/ domingo 16 de junio de 2019

La lucha por alcanzar el poder nunca descansa, ni aún en la 4ª. Transformación

Muy difícil resulta fingir la conformidad, para quienes han tenido una carrera meteórica que los conduce a la cima del poder, sin importar las arbitrariedades cometidas para alcanzar la meta, puesto que para un político, lo más importante en su vida es “llegar a costa de lo que sea”, para al fin poder mandar desde el puesto anhelado, según sus aspiraciones.

Durante su convalecencia en el campo y retirado del bullicio de la ciudad, al terminar la primera década del siglo pasado, José Martínez Ruiz, conocido más por el seudónimo de Azorín, se dedicó a escribir reflexiones para orientar a políticos sobre como disfrutar las mieles del poder y también como superar los tropiezos y desencantos que los hombres dedicados a la política deben enfrentar.

Fingir la conformidad es algo sumamente difícil para quien tiene que soportar los desplantes de aquellos que lo rebasaron en el camino a la meta, sin embargo hay políticos de gran espíritu a quienes no les estremece un tropezón, una caída o un descontón que trunca su carrera, puesto que el político profesional sabe que los tiempos de la política, según recomendaba José Fouché, son tiempos para sumar, para sumarse o para sumirse.

Hoy vemos como se mueven las piezas del ajedrez político de AMLO y para quienes vieron en un principio el desplazamiento con el nombramiento de canciller en favor de Marcelo Ebrard Casaubón, hoy se puede apreciar que su cercanía con el presidente López Obrador es inmejorable y que la confianza que le tiene, lo está convirtiendo en el hombre fuerte del gabinete, que lo mismo opera la difícil relación política con el presidente Donald Trump, que temas candentes como el de la migración, que correspondían a la Secretaría de Gobernación y hoy han sido encomendados al canciller mexicano.

Ahora que los tiempos han cambiado, tanto para Marcelo Ebrard, como para la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, pues nadie tiene asegurada la continuidad en su puesto y más vale que se comience a ver resultados en los trabajos encomendados a los hombres y mujeres cercanos al poder presidencial, pues antes de que concluya el primer año de ejercicio gubernamental podría el presidente hablar con voz de trueno y ordenar enroques y destituciones para acabar con la ineptitud y arrogancia de algunos de sus colaboradores.

Muy difícil resulta fingir la conformidad, para quienes han tenido una carrera meteórica que los conduce a la cima del poder, sin importar las arbitrariedades cometidas para alcanzar la meta, puesto que para un político, lo más importante en su vida es “llegar a costa de lo que sea”, para al fin poder mandar desde el puesto anhelado, según sus aspiraciones.

Durante su convalecencia en el campo y retirado del bullicio de la ciudad, al terminar la primera década del siglo pasado, José Martínez Ruiz, conocido más por el seudónimo de Azorín, se dedicó a escribir reflexiones para orientar a políticos sobre como disfrutar las mieles del poder y también como superar los tropiezos y desencantos que los hombres dedicados a la política deben enfrentar.

Fingir la conformidad es algo sumamente difícil para quien tiene que soportar los desplantes de aquellos que lo rebasaron en el camino a la meta, sin embargo hay políticos de gran espíritu a quienes no les estremece un tropezón, una caída o un descontón que trunca su carrera, puesto que el político profesional sabe que los tiempos de la política, según recomendaba José Fouché, son tiempos para sumar, para sumarse o para sumirse.

Hoy vemos como se mueven las piezas del ajedrez político de AMLO y para quienes vieron en un principio el desplazamiento con el nombramiento de canciller en favor de Marcelo Ebrard Casaubón, hoy se puede apreciar que su cercanía con el presidente López Obrador es inmejorable y que la confianza que le tiene, lo está convirtiendo en el hombre fuerte del gabinete, que lo mismo opera la difícil relación política con el presidente Donald Trump, que temas candentes como el de la migración, que correspondían a la Secretaría de Gobernación y hoy han sido encomendados al canciller mexicano.

Ahora que los tiempos han cambiado, tanto para Marcelo Ebrard, como para la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, pues nadie tiene asegurada la continuidad en su puesto y más vale que se comience a ver resultados en los trabajos encomendados a los hombres y mujeres cercanos al poder presidencial, pues antes de que concluya el primer año de ejercicio gubernamental podría el presidente hablar con voz de trueno y ordenar enroques y destituciones para acabar con la ineptitud y arrogancia de algunos de sus colaboradores.