/ viernes 22 de enero de 2021

La exoneración del general Cienfuegos

En México era ley no escrita que la Virgen de Guadalupe, el Presidente y el Ejército eran intocables. Ante el avance democrático del país y por propias acciones negativas, el Ejército y el Presidente fueron perdiendo esa respetabilidad. En el caso de la Virgen, mantiene su autoridad y fe en gran parte de los mexicanos a pesar de que las mismas autoridades eclesiales, sin querer queriendo, han aportado su parte para restarle devotos.

El Ejército mexicano es diferente a otros países, donde son instrumento de las fuerzas fácticas del capital y estrechamente ligados al imperialismo. La historia de los golpes de Estado en América, encabezados por el Ejército, es extensa. El último “pinochetazo” en México lo encabezó Victoriano Huerta, jefe del ejército porfirista que heredó y mantuvo íntegro don F. Madero y por tal le costó la vida. La lucha contra Huerta generó la formación de un ejército surgido de la misma Revolución, el “pueblo armado”, dice el presidente López Obrador.

Quedó plasmado en la Constitución que el presidente de la República es el comandante supremo de las fuerzas armadas. El Estado posrevolucionario degeneró progresivamente y llegó a utilizar al Ejército en contra de la población. Tlatelolco 1968, el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia en el gobierno de López Mateos; Ayotzinapa, etc. No solo ha desempeñado funciones represoras, lucha contra el crimen organizado y ha perdido muchos elementos en esta batalla; ayuda a la población víctima de desastres, terremotos, inundaciones, y en estos momentos en la campaña contra el Covid-19, organizando el traslado, entrega y seguridad de la vacuna.

El caso del general Cienfuegos, exsecretario de la Defensa en el sexenio de Peña Nieto (medalla de oro en corrupción y saqueo del dinero público), fue detenido en Estados Unidos, acusado de probable vínculo con el narcotráfico y regresado a nuestro país “por fuertes gestiones de la Presidencia de la República”, con el compromiso de abrir aquí una investigación.

El general Cienfuegos fue exonerado por la Fiscalía General de la República, que desechó las pruebas obtenidas supuestamente durante siete años por la DEA. El presidente López Obrador avaló tal determinación, consideró que le inventaron delitos al general, que la DEA actuó unilateralmente sin haber informado al gobierno mexicano y que el fiscal tiene su plena confianza.

Tal situación ha generado suspicacias y cuestionamientos, tomando en cuenta que Cienfuegos fue jefe de la Defensa Nacional durante el gobierno de Peña Nieto.

Dudas, muchas dudas se han generado en esta exoneración, sobre si efectivamente la DEA inventó delitos (¿porqué y porqué al general?, ¿es real la autonomía de la Fiscalía?). El canciller Marcelo Ebrad dijo el 19 de noviembre pasado sobre el retorno de Cienfuegos: “Sería muy costoso para México haber optado por lograr que Estados Unidos se desestime por primera vez en la historia los cargos contra un exsecretario, en este caso de la Defensa Nacional, que se ha retornado a México y luego hacer nada”. Esto, señaló, “sería suicida”. Uno se pregunta: ¿Qué hará el gobierno mexicano si mañana el de Estados Unidos detiene a Felipe Calderón, jefe y socio de Genaro García Luna, investigado por la DEA?

En México era ley no escrita que la Virgen de Guadalupe, el Presidente y el Ejército eran intocables. Ante el avance democrático del país y por propias acciones negativas, el Ejército y el Presidente fueron perdiendo esa respetabilidad. En el caso de la Virgen, mantiene su autoridad y fe en gran parte de los mexicanos a pesar de que las mismas autoridades eclesiales, sin querer queriendo, han aportado su parte para restarle devotos.

El Ejército mexicano es diferente a otros países, donde son instrumento de las fuerzas fácticas del capital y estrechamente ligados al imperialismo. La historia de los golpes de Estado en América, encabezados por el Ejército, es extensa. El último “pinochetazo” en México lo encabezó Victoriano Huerta, jefe del ejército porfirista que heredó y mantuvo íntegro don F. Madero y por tal le costó la vida. La lucha contra Huerta generó la formación de un ejército surgido de la misma Revolución, el “pueblo armado”, dice el presidente López Obrador.

Quedó plasmado en la Constitución que el presidente de la República es el comandante supremo de las fuerzas armadas. El Estado posrevolucionario degeneró progresivamente y llegó a utilizar al Ejército en contra de la población. Tlatelolco 1968, el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia en el gobierno de López Mateos; Ayotzinapa, etc. No solo ha desempeñado funciones represoras, lucha contra el crimen organizado y ha perdido muchos elementos en esta batalla; ayuda a la población víctima de desastres, terremotos, inundaciones, y en estos momentos en la campaña contra el Covid-19, organizando el traslado, entrega y seguridad de la vacuna.

El caso del general Cienfuegos, exsecretario de la Defensa en el sexenio de Peña Nieto (medalla de oro en corrupción y saqueo del dinero público), fue detenido en Estados Unidos, acusado de probable vínculo con el narcotráfico y regresado a nuestro país “por fuertes gestiones de la Presidencia de la República”, con el compromiso de abrir aquí una investigación.

El general Cienfuegos fue exonerado por la Fiscalía General de la República, que desechó las pruebas obtenidas supuestamente durante siete años por la DEA. El presidente López Obrador avaló tal determinación, consideró que le inventaron delitos al general, que la DEA actuó unilateralmente sin haber informado al gobierno mexicano y que el fiscal tiene su plena confianza.

Tal situación ha generado suspicacias y cuestionamientos, tomando en cuenta que Cienfuegos fue jefe de la Defensa Nacional durante el gobierno de Peña Nieto.

Dudas, muchas dudas se han generado en esta exoneración, sobre si efectivamente la DEA inventó delitos (¿porqué y porqué al general?, ¿es real la autonomía de la Fiscalía?). El canciller Marcelo Ebrad dijo el 19 de noviembre pasado sobre el retorno de Cienfuegos: “Sería muy costoso para México haber optado por lograr que Estados Unidos se desestime por primera vez en la historia los cargos contra un exsecretario, en este caso de la Defensa Nacional, que se ha retornado a México y luego hacer nada”. Esto, señaló, “sería suicida”. Uno se pregunta: ¿Qué hará el gobierno mexicano si mañana el de Estados Unidos detiene a Felipe Calderón, jefe y socio de Genaro García Luna, investigado por la DEA?