/ viernes 7 de diciembre de 2018

La transición empieza

La verdadera transición empieza, durará seis años difíciles y esperanzadores. No será fácil que la burocracia del PRIAN, convertida la mayor parte en empresarios o socios de las grandes empresas nacionales o extranjeras, esté dispuesta a mantener la aparente tolerancia al nuevo gobierno. Porque saben que cumplir con los compromisos del nuevo gobierno y un ataque a fondo contra la corrupción, la pobreza y el desempleo, inevitablemente llevará a enfrentamientos, sino frontales, sí legales y políticos con los verdaderos dueños del poder, esos que López Obrador llama la mafia del poder.

Aun sin tomar las riendas del gobierno la prensa alquilada viene sembrando dudas y desconfianza en el nuevo gobierno, que prende en una pequeña burguesía, llamada “clase media”, temerosa e insegura ante la violencia y la inseguridad tolerada y auspiciada por el mismo régimen que apoyaron durante muchas décadas. Es frecuente oír las críticas e insatisfacciones de esa “subclase” que ya encumbrada en la escala social y económica duda y vacila sobre si fue correcto dar el apoyo a Morena. Ya encumbrados y montados en su egoísmo le dan un empujón a la escalera para que otros que salen de la pobreza, no les roben espacio y oportunidades. El golpe legislativo en contra de Dilma Rousset y la ausencia de los millones que Inácio Lula sacó de la pobreza, Monedero dice que eso muestra que Lula no formó ciudadanos, creó consumidores.

Muchos se siguen preguntando cómo le va a hacer el nuevo gobierno para cumplir con lo prometido: becas, aumentar al doble las pensiones a los adultos mayores, empleos, apoyo a discapacitados y crear las empresas donde irán a laborar los aprendices “becados” y otros compromisos; está demostrado por la realidad que sí hay el dinero suficiente para eso y más: que las grandes empresas nacionales y extranjeras paguen impuesto, cero tolerancia a la corrupción, recorte de personal de primero y segundo nivel y de confianza, bajar al 50% los sueldos de la alta burocracia, recuperar los bienes adquiridos o construidos con el robo al presupuesto y sobre todo que sea la política, y no lo economía, la que determine el rumbo del país. Me explico: nos hemos convertido en importadores de maíz transgénico, pero este gobierno con vocación nacionalista y popular puede estimular y apoyar la siembra del maíz para ser autosuficiente, fijando precio de garantía y dando crédito al campo (recuerde usted la Conasupo, el Banrural y otras instancias de crédito y pero sin corrupción) entonces, así sería la política la que determina lo que es necesario producir. En cambio, cuando es la economía la que determina, nos sometemos a los vaivenes del mercado mundial, que nos dice: “Tú no lo produzcas, nosotros te le vendemos más barato”. Y esto no sucede sólo en el terreno agropecuario, sino en todas las relaciones comerciales y políticas.

La llamada “clase política” desplazada, que tiene conexión con el crimen organizado, soltará sus demonios para hacer más inestable esta transición, sembrando temor, duda y desconfianza. Se acentuarán la violencia y la inseguridad; recuerda usted aquel 1997 cuando ganó Cuauhtémoc árdenas la jefatura del entonces DF, se desató una oleada de robos de bancos, de asaltos e inseguridad, evidentemente fabricados por la burocracia saliente, la gente del DF lo entendió así, y desde entonces no volvió a ganar el PRIAN, a pesar de las gestiones algo turbias de Ebrard y Mancera. El perdón a los duartistas, con todo el escándalo pretendidamente justiciero de Yunes Linares, resultó ser una farsa desde su inicio, acusar a estos ladrones sólo de “desvío” de recursos y de enriquecimiento inexplicable. ¿Y los miles de desaparecidos, y los asesinatos de periodistas y de otros miles de ciudadanos, las cientos de tumbas clandestinas?, ¿quién responde por todo esos crímenes y delitos? El perdón a esta gente nos muestra una vez más que pertenecen a la misma mafia del poder.

Hay un clamor nacional de que se haga justicia y de que se recupere lo robado. Nada de perdón sin olvidar. No, ni perdón ni olvido. En lo particular, creo y confío que los compromisos contraídos serán cumplidos por López Obrador, que no fallará al pueblo y a sus principios. Su trayectoria de luchador social, de político y de funcionario público lo avalan. En este comienzo de la transición debemos hacer efectivo aquello de “No estás solo” y apoyarlo porque su programa es el nuestro, es el de México. No practicar la tradicional subcultura del “Votas y te vas”.

La verdadera transición empieza, durará seis años difíciles y esperanzadores. No será fácil que la burocracia del PRIAN, convertida la mayor parte en empresarios o socios de las grandes empresas nacionales o extranjeras, esté dispuesta a mantener la aparente tolerancia al nuevo gobierno. Porque saben que cumplir con los compromisos del nuevo gobierno y un ataque a fondo contra la corrupción, la pobreza y el desempleo, inevitablemente llevará a enfrentamientos, sino frontales, sí legales y políticos con los verdaderos dueños del poder, esos que López Obrador llama la mafia del poder.

Aun sin tomar las riendas del gobierno la prensa alquilada viene sembrando dudas y desconfianza en el nuevo gobierno, que prende en una pequeña burguesía, llamada “clase media”, temerosa e insegura ante la violencia y la inseguridad tolerada y auspiciada por el mismo régimen que apoyaron durante muchas décadas. Es frecuente oír las críticas e insatisfacciones de esa “subclase” que ya encumbrada en la escala social y económica duda y vacila sobre si fue correcto dar el apoyo a Morena. Ya encumbrados y montados en su egoísmo le dan un empujón a la escalera para que otros que salen de la pobreza, no les roben espacio y oportunidades. El golpe legislativo en contra de Dilma Rousset y la ausencia de los millones que Inácio Lula sacó de la pobreza, Monedero dice que eso muestra que Lula no formó ciudadanos, creó consumidores.

Muchos se siguen preguntando cómo le va a hacer el nuevo gobierno para cumplir con lo prometido: becas, aumentar al doble las pensiones a los adultos mayores, empleos, apoyo a discapacitados y crear las empresas donde irán a laborar los aprendices “becados” y otros compromisos; está demostrado por la realidad que sí hay el dinero suficiente para eso y más: que las grandes empresas nacionales y extranjeras paguen impuesto, cero tolerancia a la corrupción, recorte de personal de primero y segundo nivel y de confianza, bajar al 50% los sueldos de la alta burocracia, recuperar los bienes adquiridos o construidos con el robo al presupuesto y sobre todo que sea la política, y no lo economía, la que determine el rumbo del país. Me explico: nos hemos convertido en importadores de maíz transgénico, pero este gobierno con vocación nacionalista y popular puede estimular y apoyar la siembra del maíz para ser autosuficiente, fijando precio de garantía y dando crédito al campo (recuerde usted la Conasupo, el Banrural y otras instancias de crédito y pero sin corrupción) entonces, así sería la política la que determina lo que es necesario producir. En cambio, cuando es la economía la que determina, nos sometemos a los vaivenes del mercado mundial, que nos dice: “Tú no lo produzcas, nosotros te le vendemos más barato”. Y esto no sucede sólo en el terreno agropecuario, sino en todas las relaciones comerciales y políticas.

La llamada “clase política” desplazada, que tiene conexión con el crimen organizado, soltará sus demonios para hacer más inestable esta transición, sembrando temor, duda y desconfianza. Se acentuarán la violencia y la inseguridad; recuerda usted aquel 1997 cuando ganó Cuauhtémoc árdenas la jefatura del entonces DF, se desató una oleada de robos de bancos, de asaltos e inseguridad, evidentemente fabricados por la burocracia saliente, la gente del DF lo entendió así, y desde entonces no volvió a ganar el PRIAN, a pesar de las gestiones algo turbias de Ebrard y Mancera. El perdón a los duartistas, con todo el escándalo pretendidamente justiciero de Yunes Linares, resultó ser una farsa desde su inicio, acusar a estos ladrones sólo de “desvío” de recursos y de enriquecimiento inexplicable. ¿Y los miles de desaparecidos, y los asesinatos de periodistas y de otros miles de ciudadanos, las cientos de tumbas clandestinas?, ¿quién responde por todo esos crímenes y delitos? El perdón a esta gente nos muestra una vez más que pertenecen a la misma mafia del poder.

Hay un clamor nacional de que se haga justicia y de que se recupere lo robado. Nada de perdón sin olvidar. No, ni perdón ni olvido. En lo particular, creo y confío que los compromisos contraídos serán cumplidos por López Obrador, que no fallará al pueblo y a sus principios. Su trayectoria de luchador social, de político y de funcionario público lo avalan. En este comienzo de la transición debemos hacer efectivo aquello de “No estás solo” y apoyarlo porque su programa es el nuestro, es el de México. No practicar la tradicional subcultura del “Votas y te vas”.