/ domingo 19 de septiembre de 2021

La paradoja de la Torre

Es una paradoja ese interés que muestra el Presidente de la República en cuidar la imagen colonial de Veracruz... Esto para que Veracruz no se vea afectada por adefesios urbanos como la Torre Centro que se levanta a una cuadra del Malecón del Paseo, hecha por un constructor favorito de la administración panista actual, o en sociedad con éste (el supuesto dueño es Carlos Ramos de la Medina, suplente del alcalde Fernando Yunes Marquez, lo que, por otra parte, claramente podría tratarse de un tráfico de influencias), mismo que en los últimos años ha tenido una inusitada actividad de desarrollo inmobiliario, lo mismo en Boca del Río que en el puerto jarocho. Oficialmente, la razón gravita en la afectación de ese edificio a la imagen del centro histórico, por la altura que impide la vista de la ciudad colonial y, en otro ángulo, el Faro Venustiano Carranza y el Castillo de San Juan de Ulúa. En el festejo del Día de la Marina, a la que asistió en Veracruz, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó su indignación por esa obra y lo expuso públicamente en una “mañanera” algunos días después. “Eso no se debió autorizar. Ojalá se remedie y se rebane legalmente. ¿Cómo dan permiso para eso? ¿Y el patrimonio histórico?”, expresó ese día. La edificación lleva más de tres años iniciada, desde el fin del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares y prácticamente al iniciar el actual gobierno estatal, y, por lo mismo, está casi concluida. Lo que en sus palabras es una orden del Ejecutivo federal, y tarea pendiente del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, es rebanar legalmente ese edificio. De 24 pisos, podría reducirse a ocho, o 12, cuando mucho. En junio pasado, la secretaría de Protección Civil hizo una primera clausura de ese inmueble, por falta de la licencia de riesgo. El afectado obtuvo un amparo y continuó con la obra, pero nuevamente en el mes pasado volvieron a colocar sellos en los accesos y se suspendieron los trabajos, ahora por la Secretaría del Medio Ambiente, debido a la falta del manifiesto de impacto ambiental, según se dio a conocer. Sigue en pie esa clausura, hasta ahora, mientras surte efecto otro amparo. ¿Hasta dónde hay razón legal en este caso? Eso se tendrá que demostrar en los días por venir, aunque evidentemente se trata de una construcción exageradamente alta, para destinarse una parte a hotel y otra para departamentos, por lo no se ve mal que haya una corrección de lo que se autorizó indebidamente. Sin embargo, la torre es apenas una punta del iceberg de lo que afecta al centro histórico de Veracruz para sacarlo del abandono en que se encuentra y que solamente es atribuible a los gobiernos de todos los niveles para enfrentar y dar una solución. De hecho, la ciudad colonial que cumplió 500 años en 2019, penosamente se encuentra en sus peores condiciones, con la mayoría de sus edificios cayéndose a pedazos, deshabitados, en una situación agonizante, por los intereses de los dueños de inmuebles que prefieren que se desmoronen las paredes y lozas de esas construcciones, tan sólidas que siguen de pie, una imagen deplorable que no importa, pero sí la que resulta molesta como ese edificio construido por los adversarios políticos. Seguramente tienen ventaja los gobiernos de la República y del estado; habrá demolición de pisos, es casi inminente, pero aún “rebanando” ese inmueble, el centro histórico seguirá causando lástima, como lo causan los viejos edificios de La Habana. Es una paradoja, con tinte e intereses políticos. Pobre Veracruz con estos gobiernos, los de antes y los de ahora. Ni a cual irle.

opedro2006@gmail.com

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Es una paradoja ese interés que muestra el Presidente de la República en cuidar la imagen colonial de Veracruz... Esto para que Veracruz no se vea afectada por adefesios urbanos como la Torre Centro que se levanta a una cuadra del Malecón del Paseo, hecha por un constructor favorito de la administración panista actual, o en sociedad con éste (el supuesto dueño es Carlos Ramos de la Medina, suplente del alcalde Fernando Yunes Marquez, lo que, por otra parte, claramente podría tratarse de un tráfico de influencias), mismo que en los últimos años ha tenido una inusitada actividad de desarrollo inmobiliario, lo mismo en Boca del Río que en el puerto jarocho. Oficialmente, la razón gravita en la afectación de ese edificio a la imagen del centro histórico, por la altura que impide la vista de la ciudad colonial y, en otro ángulo, el Faro Venustiano Carranza y el Castillo de San Juan de Ulúa. En el festejo del Día de la Marina, a la que asistió en Veracruz, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó su indignación por esa obra y lo expuso públicamente en una “mañanera” algunos días después. “Eso no se debió autorizar. Ojalá se remedie y se rebane legalmente. ¿Cómo dan permiso para eso? ¿Y el patrimonio histórico?”, expresó ese día. La edificación lleva más de tres años iniciada, desde el fin del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares y prácticamente al iniciar el actual gobierno estatal, y, por lo mismo, está casi concluida. Lo que en sus palabras es una orden del Ejecutivo federal, y tarea pendiente del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, es rebanar legalmente ese edificio. De 24 pisos, podría reducirse a ocho, o 12, cuando mucho. En junio pasado, la secretaría de Protección Civil hizo una primera clausura de ese inmueble, por falta de la licencia de riesgo. El afectado obtuvo un amparo y continuó con la obra, pero nuevamente en el mes pasado volvieron a colocar sellos en los accesos y se suspendieron los trabajos, ahora por la Secretaría del Medio Ambiente, debido a la falta del manifiesto de impacto ambiental, según se dio a conocer. Sigue en pie esa clausura, hasta ahora, mientras surte efecto otro amparo. ¿Hasta dónde hay razón legal en este caso? Eso se tendrá que demostrar en los días por venir, aunque evidentemente se trata de una construcción exageradamente alta, para destinarse una parte a hotel y otra para departamentos, por lo no se ve mal que haya una corrección de lo que se autorizó indebidamente. Sin embargo, la torre es apenas una punta del iceberg de lo que afecta al centro histórico de Veracruz para sacarlo del abandono en que se encuentra y que solamente es atribuible a los gobiernos de todos los niveles para enfrentar y dar una solución. De hecho, la ciudad colonial que cumplió 500 años en 2019, penosamente se encuentra en sus peores condiciones, con la mayoría de sus edificios cayéndose a pedazos, deshabitados, en una situación agonizante, por los intereses de los dueños de inmuebles que prefieren que se desmoronen las paredes y lozas de esas construcciones, tan sólidas que siguen de pie, una imagen deplorable que no importa, pero sí la que resulta molesta como ese edificio construido por los adversarios políticos. Seguramente tienen ventaja los gobiernos de la República y del estado; habrá demolición de pisos, es casi inminente, pero aún “rebanando” ese inmueble, el centro histórico seguirá causando lástima, como lo causan los viejos edificios de La Habana. Es una paradoja, con tinte e intereses políticos. Pobre Veracruz con estos gobiernos, los de antes y los de ahora. Ni a cual irle.

opedro2006@gmail.com

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