/ viernes 17 de enero de 2020

“Las orejas” de palacio

En sus memorias, Joseph Goebbels, el súper Ministro de Información de Adolf Hitler, dice que la fuerza de la Gestapo, la ultra contra súper policía violenta y represiva, eran “las orejas”.

Es decir, los informantes espías que por todos lados, hasta en las familias, tenía el nazismo, tiempo cuando hasta los hijos traicionaban a los padres en aquella historia sórdida y siniestra de la humanidad.

Y desde tiempo inmemorial, “las orejas” siempre han existido como parte del equipo gobernante en turno. Desde los presidentes municipales hasta los gobernadores y los presidentes de la república.

En los tiempos priistas y panistas, por ejemplo, “las orejas” eran parte del CISEN, Centro de Información y Seguridad Nacional.

Por eso cuando el año anterior un grupo de reporteros jarochos escribió una cartita al góber jarocho de AMLO (nunca contestada) denunciando intromisiones de “las orejas” hasta en sus vidas personales, ni se diga en el oficio reporteril, araron en el surco infértil pues “las orejitas” ahí siguen, imperturbables, con vida eterna.

De acuerdo con las versiones de algunos diaristas hay reporteros, por ejemplo, que de plano se han aliado con “las orejas” y formado una especie de pool para intercambiar informaciones entre ellos, desde los eventos programadas hasta los consumados y desde las declaraciones banqueteras y grabaciones hasta los boletines.

Así, se dicen unos y otros, trabajando juntos en vez de mirarse y tratarse como adversarios, enemigos y espías, mejor cohabitan entre ellos y tienen y mantienen el control informativo de la ciudad.

Y más, en un oficio periodístico donde a veces suelen darse pasiones descomunales por las exclusivas y que, todo indica, desaparecieron desde hace muchos años cuando se fundaron cooperativas reporteriles para ayudarse con las notas.

El caso es que más allá de los diaristas quisquillosos con “las orejas”, más bien parecen estarse dando valores entendidos bajo la regla universal de que si no puedes con el enemigo, nada más inteligente que aliarse con ellos, y quien quita en una de esas hasta los recomienda con el jefe máximo y embute les corresponde.

Y más ahora cuando los convenios del gobierno con los medios “son chiquitos, muy chiquititos” como dice el gobernador, aun cuando, y al mismo tiempo, y como expresan uno que otro director, “cuando menos alcanza para pagar la nómina”.

Bastaría referir que en el tiempo de Morena hay reporteros que guardaron la libreta de taquigrafía y la grabadora y se vistieron de burócratas y trabajan en alguna secretaría del gabinete legal. Incluso, y en algunos casos, hasta de jefes máximos.

La secretaría de Educación ocupa el primer lugar en oportunidades laborales para los tundeteclas, pues el titular suspira por la candidatura de Morena a gobernador de Veracruz en el año 2024 y como parte de la estrategia incorporó a un montón a la nómina y ahí los tiene, incluso, hasta con el visto bueno para seguir desempeñándose como reporteros y columnistas.

Otros de plano “colgaron los guantes” y se volvieron Morenistas puros, quizá porque en sus entrañas y neuronas palpita la pasión de la izquierda.

En unos casos, según el trascendido, “unos orejas” les habrían abierto las puertas de Morena para treparse al barco sexenal y de ser así, pues entonces solo resta agradecer la generosidad de ellos pues nunca será igual un salario mensual de entre 4 y 5 mil pesos a 6 y 7 mil, en el mejor de los casos, como empleado de un medio que a unos 15, 20, 25 mil, o más, chambeando en el gobierno de Veracruz.

En sus memorias, Joseph Goebbels, el súper Ministro de Información de Adolf Hitler, dice que la fuerza de la Gestapo, la ultra contra súper policía violenta y represiva, eran “las orejas”.

Es decir, los informantes espías que por todos lados, hasta en las familias, tenía el nazismo, tiempo cuando hasta los hijos traicionaban a los padres en aquella historia sórdida y siniestra de la humanidad.

Y desde tiempo inmemorial, “las orejas” siempre han existido como parte del equipo gobernante en turno. Desde los presidentes municipales hasta los gobernadores y los presidentes de la república.

En los tiempos priistas y panistas, por ejemplo, “las orejas” eran parte del CISEN, Centro de Información y Seguridad Nacional.

Por eso cuando el año anterior un grupo de reporteros jarochos escribió una cartita al góber jarocho de AMLO (nunca contestada) denunciando intromisiones de “las orejas” hasta en sus vidas personales, ni se diga en el oficio reporteril, araron en el surco infértil pues “las orejitas” ahí siguen, imperturbables, con vida eterna.

De acuerdo con las versiones de algunos diaristas hay reporteros, por ejemplo, que de plano se han aliado con “las orejas” y formado una especie de pool para intercambiar informaciones entre ellos, desde los eventos programadas hasta los consumados y desde las declaraciones banqueteras y grabaciones hasta los boletines.

Así, se dicen unos y otros, trabajando juntos en vez de mirarse y tratarse como adversarios, enemigos y espías, mejor cohabitan entre ellos y tienen y mantienen el control informativo de la ciudad.

Y más, en un oficio periodístico donde a veces suelen darse pasiones descomunales por las exclusivas y que, todo indica, desaparecieron desde hace muchos años cuando se fundaron cooperativas reporteriles para ayudarse con las notas.

El caso es que más allá de los diaristas quisquillosos con “las orejas”, más bien parecen estarse dando valores entendidos bajo la regla universal de que si no puedes con el enemigo, nada más inteligente que aliarse con ellos, y quien quita en una de esas hasta los recomienda con el jefe máximo y embute les corresponde.

Y más ahora cuando los convenios del gobierno con los medios “son chiquitos, muy chiquititos” como dice el gobernador, aun cuando, y al mismo tiempo, y como expresan uno que otro director, “cuando menos alcanza para pagar la nómina”.

Bastaría referir que en el tiempo de Morena hay reporteros que guardaron la libreta de taquigrafía y la grabadora y se vistieron de burócratas y trabajan en alguna secretaría del gabinete legal. Incluso, y en algunos casos, hasta de jefes máximos.

La secretaría de Educación ocupa el primer lugar en oportunidades laborales para los tundeteclas, pues el titular suspira por la candidatura de Morena a gobernador de Veracruz en el año 2024 y como parte de la estrategia incorporó a un montón a la nómina y ahí los tiene, incluso, hasta con el visto bueno para seguir desempeñándose como reporteros y columnistas.

Otros de plano “colgaron los guantes” y se volvieron Morenistas puros, quizá porque en sus entrañas y neuronas palpita la pasión de la izquierda.

En unos casos, según el trascendido, “unos orejas” les habrían abierto las puertas de Morena para treparse al barco sexenal y de ser así, pues entonces solo resta agradecer la generosidad de ellos pues nunca será igual un salario mensual de entre 4 y 5 mil pesos a 6 y 7 mil, en el mejor de los casos, como empleado de un medio que a unos 15, 20, 25 mil, o más, chambeando en el gobierno de Veracruz.

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