/ viernes 6 de julio de 2018

La fiesta por el triunfo de AMLO, podría terminar si no se cumplen las promesas de campaña

Y por el bien de México deseamos que el licenciado Andrés Manuel López Obrador, ante el sueño de toda su vida, de convertirse en Presidente de México, no le falle a quienes lo apoyaron con mas de 30 millones de votos que lo llevaron al triunfo. Su liderazgo y popularidad es tan grande, que confía en que “lo cuide el pueblo” y se da el lujo de rechazar al Estado Mayor Presidencial que tradicionalmente es la institución militar y de seguridad nacional, responsable de la vida y la integridad física de los presidentes de la República Mexicana.

Si hace seis años López Obrador, era “un peligro para México” según expresión del politólogo español Antonio Solá ahora cuatro meses antes de la elección el propio Solá vaticinó el triunfo arrollador del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. No se desgastó la figura de AMLO, a pesar de la descalificación de quienes lo consideraban un peligro para México, pues sus ocurrencias en campaña y sus promesas para la solución de todos los problemas de la gente, lo hicieron parecer un “populista” y los ejemplos de gobiernos populistas, generaron una verdadera preocupación en las clases medias y el sector empresarial y organismos patronales, temerosos de los riesgos que podrían correr sus inversiones.

La cercanía con el pueblo con que se conduce AMLO, aunque lo niegue, servirá para que la esperanza de sus votantes, perdure y lo consolide como el gran líder social de los tiempos modernos; y como López Obrador no pierde oportunidad para afirmar que sus valores para gobernar, se sustentan en “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, mientras no llegue su toma de posesión, seguirá creciendo su autoridad moral, como la espuma del mar.

Lo único que podría comenzar a generar problemas sería que empoderado en Palacio Nacional, López Obrador no cumpla con sus promesas de campaña, porque entonces sí habrá de soltarse el tigre y aparecerse el diablo, con los que amenazó en campaña la lider de Morena, Yeickol Polenvsky.

Por su parte, una de sus más cercanas operadoras políticas y segura colaboradora del próximo presidente de México, Tatiana Clouthier, acaba de anunciar “oficialmente”, que por lo menos tendrá que transcurrir un año, a partir de la toma de posesión de López Obrador, para comenzar a darse los cambios anunciados, y para que se dé el cumplimiento de sus promesas de campaña, que ilusionaron a sus votantes.

Y por el bien de México deseamos que el licenciado Andrés Manuel López Obrador, ante el sueño de toda su vida, de convertirse en Presidente de México, no le falle a quienes lo apoyaron con mas de 30 millones de votos que lo llevaron al triunfo. Su liderazgo y popularidad es tan grande, que confía en que “lo cuide el pueblo” y se da el lujo de rechazar al Estado Mayor Presidencial que tradicionalmente es la institución militar y de seguridad nacional, responsable de la vida y la integridad física de los presidentes de la República Mexicana.

Si hace seis años López Obrador, era “un peligro para México” según expresión del politólogo español Antonio Solá ahora cuatro meses antes de la elección el propio Solá vaticinó el triunfo arrollador del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. No se desgastó la figura de AMLO, a pesar de la descalificación de quienes lo consideraban un peligro para México, pues sus ocurrencias en campaña y sus promesas para la solución de todos los problemas de la gente, lo hicieron parecer un “populista” y los ejemplos de gobiernos populistas, generaron una verdadera preocupación en las clases medias y el sector empresarial y organismos patronales, temerosos de los riesgos que podrían correr sus inversiones.

La cercanía con el pueblo con que se conduce AMLO, aunque lo niegue, servirá para que la esperanza de sus votantes, perdure y lo consolide como el gran líder social de los tiempos modernos; y como López Obrador no pierde oportunidad para afirmar que sus valores para gobernar, se sustentan en “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, mientras no llegue su toma de posesión, seguirá creciendo su autoridad moral, como la espuma del mar.

Lo único que podría comenzar a generar problemas sería que empoderado en Palacio Nacional, López Obrador no cumpla con sus promesas de campaña, porque entonces sí habrá de soltarse el tigre y aparecerse el diablo, con los que amenazó en campaña la lider de Morena, Yeickol Polenvsky.

Por su parte, una de sus más cercanas operadoras políticas y segura colaboradora del próximo presidente de México, Tatiana Clouthier, acaba de anunciar “oficialmente”, que por lo menos tendrá que transcurrir un año, a partir de la toma de posesión de López Obrador, para comenzar a darse los cambios anunciados, y para que se dé el cumplimiento de sus promesas de campaña, que ilusionaron a sus votantes.