/ miércoles 6 de febrero de 2019

Las (des) mañaneras

Nadie le puede negar un nuevo estilo de comunicación, aunque no descubre un hilo negro bíblico, sí se asemeja a una cita para anunciar decretos y capitalizar la exposición en vivo en las mañaneras y así, conservar el capital electoral ya como mandatario.

Los temas que en su mayoría son seleccionados para hacer una apología del gobierno, se han tenido que mover constantemente de acuerdo a la necesidad de poner, componer y reencauzar información.

Sin embargo, la mayoría de las veces, el presidente contesta a la defensiva más que con fundamentos informativos, prefiere los adjetivos, principalmente las descalificaciones.

El ejemplo inmediato es lo que aconteció ayer miércoles, cuando de nuevo arremetió contra un periódico de circulación nacional por el tema de las declaraciones patrimoniales, de manera reiterativa se refirió al medio de comunicación, como prensa “fifí” y conservadora.

Los reporteros, verdaderos mártires, que acuden de madrugada a un extenso y frío salón en Palacio Nacional, hacen obvia la falta de apoyo editorial de sus distintas empresas para preguntar con libertad los temas que verdaderamente interesan.

Lo que sí se quiere decir, lo anuncia el propio presidente, en la mayoría de la veces, solo con el acompañamiento físico de funcionarios de alto nivel que asemejan a un elemento más de escenografía.

Se insiste, que habrá un desgaste ante la sobreexposición mañanera, en la cual, se han dado a conocer datos inexactos o falsos por la falta de tiempo por parte del presidente y sus colaboradores para confirmar información requerida.

Las (des) mañaneras diarias, son demasiado tiempo durante seis años; ya corren apuestas acerca del aguante del presidente para levantarse lo que resta de su gobierno a las 4 de la mañana para antes revisar los temas a debatir con la prensa.

Este ejercicio extremo de comunicación también ha servido como escenario de ataque para los llamados adversarios políticos; incluye la dosis de golpes para responder a los detractores.

Lo que es un hecho, es que tanto la prensa que cubre la presidencia, como los altos funcionarios que son llamados a las mañaneras, se notan aburridos, si no es que hartos, con claros signos de cansancio y eso que apenas se acaban de cumplir dos meses del arranque del gobierno federal.

A ver cuantos logran seguirle el paso al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien hay que decirlo, no tiene planeado mover su guión (des) mañanero.

Ágora

Que los trabajadores finiquiten sus créditos Infonavit y obtengan las escrituras de sus bienes, sí que es una buena noticia.

Ahora solo falta que el programa que anunció el presidente López Obrador se concrete y pueda ser una realidad para miles de mexicanos que se ahogan en deudas.

@monicamarena

Nadie le puede negar un nuevo estilo de comunicación, aunque no descubre un hilo negro bíblico, sí se asemeja a una cita para anunciar decretos y capitalizar la exposición en vivo en las mañaneras y así, conservar el capital electoral ya como mandatario.

Los temas que en su mayoría son seleccionados para hacer una apología del gobierno, se han tenido que mover constantemente de acuerdo a la necesidad de poner, componer y reencauzar información.

Sin embargo, la mayoría de las veces, el presidente contesta a la defensiva más que con fundamentos informativos, prefiere los adjetivos, principalmente las descalificaciones.

El ejemplo inmediato es lo que aconteció ayer miércoles, cuando de nuevo arremetió contra un periódico de circulación nacional por el tema de las declaraciones patrimoniales, de manera reiterativa se refirió al medio de comunicación, como prensa “fifí” y conservadora.

Los reporteros, verdaderos mártires, que acuden de madrugada a un extenso y frío salón en Palacio Nacional, hacen obvia la falta de apoyo editorial de sus distintas empresas para preguntar con libertad los temas que verdaderamente interesan.

Lo que sí se quiere decir, lo anuncia el propio presidente, en la mayoría de la veces, solo con el acompañamiento físico de funcionarios de alto nivel que asemejan a un elemento más de escenografía.

Se insiste, que habrá un desgaste ante la sobreexposición mañanera, en la cual, se han dado a conocer datos inexactos o falsos por la falta de tiempo por parte del presidente y sus colaboradores para confirmar información requerida.

Las (des) mañaneras diarias, son demasiado tiempo durante seis años; ya corren apuestas acerca del aguante del presidente para levantarse lo que resta de su gobierno a las 4 de la mañana para antes revisar los temas a debatir con la prensa.

Este ejercicio extremo de comunicación también ha servido como escenario de ataque para los llamados adversarios políticos; incluye la dosis de golpes para responder a los detractores.

Lo que es un hecho, es que tanto la prensa que cubre la presidencia, como los altos funcionarios que son llamados a las mañaneras, se notan aburridos, si no es que hartos, con claros signos de cansancio y eso que apenas se acaban de cumplir dos meses del arranque del gobierno federal.

A ver cuantos logran seguirle el paso al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien hay que decirlo, no tiene planeado mover su guión (des) mañanero.

Ágora

Que los trabajadores finiquiten sus créditos Infonavit y obtengan las escrituras de sus bienes, sí que es una buena noticia.

Ahora solo falta que el programa que anunció el presidente López Obrador se concrete y pueda ser una realidad para miles de mexicanos que se ahogan en deudas.

@monicamarena