/ viernes 8 de julio de 2022

Los cristeros: con la fe, no

La guerra es un conflicto social de grupos masivos, la hacen mediante el uso de armas de toda índole y trae como consecuencia la muerte y daños colaterales, siempre trae intereses de unos cuantos, sin importarles que corra sangre, ni quiénes mueran; su objetivo es someter, controlar lo que para ellos no les conviene o es un obstáculo para sus ambiciones.

Todo inicia cuando el entonces presidente Plutarco Elías Calles emite una ley expedida el 14 de junio de 1926, con el fin de controlar y limitar el culto católico en México, para lo cual crea la “Iglesia Católica y Apostólica Mexicana”, y nombra como patriarca de la misma a su amigo José Joaquín Pérez Budor. En mayo de 1925 se funda “La liga nacional para la defensa de las libertades religiosas”, que inicia un boicot contra el gobierno, pidiendo la abstención en el pago de impuestos y no consumir productos creados por el Estado, causando grandes pérdidas económicas al país. Con esto inicia “la guerra de los cristeros o la cristera” (1926-1929), que fue un enfrentamiento sangriento en nuestro país, con más 250 mil personas muertas. Hubo dos bandos: los católicos, conformados por obispos, intelectuales, combatientes armados y cristeros, contra un Gobierno formado por el Ejército y, aunque parezca poco creíble, el sector campesino.

Las represiones del Gobierno contra la Iglesia era que la salida de cada iglesia los acribillaban matando a mujeres, niños, ancianos, los militares entraban a las iglesias por los sacerdotes y eran asesinados frente a los creyentes católicos; a cada persona que le llegaran a encontrar una Biblia, un crucifijo o algo de la Iglesia, eran asesinados; el pueblo cansado de esto se levantó en armas, salieron a luchar por su fe, con palos, hachas, con utensilios de trabajo. Las mujeres molían chile y lo escondían en sus rebosos y lanzaban puñados de chile a los ojos de los militares, además de cal; miles de mujeres fueron acribilladas, la mayoría por defender no solo su fe, a sus hijos, esposos y familia.

Por su parte, los cristeros fueron víctimas y victimarios, a los maestros rurales que se negaban a abandonar su escuela y comunidad, les cortaban las orejas, y a quienes los llamaron “maestros desorejados”. El presiente Calles nunca imaginó la fuerza de los mexicanos a la hora de defender su fe.

¿Quién era Plutarco Elías Calles? Su padre Plutarco Elías Lucero, un terrateniente venido a menos, un borracho, jugador, defraudador que embarazaba a cuanta mujer se le cruzaba, irresponsable, que lo abandonó, no lo reconoció, no le dio su apellido, y se fue a vivir a su finca de San Pedro Palominas. Cuando Plutarco Elías Calles tenía 3 años, su madre murió y su tía materna, por lástima, lo recoge; María Josefa Campuzano y su esposo, Juan Bautista Calles, quien tenía un negocio de licores y abarrotes fue quien lo apoyó para que estudiara, y Plutarco adoptó el apellido Calles por su tío.

En 1897 se reencuentra con su padre, quien se lo llevó a vivir a Arizpe. Posteriormente regresó con sus tíos confundido, amargado y depresivo, y es cuando decide agregar su apellido de Elías y escribe el poema “Duda”. Lectores, a leer el mismo comprendí el narcisismo del expresidente, ya que en él describe su verdadera personalidad.

Todo negocio que tocaba lo llevaba a la quiebra, fue acusado de fraude, robo, traidor y hasta de provocar el incendio del hotel que administraba de su hermano. A Calles le cambia la suerte en 1912, cuando se une a las fuerzas revolucionarias de Francisco I. Madero y enfrentó a Pascual Orozco. A la caída de Madero se une a Venustiano Carranza. Bajo el mando de Álvaro Obregón fue comandante, coronel y en 1924 llega a ser presidente de México. En 1929 funda el partido PNR, hoy PRI.

En 1934 impone al general Lázaro Cárdenas con el plan sexenal y gana las elecciones, con ello Calles impone a su gente de confianza en el gabinete de Cárdenas. En 1936 el presidente Lázaro Cárdenas, acompañado con un ejército militar, llega a casa de Plutarco y lo saca de su cama en pijama y lo conduce hasta un avión del Ejército que lo llevaría a California. Aquel hombre poderoso que decidía el rumbo de un país y la vida de los mexicanos, finalmente murió repudiado por su gente, en 1945.

Lexfemme.12@hotmail.com

La guerra es un conflicto social de grupos masivos, la hacen mediante el uso de armas de toda índole y trae como consecuencia la muerte y daños colaterales, siempre trae intereses de unos cuantos, sin importarles que corra sangre, ni quiénes mueran; su objetivo es someter, controlar lo que para ellos no les conviene o es un obstáculo para sus ambiciones.

Todo inicia cuando el entonces presidente Plutarco Elías Calles emite una ley expedida el 14 de junio de 1926, con el fin de controlar y limitar el culto católico en México, para lo cual crea la “Iglesia Católica y Apostólica Mexicana”, y nombra como patriarca de la misma a su amigo José Joaquín Pérez Budor. En mayo de 1925 se funda “La liga nacional para la defensa de las libertades religiosas”, que inicia un boicot contra el gobierno, pidiendo la abstención en el pago de impuestos y no consumir productos creados por el Estado, causando grandes pérdidas económicas al país. Con esto inicia “la guerra de los cristeros o la cristera” (1926-1929), que fue un enfrentamiento sangriento en nuestro país, con más 250 mil personas muertas. Hubo dos bandos: los católicos, conformados por obispos, intelectuales, combatientes armados y cristeros, contra un Gobierno formado por el Ejército y, aunque parezca poco creíble, el sector campesino.

Las represiones del Gobierno contra la Iglesia era que la salida de cada iglesia los acribillaban matando a mujeres, niños, ancianos, los militares entraban a las iglesias por los sacerdotes y eran asesinados frente a los creyentes católicos; a cada persona que le llegaran a encontrar una Biblia, un crucifijo o algo de la Iglesia, eran asesinados; el pueblo cansado de esto se levantó en armas, salieron a luchar por su fe, con palos, hachas, con utensilios de trabajo. Las mujeres molían chile y lo escondían en sus rebosos y lanzaban puñados de chile a los ojos de los militares, además de cal; miles de mujeres fueron acribilladas, la mayoría por defender no solo su fe, a sus hijos, esposos y familia.

Por su parte, los cristeros fueron víctimas y victimarios, a los maestros rurales que se negaban a abandonar su escuela y comunidad, les cortaban las orejas, y a quienes los llamaron “maestros desorejados”. El presiente Calles nunca imaginó la fuerza de los mexicanos a la hora de defender su fe.

¿Quién era Plutarco Elías Calles? Su padre Plutarco Elías Lucero, un terrateniente venido a menos, un borracho, jugador, defraudador que embarazaba a cuanta mujer se le cruzaba, irresponsable, que lo abandonó, no lo reconoció, no le dio su apellido, y se fue a vivir a su finca de San Pedro Palominas. Cuando Plutarco Elías Calles tenía 3 años, su madre murió y su tía materna, por lástima, lo recoge; María Josefa Campuzano y su esposo, Juan Bautista Calles, quien tenía un negocio de licores y abarrotes fue quien lo apoyó para que estudiara, y Plutarco adoptó el apellido Calles por su tío.

En 1897 se reencuentra con su padre, quien se lo llevó a vivir a Arizpe. Posteriormente regresó con sus tíos confundido, amargado y depresivo, y es cuando decide agregar su apellido de Elías y escribe el poema “Duda”. Lectores, a leer el mismo comprendí el narcisismo del expresidente, ya que en él describe su verdadera personalidad.

Todo negocio que tocaba lo llevaba a la quiebra, fue acusado de fraude, robo, traidor y hasta de provocar el incendio del hotel que administraba de su hermano. A Calles le cambia la suerte en 1912, cuando se une a las fuerzas revolucionarias de Francisco I. Madero y enfrentó a Pascual Orozco. A la caída de Madero se une a Venustiano Carranza. Bajo el mando de Álvaro Obregón fue comandante, coronel y en 1924 llega a ser presidente de México. En 1929 funda el partido PNR, hoy PRI.

En 1934 impone al general Lázaro Cárdenas con el plan sexenal y gana las elecciones, con ello Calles impone a su gente de confianza en el gabinete de Cárdenas. En 1936 el presidente Lázaro Cárdenas, acompañado con un ejército militar, llega a casa de Plutarco y lo saca de su cama en pijama y lo conduce hasta un avión del Ejército que lo llevaría a California. Aquel hombre poderoso que decidía el rumbo de un país y la vida de los mexicanos, finalmente murió repudiado por su gente, en 1945.

Lexfemme.12@hotmail.com