/ martes 11 de febrero de 2020

La elección intermedia será la madre de todas las batallas

Si el gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador garantiza la paz social y una elección democrática de su sucesor, la presidencia de la República seguramente quedará en manos de quien participe como candidato abanderado del partido Morena o del partido que AMLO decida.

Ahora bien, la opinión recién expresada del diputado Porfirio Muñoz Ledo resulta digna de consideración, puesto que al minimizar el pleito interno de Morena expresa su confianza en que tanto la elección intermedia como la de fin de sexenio se resolverán favorablemente para los candidatos elegidos por López Obrador, pues ha quedado demostrado que es el hombre y no el partido el que arrastra el voto del electorado.

Por otro lado, hay que considerar que en los vaivenes de la política difícilmente se puede conservar una amistad de casi tres décadas, que se cumplirán el próximo año entre Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador; la coincidencia en el pensamiento de ambos personajes se vuelve indisoluble y la “ruptura que viene” es la crónica de la transición que desde la elección pasada estamos viviendo los mexicanos.

Hoy se gobierna con los resultados de la lucha iniciada en 1987, por Porfirio Muñoz Ledo, junto con Cuauhtémoc Cárdenas y otros personajes de la izquierda mexicana, a la que se sumó López Obrador y que hoy representa AMLO, después de tres intentos por llegar al Palacio Nacional, con el ideal que pronto será una realidad la construcción de la “Cuarta República”, erradicando la corrupción y la impunidad, devolviendo al pueblo lo robado y procurando que prevalezca la igualdad en un clima de libertad.

El reto de este gobierno, para que no disminuyan la confianza y credibilidad que según algunas encuestas publicadas el día de ayer ha bajado en el posicionamiento del señor presidente, quien inició con un 80% de aprobación por los encuestados, hoy llegó al 52%, situación que de continuar así pondría en riesgo el proyecto transexenal de AMLO y la izquierda mexicana.

La frustrada lucha contra la criminalidad que se inició con Calderón y se continuó con Peña, hoy ha dado como resultado que el mes pasado sea el más violento de todos los anteriores y ya se vio que la fórmula de “abrazos, no balazos” no funciona, pero de cualquiera otra manera tendrá que recuperarse la tranquilidad y la paz social para evitar la destrucción de la República con un baño de sangre que nadie quiere.

El reto de este gobierno, para que no disminuyan la confianza y credibilidad que según algunas encuestas publicadas el día de ayer ha bajado en el posicionamiento del señor presidente, quien inició con un 80% de aprobación por los encuestados, hoy llegó al 52%, situación que de continuar así pondría en riesgo el proyecto transexenal de AMLO y la izquierda mexicana.

Si el gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador garantiza la paz social y una elección democrática de su sucesor, la presidencia de la República seguramente quedará en manos de quien participe como candidato abanderado del partido Morena o del partido que AMLO decida.

Ahora bien, la opinión recién expresada del diputado Porfirio Muñoz Ledo resulta digna de consideración, puesto que al minimizar el pleito interno de Morena expresa su confianza en que tanto la elección intermedia como la de fin de sexenio se resolverán favorablemente para los candidatos elegidos por López Obrador, pues ha quedado demostrado que es el hombre y no el partido el que arrastra el voto del electorado.

Por otro lado, hay que considerar que en los vaivenes de la política difícilmente se puede conservar una amistad de casi tres décadas, que se cumplirán el próximo año entre Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador; la coincidencia en el pensamiento de ambos personajes se vuelve indisoluble y la “ruptura que viene” es la crónica de la transición que desde la elección pasada estamos viviendo los mexicanos.

Hoy se gobierna con los resultados de la lucha iniciada en 1987, por Porfirio Muñoz Ledo, junto con Cuauhtémoc Cárdenas y otros personajes de la izquierda mexicana, a la que se sumó López Obrador y que hoy representa AMLO, después de tres intentos por llegar al Palacio Nacional, con el ideal que pronto será una realidad la construcción de la “Cuarta República”, erradicando la corrupción y la impunidad, devolviendo al pueblo lo robado y procurando que prevalezca la igualdad en un clima de libertad.

El reto de este gobierno, para que no disminuyan la confianza y credibilidad que según algunas encuestas publicadas el día de ayer ha bajado en el posicionamiento del señor presidente, quien inició con un 80% de aprobación por los encuestados, hoy llegó al 52%, situación que de continuar así pondría en riesgo el proyecto transexenal de AMLO y la izquierda mexicana.

La frustrada lucha contra la criminalidad que se inició con Calderón y se continuó con Peña, hoy ha dado como resultado que el mes pasado sea el más violento de todos los anteriores y ya se vio que la fórmula de “abrazos, no balazos” no funciona, pero de cualquiera otra manera tendrá que recuperarse la tranquilidad y la paz social para evitar la destrucción de la República con un baño de sangre que nadie quiere.

El reto de este gobierno, para que no disminuyan la confianza y credibilidad que según algunas encuestas publicadas el día de ayer ha bajado en el posicionamiento del señor presidente, quien inició con un 80% de aprobación por los encuestados, hoy llegó al 52%, situación que de continuar así pondría en riesgo el proyecto transexenal de AMLO y la izquierda mexicana.