigualdad social que tuvieron que afrontar también los docentes, además de sumarse a las reformas que la educación requería para situarla dentro de las nuevas corrientes pedagógicas.

La íntima relación entre la historia y la educación permite conocer el pasado de ésta y hacer comparaciones entre las condiciones actuales y pretéritas, analizarlas y entender mejor el presente. Al amparo de estas condiciones se abordan algunas consideraciones sobre el desarrollo de la educación en Veracruz.