/ lunes 9 de julio de 2018

La verdadera fuerza electoral del SNTE en Veracruz

Los resultados de la jornada electoral del pasado 1 de julio dejaron en evidencia que la supuesta fuerza de la organización sindical del magisterio dejó de ser realidad para convertirse en una falacia.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación hace mucho que dejó de ser la poderosa maquinaria político electoral al servicio del partido en el poder.

Por otro lado, el llamado voto corporativo, que antes era un argumento para hablar de la fuerza del magisterio organizado, simplemente ha desaparecido; cada maestro vota por quien le acomoda y en el pasado quedaron las épocas en las que el sindicato convencía o ejercía presiones a sus agremiados para que votaran al antojo de sus líderes.

El Partido Nueva Alianza, una fuerza política venida a menos que fue fundada por la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, y muy vinculado al actual gobierno federal y al Partido Revolucionario Institucional, perdió su registro como partido político nacional, dado que no alcanzó el tres por ciento de los votos totales.

En Veracruz, en la elección para diputados locales, el Panal sólo consiguió 2.15 por ciento de la votación; y su candidata a la gubernatura, Míriam Judith González, apenas pasó de 37 mil sufragios, un lastimoso 1.1 por ciento.

Por si fuera poco, dos ex dirigentes de la Sección 32 del SNTE, Juan Nicolás Callejas Roldán y Gaudencio Hernández Burgos, quienes contendieron por el Senado y por la Diputación Local por el distrito de Poza Rica, también mordieron el polvo: el candidato a la Cámara Alta llegó a 576 mil 800 sufragios, 15.2 por ciento, en tanto que el abanderado a la curul local sólo obtuvo poco más de 10 mil 400 votos, 10.2 por ciento.

Ninguno de ellos fue realmente competitivo y desde antes del inicio de la contienda formal, todas las encuestas ubicaban a Callejas como el tercer lugar, muy lejos de las posiciones que otorgarían un espacio en la Cámara; y lo mismo ocurría con Gaudencio en un distrito que ha sido dominado en las elecciones recientes por PRD y Morena.

Se supone que en el ámbito nacional, el Sindicato de Trabajadores de la Educación cuenta con un millón 619 mil afiliados. Sin embargo, Nueva Alianza no consiguió en todo el país ni la mitad de esos votos.

Panal, el partido del magisterio, se quedó muy lejos de conservar el registro, dado que no llegó ni a 1.5 por ciento de los sufragios totales.

En Veracruz, el SNTE tiene poco más de 111 mil 300 trabajadores en el sistema público federalizado y estatal; hay dos secciones sumamente fuertes, la 32 y la 56, aunque ésta última es la que mantiene el control de Nueva Alianza. Pues bien, de esa cantidad de supuestos votos cautivos, dicho partido no consiguió ni siquiera 75 mil en la elección para diputados locales, y ni 40 mil en la contienda para gobernador.

¿Cuál fuerza del magisterio? En realidad, la influencia política de este gremio, que en sus épocas de gloria tuvo el control del llamado sector popular del PRI, se quedó en los setentas, acaso en la década de los ochentas, pero después de la primera gran derrota electoral del tricolor, en el año 2000, la importancia y el peso electoral del SNTE se convirtió en historia.

Todavía hace 20 o 30 años, el SNTE exigía posiciones y candidaturas; incluso, había distritos que le estaban reservados, como el de Misantla, que por años era parcela del Sindicato en los tiempos de los extintos líderes Alfonso Arroyo Flores y Juan Nicolás Callejas. Esas etapas se quedaron en el pasado porque en la actualidad, no hay dirigente magisterial que sea competitivo en las urnas. @luisromero85


Los resultados de la jornada electoral del pasado 1 de julio dejaron en evidencia que la supuesta fuerza de la organización sindical del magisterio dejó de ser realidad para convertirse en una falacia.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación hace mucho que dejó de ser la poderosa maquinaria político electoral al servicio del partido en el poder.

Por otro lado, el llamado voto corporativo, que antes era un argumento para hablar de la fuerza del magisterio organizado, simplemente ha desaparecido; cada maestro vota por quien le acomoda y en el pasado quedaron las épocas en las que el sindicato convencía o ejercía presiones a sus agremiados para que votaran al antojo de sus líderes.

El Partido Nueva Alianza, una fuerza política venida a menos que fue fundada por la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, y muy vinculado al actual gobierno federal y al Partido Revolucionario Institucional, perdió su registro como partido político nacional, dado que no alcanzó el tres por ciento de los votos totales.

En Veracruz, en la elección para diputados locales, el Panal sólo consiguió 2.15 por ciento de la votación; y su candidata a la gubernatura, Míriam Judith González, apenas pasó de 37 mil sufragios, un lastimoso 1.1 por ciento.

Por si fuera poco, dos ex dirigentes de la Sección 32 del SNTE, Juan Nicolás Callejas Roldán y Gaudencio Hernández Burgos, quienes contendieron por el Senado y por la Diputación Local por el distrito de Poza Rica, también mordieron el polvo: el candidato a la Cámara Alta llegó a 576 mil 800 sufragios, 15.2 por ciento, en tanto que el abanderado a la curul local sólo obtuvo poco más de 10 mil 400 votos, 10.2 por ciento.

Ninguno de ellos fue realmente competitivo y desde antes del inicio de la contienda formal, todas las encuestas ubicaban a Callejas como el tercer lugar, muy lejos de las posiciones que otorgarían un espacio en la Cámara; y lo mismo ocurría con Gaudencio en un distrito que ha sido dominado en las elecciones recientes por PRD y Morena.

Se supone que en el ámbito nacional, el Sindicato de Trabajadores de la Educación cuenta con un millón 619 mil afiliados. Sin embargo, Nueva Alianza no consiguió en todo el país ni la mitad de esos votos.

Panal, el partido del magisterio, se quedó muy lejos de conservar el registro, dado que no llegó ni a 1.5 por ciento de los sufragios totales.

En Veracruz, el SNTE tiene poco más de 111 mil 300 trabajadores en el sistema público federalizado y estatal; hay dos secciones sumamente fuertes, la 32 y la 56, aunque ésta última es la que mantiene el control de Nueva Alianza. Pues bien, de esa cantidad de supuestos votos cautivos, dicho partido no consiguió ni siquiera 75 mil en la elección para diputados locales, y ni 40 mil en la contienda para gobernador.

¿Cuál fuerza del magisterio? En realidad, la influencia política de este gremio, que en sus épocas de gloria tuvo el control del llamado sector popular del PRI, se quedó en los setentas, acaso en la década de los ochentas, pero después de la primera gran derrota electoral del tricolor, en el año 2000, la importancia y el peso electoral del SNTE se convirtió en historia.

Todavía hace 20 o 30 años, el SNTE exigía posiciones y candidaturas; incluso, había distritos que le estaban reservados, como el de Misantla, que por años era parcela del Sindicato en los tiempos de los extintos líderes Alfonso Arroyo Flores y Juan Nicolás Callejas. Esas etapas se quedaron en el pasado porque en la actualidad, no hay dirigente magisterial que sea competitivo en las urnas. @luisromero85