/ lunes 11 de febrero de 2019

Los cambios en el gabinete

No ha habido gobernador que no realice cambios de sus colaboradores, a veces porque les resultan un fiasco, a veces por presiones o porque los necesitan en otro espacio, generalmente como alcaldes o diputados.

Eso sí, salvo que la petición o comentario venga del presidente de la República o de la persona que éste le encargue el caso, ninguno ha cambiado colaboradores rápidamente “sólo” porque la opinión pública, líderes de sectores o el pueblo pida la cabeza de quienes ve como incompetentes o corruptos.

Es muy complejo eso de tener poder. A ninguno que lo tenga —entre más se tiene, más complejo se vuelve— le gusta que otra persona le diga lo que tiene que hacer.

Esto lo comentamos por lo que ha sucedido a últimas fechas en el gobierno de Veracruz. La percepción que prevalece en la opinión pública es que hay colaboradores del gobernador Cuitláhuac que no le ayudan, sino por el contrario enredan lo que deberían solucionar.

Lo último ha sido lo de lograr someter a juicio político al fiscal Jorge Winckler, cuestión que no han podido, ni con los aliados que tiene circunstancialmente en el Congreso.

Pero hay otras cosas más, de igual o mayor importancia. Debido a esto, el Arzobispado de Xalapa emitió ayer un duro y crítico comunicado, en el que advierte que no hay tiempo para al aprendizaje ante los problemas que padece Veracruz.

En fin, los cambios serán cuando el gobernador los decida. Ojalá sea lo más oportuno posible, para bien de Veracruz y para bien de su gobierno.

Se pasea Winckler por Los Tuxtlas

Mientras tanto el fiscal general Jorge Winckler fue ayer a la zona de Los Tuxtlas a supervisar lo que hacen en las fiscalías de San Andrés y Santiago, pero eso fue interpretado más como exhibición para sus enemigos que como algo de trabajo.

No debe perderse de vista que de esa zona es el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura del Estado, Juan Javier Gómez Cazarín, uno de los que tenían en sus manos la responsabilidad de llevar a juicio político al fiscal.

Y ahí anduvo Winckler muy sonriente. Incluso se reunió a comer con el alcalde de San Andrés Tuxtla, Octavio Pérez.

Esa reunión no deja de llamar la atención al mostrar lo que es la política. Los reportes son en el sentido de que Pérez, hace unas semanas, firmó el acta de cabildo a favor de que el Congreso tuviera facultades para remover al fiscal. Ahora, por lo que se ve, ya se arrepintió de eso.

Por cierto, lo mismo dicen que hicieron el alcalde de Catemaco, Julio Ortega Serrano, y el de Santiago Tuxtla, Argeniz Vázquez Copete, quienes también hoy tendrían otra visión.

Los tres están relacionados con el pasado gobierno, los tres deben las candidaturas con las que llegaron a las alcaldías al mismo factor político. Incluso, por esa relación, la esposa de Octavio Pérez fue el año pasado la candidata a la diputación local, que perdió contra Gómez Cazarín.




No ha habido gobernador que no realice cambios de sus colaboradores, a veces porque les resultan un fiasco, a veces por presiones o porque los necesitan en otro espacio, generalmente como alcaldes o diputados.

Eso sí, salvo que la petición o comentario venga del presidente de la República o de la persona que éste le encargue el caso, ninguno ha cambiado colaboradores rápidamente “sólo” porque la opinión pública, líderes de sectores o el pueblo pida la cabeza de quienes ve como incompetentes o corruptos.

Es muy complejo eso de tener poder. A ninguno que lo tenga —entre más se tiene, más complejo se vuelve— le gusta que otra persona le diga lo que tiene que hacer.

Esto lo comentamos por lo que ha sucedido a últimas fechas en el gobierno de Veracruz. La percepción que prevalece en la opinión pública es que hay colaboradores del gobernador Cuitláhuac que no le ayudan, sino por el contrario enredan lo que deberían solucionar.

Lo último ha sido lo de lograr someter a juicio político al fiscal Jorge Winckler, cuestión que no han podido, ni con los aliados que tiene circunstancialmente en el Congreso.

Pero hay otras cosas más, de igual o mayor importancia. Debido a esto, el Arzobispado de Xalapa emitió ayer un duro y crítico comunicado, en el que advierte que no hay tiempo para al aprendizaje ante los problemas que padece Veracruz.

En fin, los cambios serán cuando el gobernador los decida. Ojalá sea lo más oportuno posible, para bien de Veracruz y para bien de su gobierno.

Se pasea Winckler por Los Tuxtlas

Mientras tanto el fiscal general Jorge Winckler fue ayer a la zona de Los Tuxtlas a supervisar lo que hacen en las fiscalías de San Andrés y Santiago, pero eso fue interpretado más como exhibición para sus enemigos que como algo de trabajo.

No debe perderse de vista que de esa zona es el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura del Estado, Juan Javier Gómez Cazarín, uno de los que tenían en sus manos la responsabilidad de llevar a juicio político al fiscal.

Y ahí anduvo Winckler muy sonriente. Incluso se reunió a comer con el alcalde de San Andrés Tuxtla, Octavio Pérez.

Esa reunión no deja de llamar la atención al mostrar lo que es la política. Los reportes son en el sentido de que Pérez, hace unas semanas, firmó el acta de cabildo a favor de que el Congreso tuviera facultades para remover al fiscal. Ahora, por lo que se ve, ya se arrepintió de eso.

Por cierto, lo mismo dicen que hicieron el alcalde de Catemaco, Julio Ortega Serrano, y el de Santiago Tuxtla, Argeniz Vázquez Copete, quienes también hoy tendrían otra visión.

Los tres están relacionados con el pasado gobierno, los tres deben las candidaturas con las que llegaron a las alcaldías al mismo factor político. Incluso, por esa relación, la esposa de Octavio Pérez fue el año pasado la candidata a la diputación local, que perdió contra Gómez Cazarín.