/ viernes 18 de septiembre de 2020

Los albañiles, los más castigados

El Día de la Santa Cruz tiene su origen en el siglo XVI, cuando el 3 de mayo de 1518 el capitán español Juan de Grijalva descubre y desembarca en la isla que nombró la "Santa Cruz de la Puerta Latina"; fue en ese viaje cuando días más tarde se ofició en playas de Cozumel la primera misa católica en territorio mexicano.

Actualmente esta celebración se ha consolidado, ya que tradicionalmente es el día en que se bendice y colocan cruces en las construcciones que se encuentran en proceso, lo que de paso ha originado que sea el día en el que además se reconoce a los trabajadores de la construcción, comenzando los festejos con una misa y la bendición de la cruz, para posteriormente dar paso a una comida en grande en la que degustan tamales, barbacoa, pollo y tacos, entre otros platillos. Lo anterior en compañía de cohetones, música y bebidas.

Realmente le damos el reconocimiento a esas personas dedicadas a construir casas, oficinas, hoteles y centros comerciales, entre otras obras. Y qué decir de los servicios que al construirlos hacen posible que nuestra vida sea más cómoda, como drenajes y electrificaciones, así como carreteras, puentes, vías de trenes, puertos y aeropuertos, antenas y postes de telefonía, etc.

Cuántas veces hemos leído o escuchado en los noticieros que hubo un accidente en una construcción y que el trabajador resultó malherido o muerto y nadie le da la más mínima importancia. No se sabe si, de seguir viva, esa persona podrá continuar trabajando o si será indemnizado.

Generalmente estos trabajadores no cuentan con Seguro Social ni prestaciones, no están adheridos a ningún sindicato u organización que los defienda; lo único que tienen son sus manos y valor para trabajar en condiciones peligrosas, con el único propósito de llevar el sustento a sus hogares. La mayoría son personas que brindan ayuda o apoyo “cuando el patrón los necesita”.

Es importante que los patrones valoren el trabajo de estos hombres. Un peón gana aproximadamente 150 pesos diarios, por una jornada de hasta diez horas. El trabajo es sumamente cansado, pues hay que cargar piedras, preparar mezcla, subir y bajar cubetas llenas de cemento para el colado; la mayoría de las veces el clima no les favorece, los rayos del sol son castigadores o el frío les quema la piel, además de que el polvo les daña su sistema respiratorio.

Qué difícil la están pasando los albañiles en esta pandemia. Las empresas privadas quebradas, no hay inversión en construcción ni obras en el sector público. Ellos tienen familias que alimentar; ojalá y los patrones sean empáticos.

Correo: lexfemme.12@hotmail.com

El Día de la Santa Cruz tiene su origen en el siglo XVI, cuando el 3 de mayo de 1518 el capitán español Juan de Grijalva descubre y desembarca en la isla que nombró la "Santa Cruz de la Puerta Latina"; fue en ese viaje cuando días más tarde se ofició en playas de Cozumel la primera misa católica en territorio mexicano.

Actualmente esta celebración se ha consolidado, ya que tradicionalmente es el día en que se bendice y colocan cruces en las construcciones que se encuentran en proceso, lo que de paso ha originado que sea el día en el que además se reconoce a los trabajadores de la construcción, comenzando los festejos con una misa y la bendición de la cruz, para posteriormente dar paso a una comida en grande en la que degustan tamales, barbacoa, pollo y tacos, entre otros platillos. Lo anterior en compañía de cohetones, música y bebidas.

Realmente le damos el reconocimiento a esas personas dedicadas a construir casas, oficinas, hoteles y centros comerciales, entre otras obras. Y qué decir de los servicios que al construirlos hacen posible que nuestra vida sea más cómoda, como drenajes y electrificaciones, así como carreteras, puentes, vías de trenes, puertos y aeropuertos, antenas y postes de telefonía, etc.

Cuántas veces hemos leído o escuchado en los noticieros que hubo un accidente en una construcción y que el trabajador resultó malherido o muerto y nadie le da la más mínima importancia. No se sabe si, de seguir viva, esa persona podrá continuar trabajando o si será indemnizado.

Generalmente estos trabajadores no cuentan con Seguro Social ni prestaciones, no están adheridos a ningún sindicato u organización que los defienda; lo único que tienen son sus manos y valor para trabajar en condiciones peligrosas, con el único propósito de llevar el sustento a sus hogares. La mayoría son personas que brindan ayuda o apoyo “cuando el patrón los necesita”.

Es importante que los patrones valoren el trabajo de estos hombres. Un peón gana aproximadamente 150 pesos diarios, por una jornada de hasta diez horas. El trabajo es sumamente cansado, pues hay que cargar piedras, preparar mezcla, subir y bajar cubetas llenas de cemento para el colado; la mayoría de las veces el clima no les favorece, los rayos del sol son castigadores o el frío les quema la piel, además de que el polvo les daña su sistema respiratorio.

Qué difícil la están pasando los albañiles en esta pandemia. Las empresas privadas quebradas, no hay inversión en construcción ni obras en el sector público. Ellos tienen familias que alimentar; ojalá y los patrones sean empáticos.

Correo: lexfemme.12@hotmail.com