/ viernes 18 de enero de 2019

Las vacas y la jauría

“En una plaza rodeada de árboles, con una gran estatua al centro, una jauría esta devorando a un hombre”. Los perros sacudían los miembros para “arrancar al hueso la carne desgarrada con los dientes”. La escena fue observada por la mujer del médico entre decenas de ciegos, en el relato de ficción de José Saramago publicado en 1995.

Sí, en “Ensayo sobre la ceguera” expone lo más primitivo de las personas con tal de sobrevivir, pero al final deja ver una luz de esperanza en la sociedad. Mantiene la fe.

Apenas este lunes, decenas de personas observaron una jauría que se abalanzó sobre un tráiler que trasportaba ganado en pie y con desorden e irracionalidad acabaron con las vacas.

Tras sufrir un accidente entre Ciudad Isla y Cosamaloapan, el tractocamión fue abordado por la horda. En pequeños y grandes grupos, con palos y machetes en mano, golpearon salvajemente a las reses hasta matarlas y destazarlas. Ocurrió sobre la autopista y a un costado, sin que nadie intentara evitarlo.

En el mejor de los casos, lazaron y hostigaron a los semovientes para robárselos. “Jálala duro!” y “¡Eh, vaca! Gritaban. También sonaba el machete cuando golpeaban y cortaban la carne. Y por si fuera poco, a unos metros yacía el cuerpo de un migrante en la carretera, quien murió en el accidente carretero.

Millones más “observaron” la furia de la manada a través del celular, la pantalla del ordenador o de la televisión. El video con una duración de menos de dos minutos se viralizó en las redes sociales en unas cuantas horas y se replicó en medios de comunicación locales y nacionales.

Con anterioridad, y de manera más constante en Veracruz, ya se habían registrado actos de rapiña: de cerveza, azúcar, despensas, queso, productos de limpieza, pero no había quedado tan expuesta la naturaleza de la jauría humana.

Los “rapiñeros” se han convertido ya en un problema para empresarios y transportistas, afecta su economía, sus rutas y operatividad. También expone la violencia y la barbarie en un territorio que urge pacificar.

“Las calles están llenas de ciegos que andan buscando algo que se coma”, bien dice Saramago.

Twitter @ydlan

Transparencia3.0@hotmail.com

“En una plaza rodeada de árboles, con una gran estatua al centro, una jauría esta devorando a un hombre”. Los perros sacudían los miembros para “arrancar al hueso la carne desgarrada con los dientes”. La escena fue observada por la mujer del médico entre decenas de ciegos, en el relato de ficción de José Saramago publicado en 1995.

Sí, en “Ensayo sobre la ceguera” expone lo más primitivo de las personas con tal de sobrevivir, pero al final deja ver una luz de esperanza en la sociedad. Mantiene la fe.

Apenas este lunes, decenas de personas observaron una jauría que se abalanzó sobre un tráiler que trasportaba ganado en pie y con desorden e irracionalidad acabaron con las vacas.

Tras sufrir un accidente entre Ciudad Isla y Cosamaloapan, el tractocamión fue abordado por la horda. En pequeños y grandes grupos, con palos y machetes en mano, golpearon salvajemente a las reses hasta matarlas y destazarlas. Ocurrió sobre la autopista y a un costado, sin que nadie intentara evitarlo.

En el mejor de los casos, lazaron y hostigaron a los semovientes para robárselos. “Jálala duro!” y “¡Eh, vaca! Gritaban. También sonaba el machete cuando golpeaban y cortaban la carne. Y por si fuera poco, a unos metros yacía el cuerpo de un migrante en la carretera, quien murió en el accidente carretero.

Millones más “observaron” la furia de la manada a través del celular, la pantalla del ordenador o de la televisión. El video con una duración de menos de dos minutos se viralizó en las redes sociales en unas cuantas horas y se replicó en medios de comunicación locales y nacionales.

Con anterioridad, y de manera más constante en Veracruz, ya se habían registrado actos de rapiña: de cerveza, azúcar, despensas, queso, productos de limpieza, pero no había quedado tan expuesta la naturaleza de la jauría humana.

Los “rapiñeros” se han convertido ya en un problema para empresarios y transportistas, afecta su economía, sus rutas y operatividad. También expone la violencia y la barbarie en un territorio que urge pacificar.

“Las calles están llenas de ciegos que andan buscando algo que se coma”, bien dice Saramago.

Twitter @ydlan

Transparencia3.0@hotmail.com