/ domingo 14 de octubre de 2018

La transformación perredista

No se trató sólo de un ejercicio de autocrítica, sino del reconocimiento de la escasa credibilidad que presenta como partido político. Este fin de semana el exdirigente nacional de PRD, Jesús Zambrano Grijalva, anunció la transformación de esa fuerza política.

El veterano líder de la izquierda fue uno de los fundadores del PRD y actualmente es parte del grupo que ha mantenido la hegemonía interna de dicho partido, junto con Jesús Ortega.

A ellos se les atribuye la salida de los cuadros más emblemáticos del perredismo, comenzando por el líder moral de la izquierda mexicana, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por el actual presidente de la Cámara baja, Porfirio Muñoz Ledo, y por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Ese grupo, conocido entre las tribus perredistas como “Nueva Izquierda”, tuvo sus buenas épocas a finales del siglo pasado, cuando el PRD aún era considerado como uno de los grandes partidos políticos nacionales.

Después comenzaron los días de la decadencia, la desbandada paulatina de cuadros y liderazgos que prefirieron salir de un partido que parecía secuestrado por esa tribu, y más recientemente el éxodo de militantes como consecuencia del nacimiento del Movimiento de Regeneración Nacional y del crecimiento de la figura de López Obrador.

Para ubicar en un contexto de resultados electorales, en los comicios del año 2000 el PRD colocó 16 senadores y 65 diputados federales; en 2006 fueron 36 perredistas en la Cámara alta y 157 en la baja; en 2012, 22 senadores y 104 diputados federales.

Sin embargo, en la actual Legislatura, una vez que irrumpió Morena en el escenario nacional, el Sol Azteca se quedó con ocho senadores y sólo 21 diputados federales, la mayoría de los cuales renunció al partido, que se quedó con una presencia ínfima, minúscula en el Poder Legislativo de nuestro país.

Ante esa decadencia, la corriente Nueva Izquierda decidió una refundación y a ello obedece en anuncio de Jesús Zambrano, quien habló de la fundación de una nueva fuerza política, en virtud de que “el PRD indiscutiblemente ya cumplió con un ciclo muy importante de su vida”.

Dijo que el Sol Azteca debe transformarse para ser una opción creíble de izquierda en México. Sin embargo, para que ello ocurra debe existir primero consenso entre las 15 expresiones que conviven en dicho partido, algo que se antoja muy complicado, dado que hasta ahora, tras casi tres décadas, la uniformidad de criterios y prioridades no se ha registrado al interior del partido, donde cada tribu amina por su lado y de acuerdo sólo con sus intereses.

El problema es que más que una transformación, lo que se espera es un simple cambio de nombre e imagen; en pocas palabras, maquillaje y gatopardismo; cambiar para que todo quede igual, porque si los mismos de siempre desaparecen un partido para fundar uno nuevo con las mismas características e idénticos vicios, no es más que un intento de engaño a los ciudadanos.

Pobre partido, no descansaron hasta verlo hundido en la mediocridad y convertido en un partido bonsái más.

PRD VERACRUZANO, EN MANOS DE EMPLEADOS DEL GOBIERNO

En Veracruz ocurre algo muy parecido a lo que se observa en la dirigencia nacional perredista, porque cada expresión del altiplano tiene un grupo afín en la entidad. Aquí, en Veracruz, uno o dos grupos mantienen el control interno.

En las últimas dos elecciones para gobernador y diputados locales, la alianza con el panismo no aportó al PRD casi nada en términos electorales, aunque sí algunas posiciones en la administración estatal. Al final, esos espacios gubernamentales sólo contribuyeron a generar la percepción de que las cabezas del perredismo eran en realidad empleados de Miguel Ángel Yunes. Por si fuera poco, al partido se le utilizó en el pasado proceso electoral como ariete contra Morena, lo cual fortaleció esa lamentable imagen.

Lo peor para el Sol Azteca, que hace muchos años logró tener hasta senadores por Veracruz, es que terminó devorado por Acción Nacional. Al PRD se le ve, a pesar de lo que diga su dirigencia estatal, plegado, sometido y disminuido.

@luisromero85


No se trató sólo de un ejercicio de autocrítica, sino del reconocimiento de la escasa credibilidad que presenta como partido político. Este fin de semana el exdirigente nacional de PRD, Jesús Zambrano Grijalva, anunció la transformación de esa fuerza política.

El veterano líder de la izquierda fue uno de los fundadores del PRD y actualmente es parte del grupo que ha mantenido la hegemonía interna de dicho partido, junto con Jesús Ortega.

A ellos se les atribuye la salida de los cuadros más emblemáticos del perredismo, comenzando por el líder moral de la izquierda mexicana, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por el actual presidente de la Cámara baja, Porfirio Muñoz Ledo, y por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Ese grupo, conocido entre las tribus perredistas como “Nueva Izquierda”, tuvo sus buenas épocas a finales del siglo pasado, cuando el PRD aún era considerado como uno de los grandes partidos políticos nacionales.

Después comenzaron los días de la decadencia, la desbandada paulatina de cuadros y liderazgos que prefirieron salir de un partido que parecía secuestrado por esa tribu, y más recientemente el éxodo de militantes como consecuencia del nacimiento del Movimiento de Regeneración Nacional y del crecimiento de la figura de López Obrador.

Para ubicar en un contexto de resultados electorales, en los comicios del año 2000 el PRD colocó 16 senadores y 65 diputados federales; en 2006 fueron 36 perredistas en la Cámara alta y 157 en la baja; en 2012, 22 senadores y 104 diputados federales.

Sin embargo, en la actual Legislatura, una vez que irrumpió Morena en el escenario nacional, el Sol Azteca se quedó con ocho senadores y sólo 21 diputados federales, la mayoría de los cuales renunció al partido, que se quedó con una presencia ínfima, minúscula en el Poder Legislativo de nuestro país.

Ante esa decadencia, la corriente Nueva Izquierda decidió una refundación y a ello obedece en anuncio de Jesús Zambrano, quien habló de la fundación de una nueva fuerza política, en virtud de que “el PRD indiscutiblemente ya cumplió con un ciclo muy importante de su vida”.

Dijo que el Sol Azteca debe transformarse para ser una opción creíble de izquierda en México. Sin embargo, para que ello ocurra debe existir primero consenso entre las 15 expresiones que conviven en dicho partido, algo que se antoja muy complicado, dado que hasta ahora, tras casi tres décadas, la uniformidad de criterios y prioridades no se ha registrado al interior del partido, donde cada tribu amina por su lado y de acuerdo sólo con sus intereses.

El problema es que más que una transformación, lo que se espera es un simple cambio de nombre e imagen; en pocas palabras, maquillaje y gatopardismo; cambiar para que todo quede igual, porque si los mismos de siempre desaparecen un partido para fundar uno nuevo con las mismas características e idénticos vicios, no es más que un intento de engaño a los ciudadanos.

Pobre partido, no descansaron hasta verlo hundido en la mediocridad y convertido en un partido bonsái más.

PRD VERACRUZANO, EN MANOS DE EMPLEADOS DEL GOBIERNO

En Veracruz ocurre algo muy parecido a lo que se observa en la dirigencia nacional perredista, porque cada expresión del altiplano tiene un grupo afín en la entidad. Aquí, en Veracruz, uno o dos grupos mantienen el control interno.

En las últimas dos elecciones para gobernador y diputados locales, la alianza con el panismo no aportó al PRD casi nada en términos electorales, aunque sí algunas posiciones en la administración estatal. Al final, esos espacios gubernamentales sólo contribuyeron a generar la percepción de que las cabezas del perredismo eran en realidad empleados de Miguel Ángel Yunes. Por si fuera poco, al partido se le utilizó en el pasado proceso electoral como ariete contra Morena, lo cual fortaleció esa lamentable imagen.

Lo peor para el Sol Azteca, que hace muchos años logró tener hasta senadores por Veracruz, es que terminó devorado por Acción Nacional. Al PRD se le ve, a pesar de lo que diga su dirigencia estatal, plegado, sometido y disminuido.

@luisromero85