Tres años han pasado desde que el virus contenido supuestamente en una sopa de murciélago en China, propagó una enfermedad desconocida que rápidamente se extendió a todo el mundo, causando una pandemia con una mortandad inmensa y que nos trasladó a lo que nuestros ancestros vivieron hace 100 años con la llamada gripe española y más atrás con la peste y otras calamidades.
Mucho se ha especulado sobre la verdad de la aparición del virus SARS-COV-2 en el mundo, siendo las más difundidas, aunque no comprobadas, la del murciélago que se comen los chinos (que se sabe que comen hasta ratas y otras curiosidades gourmet) y la otra de que es un virus fabricado para guerra bacteriológica que se les escapó y salió de control y para el cual no había vacuna ni tratamiento aun. Baste recordar que el virus del VIH también apareció de la nada en algún laboratorio en África y que se les escaparon los monos de experimentación contagiando a los nativos que tenían relaciones zoofílicas, para luego llegar a Haití con migrantes africanos y de ahí, por relaciones homosexuales se fue a Francia y Estados Unidos y se diseminó rápidamente por todo el mundo.
Los esfuerzos médicos y la investigación lograron crear vacunas que han mitigado en parte la peligrosidad y el contagio del virus, aunque no del todo, pues hasta el momento la protección no es tan duradera y sólo tres son confiables, pues las chinas, rusas y cubanas no han demostrado su eficacia. Algunos medicamentos han sido efectivos, pero son extremadamente caros e inaccesibles a países como el nuestro, donde no hay siquiera medicamentos básicos. Las variantes del virus han dado subidas y bajadas de contagios y mortandad en todo el mundo y ahora hemos iniciado la quinta ola que afecta a muchos niños, poniéndolos en grave riesgo y con muchas secuelas y por falta de políticas de salud, aun no se vacunan a la totalidad de la población infantil.
Muchos artículos médicos mencionan que esta pandemia se mantendrá activa por varios años más y mientras se logran más avances de investigación, búsqueda de tratamientos y vacunas más potentes, los riesgos persisten. El abandono del cubrebocas el regreso a clases escolares en aula, las reuniones masivas (como el reciente carnaval) y el relajamiento de las medidas de seguridad a más de la negligencia de quienes se resisten y oponen a vacunarse, están causando este repunte del que ya no se habla en las noticias, pero que sigue cobrando víctimas, un poco menos que requieren hospitalización y un poco menos que mueren, pero víctimas al fin.
Habrá que revalorar continuar trabajo y clases en línea, insistir en las medidas de protección, continuar las campañas de vacunación y que estas lleguen a toda la población incluyendo los niños más pequeños y con biológicos seguros y efectivos y dejar de creer en la cantidad de remedios caseros y medicamentos que no sirven para nada.
El virus no se ha ido y cada vez va mutando en nuevas variedades de las que se van descubriendo nuevos estragos en el organismo.
Las variantes del virus han dado subidas y bajadas de contagios y mortandad en todo el mundo y ahora hemos iniciado la quinta ola que afecta a muchos niños.