/ domingo 17 de enero de 2021

Las “mañaneras”, una fábrica de mentiras de la 4T

Durante la competida elección presidencial de 2006, el candidato de la izquierda rechazó una y otra vez las expresiones públicas del entonces presidente Vicente Fox, acusando que se trataba de una intervención flagrante en contra de la equidad e imparcialidad de la contienda.

Como resultado de esa elección, todos los partidos políticos aprobamos reformas a la Constitución que prohíben la propaganda gubernamental durante las campañas electorales por parte del presidente de la República, los gobernadores y los presidentes municipales; la norma ha aplicado de manera indistinta a todos los mandatarios desde la reforma electoral de 2007. Ese candidato de la izquierda era Andrés Manuel López Obrador.

El viernes pasado, como lo señala la Constitución, el Consejo General del INE aprobó ordenar al presidente de la República, gobernadores y funcionarios abstenerse de hablar en público sobre el proceso electoral. De esta forma, López Obrador sí puede continuar ofreciendo sus conferencias mañaneras, pero no podrá expresarse sobre el proceso electoral que está en curso y quienes participan en él; sólo podrá hacerlo en asuntos relativos a la educación, la salud y para casos de emergencia en materia de protección civil.

A largo de la semana, mientras rompíamos récords de contagios y decesos en días continuos a causa del Covid-19, el Presidente dedicó muchas horas a defender “su libertad de expresión” y calificar de “censura” e “intolerante” la decisión del INE, ya que las mañaneras son un ejercicio para “garantizar el derecho que tiene el pueblo a informarse”.

Esta expresión se suma a las más de 37 mil mentiras que ha dicho el Presidente a lo largo de sus dos primeros años de gobierno. De acuerdo al seguimiento que se ha dado a sus conferencias de prensa, López Obrador ha expresado más falsedades en dos años de las que dijo el presidente Donald Trump en toda su administración. En consecuencia, las mañaneras no son otra cosa que una fábrica de mentiras y adoctrinamiento de la 4T.

Primero. No se vulnera la libertad de expresión porque nadie ha propuesto la cancelación de las “mañaneras”; lo que se aprobó es que no se transmitan en cadena nacional durante el tiempo que duren las campañas, como ya sucedió el año pasado durante las elecciones de Hidalgo y Coahuila, disposición que el Presidente acató sin reserva alguna, ni alegar ningún tipo de censura.

Segundo. El acuerdo del Consejo General del INE –que no la decisión de su presidente Lorenzo Córdoba- no es un acto de censura e intolerancia, sino un mandato de la Constitución, en cuyo artículo 41, apartado C, decreta que: “durante el tiempo que comprendan las campañas electorales federales y locales y hasta la conclusión de la respectiva jornada comicial, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, tanto de los poderes federales, como de las entidades federativas, así como de los municipios, de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México y cualquier otro ente público. Las únicas excepciones a lo anterior serán las campañas de información de las autoridades electorales, las relativas a servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección civil en casos de emergencia”.

Tercero. Tampoco se trata de un ejercicio de información y transparencia que garantice “el derecho que tiene el pueblo a informarse”. En sus dos años de gobierno, López Obrador ha encabezado más de 500 “mañaneras” en las que según un análisis de SPIN Taller de Comunicación Política, se calcula que ha dado más de 37 mil declaraciones y datos falsos o sin bases comprobables.

El Presidente ha convertido el atril de las conferencias “mañaneras” en un púlpito desde el que predica la doctrina del cuatroteísmo. Todos los días difunde propaganda electoral en la que suele referirse a la oposición como golpistas y “conservadores” que quieren “regresar al pasado corrupto” para “recuperar sus privilegios”.

En el caso del actual proceso electoral acusó que lo que busca la alianza opositora es ganar mayoría en el Congreso para “apoderarse del presupuesto” y “recortar el dinero destinado a programas sociales”. Eso no es más que propaganda política.

El eterno candidato y emblemático luchador social de la izquierda mexicana debería ser hoy la conciencia del Presidente.

Hasta siempre, querido Edmundo

Con mucha tristeza ayer recibí la noticia del fallecimiento de Edmundo Martínez Zaleta, un político muy preparado que siempre se distinguió por su honestidad y talento. Cuando fui líder estatal juvenil, él era el presidente del CDE del PRI. En mi campaña a gobernador de Veracruz fue mi Coordinador General Operativo; hasta ayer, era mi suplente como diputado federal. Le decía yo “mi propietario“; él correspondía mi afecto llamándome “hermano menor“. Descansa en paz, mi queridísimo Edmundo Martínez Zaleta.

Diputado federal del PRI

facebook: HectorYunes

instagram: hectoryuneslanda

twitter: @HectorYunes

Durante la competida elección presidencial de 2006, el candidato de la izquierda rechazó una y otra vez las expresiones públicas del entonces presidente Vicente Fox, acusando que se trataba de una intervención flagrante en contra de la equidad e imparcialidad de la contienda.

Como resultado de esa elección, todos los partidos políticos aprobamos reformas a la Constitución que prohíben la propaganda gubernamental durante las campañas electorales por parte del presidente de la República, los gobernadores y los presidentes municipales; la norma ha aplicado de manera indistinta a todos los mandatarios desde la reforma electoral de 2007. Ese candidato de la izquierda era Andrés Manuel López Obrador.

El viernes pasado, como lo señala la Constitución, el Consejo General del INE aprobó ordenar al presidente de la República, gobernadores y funcionarios abstenerse de hablar en público sobre el proceso electoral. De esta forma, López Obrador sí puede continuar ofreciendo sus conferencias mañaneras, pero no podrá expresarse sobre el proceso electoral que está en curso y quienes participan en él; sólo podrá hacerlo en asuntos relativos a la educación, la salud y para casos de emergencia en materia de protección civil.

A largo de la semana, mientras rompíamos récords de contagios y decesos en días continuos a causa del Covid-19, el Presidente dedicó muchas horas a defender “su libertad de expresión” y calificar de “censura” e “intolerante” la decisión del INE, ya que las mañaneras son un ejercicio para “garantizar el derecho que tiene el pueblo a informarse”.

Esta expresión se suma a las más de 37 mil mentiras que ha dicho el Presidente a lo largo de sus dos primeros años de gobierno. De acuerdo al seguimiento que se ha dado a sus conferencias de prensa, López Obrador ha expresado más falsedades en dos años de las que dijo el presidente Donald Trump en toda su administración. En consecuencia, las mañaneras no son otra cosa que una fábrica de mentiras y adoctrinamiento de la 4T.

Primero. No se vulnera la libertad de expresión porque nadie ha propuesto la cancelación de las “mañaneras”; lo que se aprobó es que no se transmitan en cadena nacional durante el tiempo que duren las campañas, como ya sucedió el año pasado durante las elecciones de Hidalgo y Coahuila, disposición que el Presidente acató sin reserva alguna, ni alegar ningún tipo de censura.

Segundo. El acuerdo del Consejo General del INE –que no la decisión de su presidente Lorenzo Córdoba- no es un acto de censura e intolerancia, sino un mandato de la Constitución, en cuyo artículo 41, apartado C, decreta que: “durante el tiempo que comprendan las campañas electorales federales y locales y hasta la conclusión de la respectiva jornada comicial, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, tanto de los poderes federales, como de las entidades federativas, así como de los municipios, de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México y cualquier otro ente público. Las únicas excepciones a lo anterior serán las campañas de información de las autoridades electorales, las relativas a servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección civil en casos de emergencia”.

Tercero. Tampoco se trata de un ejercicio de información y transparencia que garantice “el derecho que tiene el pueblo a informarse”. En sus dos años de gobierno, López Obrador ha encabezado más de 500 “mañaneras” en las que según un análisis de SPIN Taller de Comunicación Política, se calcula que ha dado más de 37 mil declaraciones y datos falsos o sin bases comprobables.

El Presidente ha convertido el atril de las conferencias “mañaneras” en un púlpito desde el que predica la doctrina del cuatroteísmo. Todos los días difunde propaganda electoral en la que suele referirse a la oposición como golpistas y “conservadores” que quieren “regresar al pasado corrupto” para “recuperar sus privilegios”.

En el caso del actual proceso electoral acusó que lo que busca la alianza opositora es ganar mayoría en el Congreso para “apoderarse del presupuesto” y “recortar el dinero destinado a programas sociales”. Eso no es más que propaganda política.

El eterno candidato y emblemático luchador social de la izquierda mexicana debería ser hoy la conciencia del Presidente.

Hasta siempre, querido Edmundo

Con mucha tristeza ayer recibí la noticia del fallecimiento de Edmundo Martínez Zaleta, un político muy preparado que siempre se distinguió por su honestidad y talento. Cuando fui líder estatal juvenil, él era el presidente del CDE del PRI. En mi campaña a gobernador de Veracruz fue mi Coordinador General Operativo; hasta ayer, era mi suplente como diputado federal. Le decía yo “mi propietario“; él correspondía mi afecto llamándome “hermano menor“. Descansa en paz, mi queridísimo Edmundo Martínez Zaleta.

Diputado federal del PRI

facebook: HectorYunes

instagram: hectoryuneslanda

twitter: @HectorYunes