/ jueves 27 de julio de 2017

Linchamiento político: PRI como caso de estudio

Actualmente el Revolucionario Institucional cuenta con más de 5 millones de miembros afiliados al partido. A lo largo de los últimos años gran parte de estos 5 millones de personas han sufrido el linchamiento político que conlleva el identificarse como militante del PRI. El repudio social no fue gratuito, los constantes excesos de miembros de la cúpula partidista han contribuido al rechazo popular; sin embargo para el resto de los 5 millones que no cometieron pecado alguno, no debería de existir la penitencia que se les ha impuesto automáticamente.

Hace un par de semanas pude dialogar en Monterrey con muchos militantes que exigen una renovación en la forma de vivir el quehacer político en el PRI y en México. El priismo en Nuevo León, como en muchas partes de nuestro país, demanda  la implementación de una meritocracia interna en el partido y el alcance de Justicia Social a nivel nacional. Lo anterior no es parte de un discurso, es una demanda social compartida desde la base militante del partido y que debe ser escuchada por la dirigencia a nivel nacional.

El linchamiento político que sufre la militancia priista es totalmente injustificado. Ejemplo de esto son las situaciones en San Nicolás de los Garza y San Pedro Garza en Nuevo León. En estos municipios los priistas llevan varios años siendo oposición y sufriendo la corrupción, la violencia y la desigualdad generada por los malos gobiernos de otros grupos políticos.

Los hechos de Nuevo León no son aislados. En Boca del Río-Veracruz, ayuntamiento dirigido por el hijo del gobernador de afiliación panista, la desigualdad social es de las más altas en el país, con recursos superiores al 1% nacional en zonas de alta plusvalía y con una población que en su mayoría subsiste con ingresos por debajo de la línea de pobreza. En este municipio, de los últimos 17 años, Acción Nacional ha gobernado 14 de ellos; siendo la militancia priista la que ha sufrido las consecuencias de denunciar los abusos y excesos del grupo en el poder. La situación no es diferente en Michoacán o Morelos, estados gobernados por el PRD.

Ante esta realidad la militancia debe evitar caer ante las falsas “corrientes críticas” del PRI que únicamente son definidas por la necesidad de evitar la práctica del dedazo cuando ésta no les beneficia. La verdadera corriente crítica debe venir de los militantes en oposición, de aquellos que a fuerza de años se han enfrentado al poder avasallador de un grupo político que ha utilizado todos y cada uno de los recursos públicos para mantenerse en el poder.

Primero deben venir las ideas, luego las corrientes de pensamiento, luego el proyecto de nación y al final la persona que abanderará ese proyecto. Los priistas que no estamos de acuerdo con varias de las acciones del gobierno federal; los que reconocemos las violaciones de muchos gobiernos locales; los que hemos sufrido los abusos del poder desde la oposición; los que planteamos la renovación de la clase política gobernante por medio de la justicia social y la meritocracia partidista; debemos juntarnos y deliberar sobre qué tipo de partido queremos, qué tipo de oposición seremos, y qué tipo de país vamos a construir. Sólo así se podrá construir una verdadera corriente crítica hacia dentro del PRI.

@samuelferrerm

Actualmente el Revolucionario Institucional cuenta con más de 5 millones de miembros afiliados al partido. A lo largo de los últimos años gran parte de estos 5 millones de personas han sufrido el linchamiento político que conlleva el identificarse como militante del PRI. El repudio social no fue gratuito, los constantes excesos de miembros de la cúpula partidista han contribuido al rechazo popular; sin embargo para el resto de los 5 millones que no cometieron pecado alguno, no debería de existir la penitencia que se les ha impuesto automáticamente.

Hace un par de semanas pude dialogar en Monterrey con muchos militantes que exigen una renovación en la forma de vivir el quehacer político en el PRI y en México. El priismo en Nuevo León, como en muchas partes de nuestro país, demanda  la implementación de una meritocracia interna en el partido y el alcance de Justicia Social a nivel nacional. Lo anterior no es parte de un discurso, es una demanda social compartida desde la base militante del partido y que debe ser escuchada por la dirigencia a nivel nacional.

El linchamiento político que sufre la militancia priista es totalmente injustificado. Ejemplo de esto son las situaciones en San Nicolás de los Garza y San Pedro Garza en Nuevo León. En estos municipios los priistas llevan varios años siendo oposición y sufriendo la corrupción, la violencia y la desigualdad generada por los malos gobiernos de otros grupos políticos.

Los hechos de Nuevo León no son aislados. En Boca del Río-Veracruz, ayuntamiento dirigido por el hijo del gobernador de afiliación panista, la desigualdad social es de las más altas en el país, con recursos superiores al 1% nacional en zonas de alta plusvalía y con una población que en su mayoría subsiste con ingresos por debajo de la línea de pobreza. En este municipio, de los últimos 17 años, Acción Nacional ha gobernado 14 de ellos; siendo la militancia priista la que ha sufrido las consecuencias de denunciar los abusos y excesos del grupo en el poder. La situación no es diferente en Michoacán o Morelos, estados gobernados por el PRD.

Ante esta realidad la militancia debe evitar caer ante las falsas “corrientes críticas” del PRI que únicamente son definidas por la necesidad de evitar la práctica del dedazo cuando ésta no les beneficia. La verdadera corriente crítica debe venir de los militantes en oposición, de aquellos que a fuerza de años se han enfrentado al poder avasallador de un grupo político que ha utilizado todos y cada uno de los recursos públicos para mantenerse en el poder.

Primero deben venir las ideas, luego las corrientes de pensamiento, luego el proyecto de nación y al final la persona que abanderará ese proyecto. Los priistas que no estamos de acuerdo con varias de las acciones del gobierno federal; los que reconocemos las violaciones de muchos gobiernos locales; los que hemos sufrido los abusos del poder desde la oposición; los que planteamos la renovación de la clase política gobernante por medio de la justicia social y la meritocracia partidista; debemos juntarnos y deliberar sobre qué tipo de partido queremos, qué tipo de oposición seremos, y qué tipo de país vamos a construir. Sólo así se podrá construir una verdadera corriente crítica hacia dentro del PRI.

@samuelferrerm