/ lunes 18 de abril de 2022

La reforma eléctrica que los morenistas quisieron resucitar

La semana que terminó trajo consigo muchas lecturas, no solamente la reflexión que trae consigo la Semana Santa, la Pascua de Resurrección, la traición de Judas y las 30 monedas de plata, pago de la vileza cometida, también el darnos cuenta del gobierno que tenemos, obcecado en cumplir los deseos que están destruyendo al país.

Vimos la desesperación de los fariseos guindas queriendo cumplir el capricho de su sumo sacerdote y conseguir los votos necesarios para aprobar una reforma retrógrada, que no menciona en ninguna de sus líneas cómo generará energía para todos y a precios bajos.

Muchos pequeños Herodes fraguando calumnias, intimidaciones, persecuciones y acosos, para persuadir, comprar, sobornar y conseguir la mayoría que tanto necesita su “emperador” para cumplir su deseo monopólico y terminar de destruir al país.

Algunos fueron la reencarnación de Judas Iscariote y aceptaron más de 30 monedas para vender al país y llevarlo a un retroceso histórico respecto al uso de energías limpias; a otros solamente les bastó una embajada.

Muchos fueron los Poncio Pilatos, que antes decían a bocajarro que la reforma energética de 2013 se hizo con base en sobornos, ahora ellos ofrecieron embajadas, fortunas, chantajes y hasta impunidad para completar los votos de una ley a punto de fallecer.

Otros tantos personificaron a Barrabás, valiéndose de artimañas como el proclamar constitucional una ley que, sin duda, parará en los tribunales; el impedir el acceso a los legisladores de oposición el día de la votación o como viles delincuentes vandalizando domicilios.

El domingo la Cámara baja fue el escenario de la procesión de los fariseos de Morena, que quisieron resucitar una reforma que nació agonizante y nada más profetiza un viacrucis donde México se verá obligado a pagar altos costos de indemnizaciones y demandas por no respetar los tratados internacionales y de inversión, todo por los deseos presidenciales que solo destruyen el país.

Coordinador de los senadores del PAN

La semana que terminó trajo consigo muchas lecturas, no solamente la reflexión que trae consigo la Semana Santa, la Pascua de Resurrección, la traición de Judas y las 30 monedas de plata, pago de la vileza cometida, también el darnos cuenta del gobierno que tenemos, obcecado en cumplir los deseos que están destruyendo al país.

Vimos la desesperación de los fariseos guindas queriendo cumplir el capricho de su sumo sacerdote y conseguir los votos necesarios para aprobar una reforma retrógrada, que no menciona en ninguna de sus líneas cómo generará energía para todos y a precios bajos.

Muchos pequeños Herodes fraguando calumnias, intimidaciones, persecuciones y acosos, para persuadir, comprar, sobornar y conseguir la mayoría que tanto necesita su “emperador” para cumplir su deseo monopólico y terminar de destruir al país.

Algunos fueron la reencarnación de Judas Iscariote y aceptaron más de 30 monedas para vender al país y llevarlo a un retroceso histórico respecto al uso de energías limpias; a otros solamente les bastó una embajada.

Muchos fueron los Poncio Pilatos, que antes decían a bocajarro que la reforma energética de 2013 se hizo con base en sobornos, ahora ellos ofrecieron embajadas, fortunas, chantajes y hasta impunidad para completar los votos de una ley a punto de fallecer.

Otros tantos personificaron a Barrabás, valiéndose de artimañas como el proclamar constitucional una ley que, sin duda, parará en los tribunales; el impedir el acceso a los legisladores de oposición el día de la votación o como viles delincuentes vandalizando domicilios.

El domingo la Cámara baja fue el escenario de la procesión de los fariseos de Morena, que quisieron resucitar una reforma que nació agonizante y nada más profetiza un viacrucis donde México se verá obligado a pagar altos costos de indemnizaciones y demandas por no respetar los tratados internacionales y de inversión, todo por los deseos presidenciales que solo destruyen el país.

Coordinador de los senadores del PAN