/ viernes 22 de noviembre de 2019

Lealtad al presidente

Con la sola presencia militar se impuso la solemnidad en el aniversario número 109 de la Revolución Mexicana.

Esto por encima del caos que pretendían sembrar, líderes campesinos y sus huestes, quienes en tiempo y forma, no lograron que la Cámara de Diputados incrementara el monto de recursos destinados al campo, del presupuesto público que hasta ayer no había sido aprobado.

Dirigentes de organizaciones campesinas de diversas regiones del país y sus seguidores, han permanecido acampando en la vía publica, en los alrededores del recinto de los diputados, sin resultados favorables para su causa y por tal motivo pretendieron (sin éxito), impedir el gran evento presidido por AMLO, con la escenificación de la Independencia, Reforma y Revolución, como preludio de la 4ª. Transformación que abandera López Obrador.

La disciplina y el orden de las fuerzas castrenses, volvieron a manifestarse durante el desfile militar; además de la integridad, espíritu de cuerpo y profesionalismo, valores todos que imponen respeto a los uniformados, quienes si fuera necesario ofrendarían sus vidas en defensa de la sociedad civil, la Soberanía Nacional y el orden jurídico, con pleno respeto a los Derechos Humanos.

Entre las facultades y obligaciones del Presidente, se encuentra la disposición de las fuerzas armadas, para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación. Esta facultad que además reconoce al Presidente como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, a partir de la reforma constitucional de 2004, desapareció de la Carta Magna con esa claridad y fuerza legal, para incluirla en el artículo 11 de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

Por lo que hace a la recién conformada Guardia Nacional, sigue brillando por su ineficacia, no obstante la necesidad de su creación, bajo un mando civil para combatir la criminalidad y garantizar la paz y la seguridad; todavía es tiempo de rescatarla removiendo al Secretario de Seguridad, quien no ha podido responder a la confianza del Presidente.

Después de la detención y liberación de Ovidio Guzmán López, las masacres de Nuevo Laredo y de los niños y señoras de la familia LeBarón, por solo citar los más sonados casos de la criminalidad, quien hace bien en no aparecer cerca de López Obrador, si tuviera una poca de dignidad y ética profesional, es Alfonso Durazo, quien debe renunciar a su jefe al no cumplir el compromiso adquirido con México.

Con la sola presencia militar se impuso la solemnidad en el aniversario número 109 de la Revolución Mexicana.

Esto por encima del caos que pretendían sembrar, líderes campesinos y sus huestes, quienes en tiempo y forma, no lograron que la Cámara de Diputados incrementara el monto de recursos destinados al campo, del presupuesto público que hasta ayer no había sido aprobado.

Dirigentes de organizaciones campesinas de diversas regiones del país y sus seguidores, han permanecido acampando en la vía publica, en los alrededores del recinto de los diputados, sin resultados favorables para su causa y por tal motivo pretendieron (sin éxito), impedir el gran evento presidido por AMLO, con la escenificación de la Independencia, Reforma y Revolución, como preludio de la 4ª. Transformación que abandera López Obrador.

La disciplina y el orden de las fuerzas castrenses, volvieron a manifestarse durante el desfile militar; además de la integridad, espíritu de cuerpo y profesionalismo, valores todos que imponen respeto a los uniformados, quienes si fuera necesario ofrendarían sus vidas en defensa de la sociedad civil, la Soberanía Nacional y el orden jurídico, con pleno respeto a los Derechos Humanos.

Entre las facultades y obligaciones del Presidente, se encuentra la disposición de las fuerzas armadas, para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación. Esta facultad que además reconoce al Presidente como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, a partir de la reforma constitucional de 2004, desapareció de la Carta Magna con esa claridad y fuerza legal, para incluirla en el artículo 11 de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

Por lo que hace a la recién conformada Guardia Nacional, sigue brillando por su ineficacia, no obstante la necesidad de su creación, bajo un mando civil para combatir la criminalidad y garantizar la paz y la seguridad; todavía es tiempo de rescatarla removiendo al Secretario de Seguridad, quien no ha podido responder a la confianza del Presidente.

Después de la detención y liberación de Ovidio Guzmán López, las masacres de Nuevo Laredo y de los niños y señoras de la familia LeBarón, por solo citar los más sonados casos de la criminalidad, quien hace bien en no aparecer cerca de López Obrador, si tuviera una poca de dignidad y ética profesional, es Alfonso Durazo, quien debe renunciar a su jefe al no cumplir el compromiso adquirido con México.