/ viernes 10 de mayo de 2019

La educación en el hogar (II)

Continuaremos con nuestro propósito de dar a ustedes algunas ideas que les sean de utilidad para lograr una buena educación de los niños en el hogar.

Un buen amigo nos platicó la actitud que empleó su madrecita para enseñarle que todo tiene un dueño y que por lo mismo había que devolver un lápiz que se encontró tirado en la escuela. Y cuando inocentemente se lo mostró. Y ella le dijo: ¿Preguntaste de quién era? Cuando él admitió que no, ya no le dijo nada; mas, al día siguiente después de arreglarlo le pidio el lápiz, lo llevó a la escuela y ya en el grupo después de pedirle permiso a la profesora tomando el lápiz preguntó de quién era y cuando otro niño dijo era suyo, enseguida se lo entregó y dirigiendose a su hijo le dijo: “Ya vez que todo tiene un dueño” y dándole un jalón de patilla a la vez que le decía: “Que no te vuelva a ver con algo que no es tuyo”.

Nuestro amigo dice orgulloso: “Hace 74 años de esa lección y nunca la he olvidado”. Ya se podrán haber dado cuenta que una llamada de atención dada en el momento preciso es muy útil.

Sin embargo, no debemos olvidar que no todos aprenden al mismo tiempo, ni siendo hermanos y por lo mismo no debemos desesperarnos y regañarlos sin sentido. Además, en un principio, deben moverse para saber de lo que son capaces; es decir ejercitar sus músculos mayores, de ahí que seguido se caigan y en algunas veces se lastimen; mas, no se preocupen mucho, piensen que instintivamente, dificilmente se van a tropezar con la misma piedra; es decir, volverán a cometer el mismo error, ya que es parte de su aprendizaje.

Con lo hecho hasta aquí el niño ha aprendido a conocer sus posibilidades con los músculos mayores, toca pues el turno de los músculos menores que les permitiran ejercitar su atención para entrenar su imaginación con acciones que no por ser sencillas tienen menos importancia que otras como son el ensartar cuentas, buscar las piezas necesarias para resolver un rompecabezasas, juego que les hará pensar en cómo están hechas muchas cosas. Separar cosas tomando en cuenta su forma y color, etcétera.

Nosotros, como muchos de ustedes, tampoco sabíamos cómo proceder con nuestro hijos; mas, recordando que mucho de lo que sabíamos lo habímos aprendido fue imitando a nuestros mayores, decidimos cambiar la instalación eléctrica de la casa ayudados por ellos, sin importar el sexo. Hoy nos felicitamos porque gracias a ello, tanto los hombrecitos como las mujercitas son capaces de cambiar un foco, un apagador o un contacto tal como lo hicieron bajo nuestra tutela.

Ahora bien, estamos concientes que no estamos inventando el hilo negro y que tampoco lo que hemos expuesto es lo máximo, únicamente queremos coadyuvar con todos ustedes en el propósito de cumplir con nuetra obligación como lo hicimos con nuestros hijos a su debido tiempo, en el seno de la familia, y cuando vayan a la escuela ya no lo hagan con los ojos cerrados. ¡Salud!

Continuaremos con nuestro propósito de dar a ustedes algunas ideas que les sean de utilidad para lograr una buena educación de los niños en el hogar.

Un buen amigo nos platicó la actitud que empleó su madrecita para enseñarle que todo tiene un dueño y que por lo mismo había que devolver un lápiz que se encontró tirado en la escuela. Y cuando inocentemente se lo mostró. Y ella le dijo: ¿Preguntaste de quién era? Cuando él admitió que no, ya no le dijo nada; mas, al día siguiente después de arreglarlo le pidio el lápiz, lo llevó a la escuela y ya en el grupo después de pedirle permiso a la profesora tomando el lápiz preguntó de quién era y cuando otro niño dijo era suyo, enseguida se lo entregó y dirigiendose a su hijo le dijo: “Ya vez que todo tiene un dueño” y dándole un jalón de patilla a la vez que le decía: “Que no te vuelva a ver con algo que no es tuyo”.

Nuestro amigo dice orgulloso: “Hace 74 años de esa lección y nunca la he olvidado”. Ya se podrán haber dado cuenta que una llamada de atención dada en el momento preciso es muy útil.

Sin embargo, no debemos olvidar que no todos aprenden al mismo tiempo, ni siendo hermanos y por lo mismo no debemos desesperarnos y regañarlos sin sentido. Además, en un principio, deben moverse para saber de lo que son capaces; es decir ejercitar sus músculos mayores, de ahí que seguido se caigan y en algunas veces se lastimen; mas, no se preocupen mucho, piensen que instintivamente, dificilmente se van a tropezar con la misma piedra; es decir, volverán a cometer el mismo error, ya que es parte de su aprendizaje.

Con lo hecho hasta aquí el niño ha aprendido a conocer sus posibilidades con los músculos mayores, toca pues el turno de los músculos menores que les permitiran ejercitar su atención para entrenar su imaginación con acciones que no por ser sencillas tienen menos importancia que otras como son el ensartar cuentas, buscar las piezas necesarias para resolver un rompecabezasas, juego que les hará pensar en cómo están hechas muchas cosas. Separar cosas tomando en cuenta su forma y color, etcétera.

Nosotros, como muchos de ustedes, tampoco sabíamos cómo proceder con nuestro hijos; mas, recordando que mucho de lo que sabíamos lo habímos aprendido fue imitando a nuestros mayores, decidimos cambiar la instalación eléctrica de la casa ayudados por ellos, sin importar el sexo. Hoy nos felicitamos porque gracias a ello, tanto los hombrecitos como las mujercitas son capaces de cambiar un foco, un apagador o un contacto tal como lo hicieron bajo nuestra tutela.

Ahora bien, estamos concientes que no estamos inventando el hilo negro y que tampoco lo que hemos expuesto es lo máximo, únicamente queremos coadyuvar con todos ustedes en el propósito de cumplir con nuetra obligación como lo hicimos con nuestros hijos a su debido tiempo, en el seno de la familia, y cuando vayan a la escuela ya no lo hagan con los ojos cerrados. ¡Salud!