/ miércoles 25 de mayo de 2022

Lecciones de Rusia para México

La invasión a Ucrania por parte de Vladimir Putin devela ante el mundo --en especial a los países latinoamericanos-- graves errores que conviene estudiar para corregir prácticas gubernamentales que hacen fracasar a los países en conseguir el bien común. La verdad sí existe y se puede encontrar, pero es necesario esforzarse para acercarse lo más posible a ella.

¿Por qué Rusia, siendo una potencia militar, no ha tenido éxito en su ataque a Ucrania? Ya han pasado prácticamente tres meses y lo que parecía una “operación militar” que se esperaba se resolviera en días le ha costado al régimen de Putin el 30% de su capacidad bélica, de acuerdo con lo que han analizado diversos expertos. Lo anterior tiene varios componentes, pero los más importantes son los modelos políticos y económicos que imperan en ese país. Después de la caída de la URSS por su incapacidad de mejorar la vida de sus habitantes, Rusia inició una transformación política y económica para modernizarse, pero no logró consolidar una auténtica democracia ni una economía de mercado en toda forma.

En lo político, Rusia es gobernada prácticamente por un “zar”. Putin está al frente del poder de la Federación Rusa desde 1999, cuando fue electo primer ministro; de 2000-2008, presidente; de 2008-2012 nuevamente pimer ministro y, en la actualidad, presidente desde el 2012. El año pasado aprobó una ley que le permitirá ser reelecto hasta el 2036. Hasta el momento ha gobernado a su país por dos décadas.

A pesar de que se ha transformado la economía de ese país, aún se conserva una enorme intervención del Estado en diversos ámbitos, incluyendo el militar, pero en la realidad se puede observar el resultado de ese estatismo o dirigismo, pues los tanques, vehículos militares, helicópteros, aviones y en general todo el armamento ruso que muestran en los desfiles y propaganda es obsoleto y está en malas condiciones.

El principal error de Rusia es que su arsenal se fabrica, desde el 2007, en una empresa estatal denominada Rostec (State Corporation for Assistance to Development, Production and Export of Advanced Technology Industrial Product Rostec), que integra a más de 700 empresas de la industria para la defensa y sectores civiles. Las democracias occidentales, por su parte, cuentan con armas fabricadas en empresas privadas como Lockheed Martin, Boing, Northrop Grumman, BAE Systems, Leonardo, Thales, Airbus, General Electric, Rolls-Royce, etcétera.

Lo anterior explica por sí solo la impotencia de los equipos militares rusos ante las pequeñas pero modernas y eficientes armas europeas y americanas. El desastre ruso se debe a que sus aviones no tienen precisión de fuego, los vehículos tienen llantas de mala calidad, su armamento se atasca, las bombas no explotan, sus tanques son “chatarra” y hasta la comida está caducada. No es de extrañarse que el temido arsenal nuclear sea inoperante en su mayoría.

El Estado es mal empresario y los aparentes ahorros de recursos siempre llevan a la ineficiencia y el derroche. Las democracias liberales tienen 30 o 40 años de ventaja en lo económico y militar, porque sus empresas están sujetas a la competencia y cuentan con todo tipo de libertades para investigar y desarrollar tecnologías. La libertad para emprender, el respeto de la propiedad privada y la competencia son los motores del progreso.

México tiene mucho que aprender de los errores de Rusia. Primero porque estar a las órdenes de un solo hombre o caudillo, en este caso una especie de “redentor” al que nadie se atreve a contradecir, lleva irremediablemente a tomar malas decisiones. Segundo, las empresas estatales son ineficientes y propensas a la corrupción.

En México, las obras que dispuso el presidente López sin considerar la opinión de los expertos, no están ayudando a superar la crisis sino a empeorarla. Desafortunadamente ha sido un error grave poner al Ejército de constructor, pues como ya ocurrió con el Aeropuerto de Santa Lucía no se lograron los objetivos esperados. El Tren Maya y la refinería van por el mismo camino y aquí, en Veracruz, el Acuario.

TW: @basiliodelavega

La invasión a Ucrania por parte de Vladimir Putin devela ante el mundo --en especial a los países latinoamericanos-- graves errores que conviene estudiar para corregir prácticas gubernamentales que hacen fracasar a los países en conseguir el bien común. La verdad sí existe y se puede encontrar, pero es necesario esforzarse para acercarse lo más posible a ella.

¿Por qué Rusia, siendo una potencia militar, no ha tenido éxito en su ataque a Ucrania? Ya han pasado prácticamente tres meses y lo que parecía una “operación militar” que se esperaba se resolviera en días le ha costado al régimen de Putin el 30% de su capacidad bélica, de acuerdo con lo que han analizado diversos expertos. Lo anterior tiene varios componentes, pero los más importantes son los modelos políticos y económicos que imperan en ese país. Después de la caída de la URSS por su incapacidad de mejorar la vida de sus habitantes, Rusia inició una transformación política y económica para modernizarse, pero no logró consolidar una auténtica democracia ni una economía de mercado en toda forma.

En lo político, Rusia es gobernada prácticamente por un “zar”. Putin está al frente del poder de la Federación Rusa desde 1999, cuando fue electo primer ministro; de 2000-2008, presidente; de 2008-2012 nuevamente pimer ministro y, en la actualidad, presidente desde el 2012. El año pasado aprobó una ley que le permitirá ser reelecto hasta el 2036. Hasta el momento ha gobernado a su país por dos décadas.

A pesar de que se ha transformado la economía de ese país, aún se conserva una enorme intervención del Estado en diversos ámbitos, incluyendo el militar, pero en la realidad se puede observar el resultado de ese estatismo o dirigismo, pues los tanques, vehículos militares, helicópteros, aviones y en general todo el armamento ruso que muestran en los desfiles y propaganda es obsoleto y está en malas condiciones.

El principal error de Rusia es que su arsenal se fabrica, desde el 2007, en una empresa estatal denominada Rostec (State Corporation for Assistance to Development, Production and Export of Advanced Technology Industrial Product Rostec), que integra a más de 700 empresas de la industria para la defensa y sectores civiles. Las democracias occidentales, por su parte, cuentan con armas fabricadas en empresas privadas como Lockheed Martin, Boing, Northrop Grumman, BAE Systems, Leonardo, Thales, Airbus, General Electric, Rolls-Royce, etcétera.

Lo anterior explica por sí solo la impotencia de los equipos militares rusos ante las pequeñas pero modernas y eficientes armas europeas y americanas. El desastre ruso se debe a que sus aviones no tienen precisión de fuego, los vehículos tienen llantas de mala calidad, su armamento se atasca, las bombas no explotan, sus tanques son “chatarra” y hasta la comida está caducada. No es de extrañarse que el temido arsenal nuclear sea inoperante en su mayoría.

El Estado es mal empresario y los aparentes ahorros de recursos siempre llevan a la ineficiencia y el derroche. Las democracias liberales tienen 30 o 40 años de ventaja en lo económico y militar, porque sus empresas están sujetas a la competencia y cuentan con todo tipo de libertades para investigar y desarrollar tecnologías. La libertad para emprender, el respeto de la propiedad privada y la competencia son los motores del progreso.

México tiene mucho que aprender de los errores de Rusia. Primero porque estar a las órdenes de un solo hombre o caudillo, en este caso una especie de “redentor” al que nadie se atreve a contradecir, lleva irremediablemente a tomar malas decisiones. Segundo, las empresas estatales son ineficientes y propensas a la corrupción.

En México, las obras que dispuso el presidente López sin considerar la opinión de los expertos, no están ayudando a superar la crisis sino a empeorarla. Desafortunadamente ha sido un error grave poner al Ejército de constructor, pues como ya ocurrió con el Aeropuerto de Santa Lucía no se lograron los objetivos esperados. El Tren Maya y la refinería van por el mismo camino y aquí, en Veracruz, el Acuario.

TW: @basiliodelavega

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