/ jueves 8 de noviembre de 2018

La violencia escolar

Las agresiones físicas, verbales y psicológicas que sufren algunos estudiantes en las escuelas de todos los niveles es un tema recurrente que requiere atención inmediata por parte de las autoridades educativas y los padres de familia.

La violencia escolar se manifiesta de varias formas, desde empujones, patadas, bofetadas, puntapies, golpes, pasando por poner apodos, emitir chismes, el ciberbullying, los mensajes de texto, escarnios, actos de crítica destructiva, hasta acosos, hostigamientos, humillaciones, críticas destructivas, estigmas, chantajes, entre otros.

Esas formas de agresión provocan en los estudiantes afectados baja autoestima, afectan negativamente su rendimiento escolar, favorecen la deserción escolar y contribuyen a la reproducción de la violencia en la escuela y en otros ámbitos de la sociedad, factores de riesgo que a través de los años, se asocian posteriormente con actitudes ilegales como la drogadicción, el pandillerismo, la prostitución, el secuestro y la extorsión.

Una de las causas de este fenómeno social es la ausencia total o parcial, de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres o tutores para con sus hijos, presencia de actitudes negativas al interior del hogar y dificultades para enseñar a respetar límites. Los hijos de estas familias, generalmente en la escuela se convierten en agresores y con actitudes conflictivas donde su proceder será de hostigar y maltratar a sus compañeros.

Para prevenir la violencia escolar, la labor de los maestros en la escuela debe estar orientada a promover y desarrollar con el ejemplo, actividades que fomenten las buenas relaciones entre la comunidad escolar. Estas relaciones deben estar basadas en el respeto, el diálogo, la cooperación, el apoyo, la solidaridad y el rechazo a cualquier acto de violencia física o verbal, lo cual está inmerso dentro de los valores humanos que se plantean para construir relaciones basadas en el respeto y la afectividad dentro de las instituciones educativas.

Por su parte los padres de familia y tutores no pueden permanecer alejados a la espera de soluciones que procedan única y exclusivamente de la escuela. No se debe olvidar que ellos son los primeros educadores de los niños. Por lo tanto la prevención de la violencia sólo se da desde un camino: la educación en valores como forma de vida, no como teoría. Educar en valores es ante todo educar con el ejemplo para la tolerancia y el respeto mutuo.

En este sentido la labor de la escuela debe reforzar lo que hacen los padres, a través de la construcción de espacios de convivencia respetuosa y pacífica y promoviendo la vivencia de las buenas relaciones donde se afirmen actitudes de respeto, dialogo, democracia y solidaridad.


carlos_jorge27@hotmail.com


Las agresiones físicas, verbales y psicológicas que sufren algunos estudiantes en las escuelas de todos los niveles es un tema recurrente que requiere atención inmediata por parte de las autoridades educativas y los padres de familia.

La violencia escolar se manifiesta de varias formas, desde empujones, patadas, bofetadas, puntapies, golpes, pasando por poner apodos, emitir chismes, el ciberbullying, los mensajes de texto, escarnios, actos de crítica destructiva, hasta acosos, hostigamientos, humillaciones, críticas destructivas, estigmas, chantajes, entre otros.

Esas formas de agresión provocan en los estudiantes afectados baja autoestima, afectan negativamente su rendimiento escolar, favorecen la deserción escolar y contribuyen a la reproducción de la violencia en la escuela y en otros ámbitos de la sociedad, factores de riesgo que a través de los años, se asocian posteriormente con actitudes ilegales como la drogadicción, el pandillerismo, la prostitución, el secuestro y la extorsión.

Una de las causas de este fenómeno social es la ausencia total o parcial, de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres o tutores para con sus hijos, presencia de actitudes negativas al interior del hogar y dificultades para enseñar a respetar límites. Los hijos de estas familias, generalmente en la escuela se convierten en agresores y con actitudes conflictivas donde su proceder será de hostigar y maltratar a sus compañeros.

Para prevenir la violencia escolar, la labor de los maestros en la escuela debe estar orientada a promover y desarrollar con el ejemplo, actividades que fomenten las buenas relaciones entre la comunidad escolar. Estas relaciones deben estar basadas en el respeto, el diálogo, la cooperación, el apoyo, la solidaridad y el rechazo a cualquier acto de violencia física o verbal, lo cual está inmerso dentro de los valores humanos que se plantean para construir relaciones basadas en el respeto y la afectividad dentro de las instituciones educativas.

Por su parte los padres de familia y tutores no pueden permanecer alejados a la espera de soluciones que procedan única y exclusivamente de la escuela. No se debe olvidar que ellos son los primeros educadores de los niños. Por lo tanto la prevención de la violencia sólo se da desde un camino: la educación en valores como forma de vida, no como teoría. Educar en valores es ante todo educar con el ejemplo para la tolerancia y el respeto mutuo.

En este sentido la labor de la escuela debe reforzar lo que hacen los padres, a través de la construcción de espacios de convivencia respetuosa y pacífica y promoviendo la vivencia de las buenas relaciones donde se afirmen actitudes de respeto, dialogo, democracia y solidaridad.


carlos_jorge27@hotmail.com