/ lunes 5 de febrero de 2018

Las cabañuelas, se los llevaron

Durante el primer mes del año, nos explicaron nuestros padres y abuelos que cada día, o mediodía de enero representan los meses del año que iniciaremos. Los primeros 12 días van de enero, febrero, marzo, hasta encontrarse con diciembre, los segundos 12 días (del 13 al 24 de enero) van en sentido contrario, de diciembre, noviembre, hasta llegar a enero. Del 25 al 30 de enero se divide cada día en dos partes; es decir enero y febrero se presentan en las 24 horas del 25; marzo y abril se manifiestan en el día 26; mayo y junio durante el día 27; y así pasan los meses en tan solo unos días. Es un conteo interesante, pero en esos instantes sucede de todo, llueve, hace frío, se siente calor, entre otras cosas.

Hay personas que antes que terminen el año parten hacia el inframundo o hacia el cielo, según las creencias, que son muy respetables. Sin embargo, es extraño que en el transcurso del mes de enero, cuando suceden las cabañuelas, fallezca más gente. Como referencia, ya son varios conocidos que en distintos años han partido hacia el lugar de los justos y es precisamente en enero. Lo misterioso es que al morir uno, al segundo, tercero o a los nueve días, muera otra persona de la misma comunidad. En esos pueblos mueren de manera natural, por cuestiones de enfermedad o por su edad avanzada, muy distinto a lo que sucede en otros lugares, ciudades o estados.

Cada manera de despedir a un ser querido es distinta. Nuestros antepasados realizaban festividades que tardaban hasta varios meses (de 20 días según el calendario maya y azteca) con motivo de la persona que había fallecido, en cambio en las comunidades rurales, indígenas, costeras, áridas del país, últimamente se realizan actividades propias de su identidad y que tienen cierta mezcla de religiosidad originaria, que a veces se combina con el cristianismo, resultando un sincretismo particular, influenciados inconscientemente desde que llegaron más seres humanos a estos suelos, hace más de cinco siglos.

A las personas que hayan perdido un ser querido durante estas fechas, hagan oración y dejen que su alma o espíritu transmigre a la otra dimensión que le corresponde, a la cual ha sido llamado. El cuerpo desaparece, los recuerdos quedarán grabados en las personas con las que convivieron. Ahora nos corresponde seguir caminando por el sendero de la vida. Es cierto, las cabañuelas se los llevaron, pero que podemos hacer, sólo aceptar y prepararnos porque como diría el padre de la logoterapia, Viktor Emil Frankl, una humanidad, aún en la soledad, sí es posible.

Paxkatkatsini (Gracias)

venandiz@hotmail.com

Twitter @tepetototl

Durante el primer mes del año, nos explicaron nuestros padres y abuelos que cada día, o mediodía de enero representan los meses del año que iniciaremos. Los primeros 12 días van de enero, febrero, marzo, hasta encontrarse con diciembre, los segundos 12 días (del 13 al 24 de enero) van en sentido contrario, de diciembre, noviembre, hasta llegar a enero. Del 25 al 30 de enero se divide cada día en dos partes; es decir enero y febrero se presentan en las 24 horas del 25; marzo y abril se manifiestan en el día 26; mayo y junio durante el día 27; y así pasan los meses en tan solo unos días. Es un conteo interesante, pero en esos instantes sucede de todo, llueve, hace frío, se siente calor, entre otras cosas.

Hay personas que antes que terminen el año parten hacia el inframundo o hacia el cielo, según las creencias, que son muy respetables. Sin embargo, es extraño que en el transcurso del mes de enero, cuando suceden las cabañuelas, fallezca más gente. Como referencia, ya son varios conocidos que en distintos años han partido hacia el lugar de los justos y es precisamente en enero. Lo misterioso es que al morir uno, al segundo, tercero o a los nueve días, muera otra persona de la misma comunidad. En esos pueblos mueren de manera natural, por cuestiones de enfermedad o por su edad avanzada, muy distinto a lo que sucede en otros lugares, ciudades o estados.

Cada manera de despedir a un ser querido es distinta. Nuestros antepasados realizaban festividades que tardaban hasta varios meses (de 20 días según el calendario maya y azteca) con motivo de la persona que había fallecido, en cambio en las comunidades rurales, indígenas, costeras, áridas del país, últimamente se realizan actividades propias de su identidad y que tienen cierta mezcla de religiosidad originaria, que a veces se combina con el cristianismo, resultando un sincretismo particular, influenciados inconscientemente desde que llegaron más seres humanos a estos suelos, hace más de cinco siglos.

A las personas que hayan perdido un ser querido durante estas fechas, hagan oración y dejen que su alma o espíritu transmigre a la otra dimensión que le corresponde, a la cual ha sido llamado. El cuerpo desaparece, los recuerdos quedarán grabados en las personas con las que convivieron. Ahora nos corresponde seguir caminando por el sendero de la vida. Es cierto, las cabañuelas se los llevaron, pero que podemos hacer, sólo aceptar y prepararnos porque como diría el padre de la logoterapia, Viktor Emil Frankl, una humanidad, aún en la soledad, sí es posible.

Paxkatkatsini (Gracias)

venandiz@hotmail.com

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