/ sábado 11 de diciembre de 2021

La educación y los medios de comunicación

Ahora con la pandemia los maestros y alumnos experimentaron diversos procesos en la enseñanza-aprendizaje, apoyados en la televisión, Internet, el satélite de comunicaciones, computadora, e-mail, WhatsApp y otros medios más.

¿Están preparadas para un cambio las escuelas que siguen teniendo como centro del hecho educativo el pizarrón, el gis, el estrado, las láminas, los mapas, el libro en general y el libro de texto en particular?

La pregunta viene al caso porque, aunque la alternativa para superar el problema de las clases obligó a integrar al aula –los hogares– nuevos materiales didácticos, ¿qué sucederá en el momento que todos los alumnos regresen a las clases presenciales?, ¿la Secretaría de Educación Pública podrá dotar a todas las escuelas de esos nuevos recursos?

No se puede dejar de contrastar la función de unos recursos didácticos frente a los otros. En esta nueva etapa de política educativa, ¿todas las escuelas contarán con pantallas electrónicas, computadoras e Internet? ¿Se ha evaluado el uso intensivo de la televisión y el Internet, por ejemplo? ¿Si se diera un nuevo equipamiento al aula, cuál sería el papel del maestro en su uso? Por otro lado, el siglo XXI continúa mostrando una desigualdad entre aquellos alumnos que tienen acceso a las tecnologías de punta y los que carecen de ellas. Y lo mismo sucede con el equipamiento de las escuelas de una región a otra, de un municipio a otro. ¿El país está altamente tecnificado en comparación con otros?

Se debe reconocer que existe un abismo entre aquellas escuelas con un equipamiento técnico tradicional y las escuelas informatizadas, con métodos de instrucción personalizada con base en paquetes de programas educativos computarizados y las que no acceden a ellos. En esta “sociedad multimedia”, donde los nuevos parámetros tecnológicos determinan nuevas condiciones de vida cotidiana de los hombres y donde nadie puede escapar de su influencia, ¿qué papel debe jugar la escuela?

Por ejemplo, si se dota a las instituciones de televisores ¿se ha pensado que éstos son sólo un medio de información más que un medio de comunicación? Poderoso instrumento de “formación”, de creación de realidades psicológicas, emocionales e intelectuales a partir de los mensajes que emite hacia el espectador-receptor, comenta el Dr. Emilio Cárdenas en “La responsabilidad de educar para el aprovechamiento, la valoración y la crítica de los medios y la tecnología de la educación”. “La información entonces “define” en gran medida la “realidad”. Lo que no aparece ahí no existe, al menos para un gran segmento de la humanidad, y lo que aparece es solo una representación”.

Entonces hay que distinguir cuando se habla de información y “comunicación educativa” en la que se hace referencia al uso didáctico de medios y programas “cuyo objetivo es educar, propiciar y/o provocar algún aprendizaje deseado y esperado. El campo de la tecnología educativa es entonces, el ámbito desde el cual se hace este uso educativo de los medios. Asimismo, se puede hablar de una educación de los receptores (televidentes, internautas, lectores), para un intercambio más crítico, más autónomo, más informado e inteligente con los medios y sus mensajes. Los referentes de este esfuerzo pedagógico no son necesariamente programas educativos, sino cualquier contenido proveniente de los medios. Ése es el referente del proceso de aprendizaje, y su apropiación adecuada por los receptores es el objetivo educativo”.

¿Cómo avanzar partiendo de una mayoría de escuelas con recursos técnicos tradicionales hacia una sociedad multimedia? “Definir el tipo de hombre que queremos ser, el tipo de niños y niñas –y jóvenes– que queremos educar y el tipo de país que aspiramos a construir implica definir y preguntarse por el sentido y el uso que queremos dar a los medios de comunicación en nuestra escuela, en nuestra casa, en nuestra sociedad”, señala Emilio Cárdenas.

Ahora con la pandemia los maestros y alumnos experimentaron diversos procesos en la enseñanza-aprendizaje, apoyados en la televisión, Internet, el satélite de comunicaciones, computadora, e-mail, WhatsApp y otros medios más.

¿Están preparadas para un cambio las escuelas que siguen teniendo como centro del hecho educativo el pizarrón, el gis, el estrado, las láminas, los mapas, el libro en general y el libro de texto en particular?

La pregunta viene al caso porque, aunque la alternativa para superar el problema de las clases obligó a integrar al aula –los hogares– nuevos materiales didácticos, ¿qué sucederá en el momento que todos los alumnos regresen a las clases presenciales?, ¿la Secretaría de Educación Pública podrá dotar a todas las escuelas de esos nuevos recursos?

No se puede dejar de contrastar la función de unos recursos didácticos frente a los otros. En esta nueva etapa de política educativa, ¿todas las escuelas contarán con pantallas electrónicas, computadoras e Internet? ¿Se ha evaluado el uso intensivo de la televisión y el Internet, por ejemplo? ¿Si se diera un nuevo equipamiento al aula, cuál sería el papel del maestro en su uso? Por otro lado, el siglo XXI continúa mostrando una desigualdad entre aquellos alumnos que tienen acceso a las tecnologías de punta y los que carecen de ellas. Y lo mismo sucede con el equipamiento de las escuelas de una región a otra, de un municipio a otro. ¿El país está altamente tecnificado en comparación con otros?

Se debe reconocer que existe un abismo entre aquellas escuelas con un equipamiento técnico tradicional y las escuelas informatizadas, con métodos de instrucción personalizada con base en paquetes de programas educativos computarizados y las que no acceden a ellos. En esta “sociedad multimedia”, donde los nuevos parámetros tecnológicos determinan nuevas condiciones de vida cotidiana de los hombres y donde nadie puede escapar de su influencia, ¿qué papel debe jugar la escuela?

Por ejemplo, si se dota a las instituciones de televisores ¿se ha pensado que éstos son sólo un medio de información más que un medio de comunicación? Poderoso instrumento de “formación”, de creación de realidades psicológicas, emocionales e intelectuales a partir de los mensajes que emite hacia el espectador-receptor, comenta el Dr. Emilio Cárdenas en “La responsabilidad de educar para el aprovechamiento, la valoración y la crítica de los medios y la tecnología de la educación”. “La información entonces “define” en gran medida la “realidad”. Lo que no aparece ahí no existe, al menos para un gran segmento de la humanidad, y lo que aparece es solo una representación”.

Entonces hay que distinguir cuando se habla de información y “comunicación educativa” en la que se hace referencia al uso didáctico de medios y programas “cuyo objetivo es educar, propiciar y/o provocar algún aprendizaje deseado y esperado. El campo de la tecnología educativa es entonces, el ámbito desde el cual se hace este uso educativo de los medios. Asimismo, se puede hablar de una educación de los receptores (televidentes, internautas, lectores), para un intercambio más crítico, más autónomo, más informado e inteligente con los medios y sus mensajes. Los referentes de este esfuerzo pedagógico no son necesariamente programas educativos, sino cualquier contenido proveniente de los medios. Ése es el referente del proceso de aprendizaje, y su apropiación adecuada por los receptores es el objetivo educativo”.

¿Cómo avanzar partiendo de una mayoría de escuelas con recursos técnicos tradicionales hacia una sociedad multimedia? “Definir el tipo de hombre que queremos ser, el tipo de niños y niñas –y jóvenes– que queremos educar y el tipo de país que aspiramos a construir implica definir y preguntarse por el sentido y el uso que queremos dar a los medios de comunicación en nuestra escuela, en nuestra casa, en nuestra sociedad”, señala Emilio Cárdenas.