/ viernes 28 de diciembre de 2018

Los muertos y los “vivillos”

La muerte de la gobernadora de Puebla y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, como toda muerte, es lamentable, más todavía, como en este caso de dos personajes prominentes de la política nacional. Más todavía, si se da en un escenario de nuevo gobierno que a contracorriente de opinadores y críticos le exigen el cumplimiento de lo prometido, como nunca antes lo habían hecho con otros presidentes. Un sector minoritario piensa sinceramente que el partido Morena tenga que ver en este accidente. Por supuesto, otra parte de políticos del viejo régimen, los “vivillos”, quieren sacar raja de los muertos y explotan la hipótesis de los primeros —nada “vivillos”—, para sembrar la desconfianza y el rechazo al nuevo gobierno e irse ganando la simpatía de los votantes en próximas elecciones. Unos, producto de la desinformación y de la despolitización, y los otros, perversos y cínicos, no lo creen pero que le es útil para desprestigiar al gobierno de López Obrador y también para desahogar su derrota.

Reynaldo Escobar en su artículo del 25 de diciembre, comentando la muerte de las cinco personas y los gritos de “fuera” y “justicia” dirigidos a Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, que a nombre del gobierno federal acudió al sepelio. Comenta don Reynaldo: “Lo preocupante es la relación afectuosa del presidente con Luis Miguel Barbosa… Hay que sumar el desprecio del señor presidente a la hoy finada… esto está generando una polarización entre los poblanos”, eso dice el Lic. Escobar, sin querer queriendo dice “búsquenle por el rumbo del gobierno”. Que lo diga mi tía Florentina, que nutre su información política por lo que dice el señor cura, lo entiendo y me lo explico, pero don Reynaldo, que ha transitado por más de cuatro partidos políticos, que tiene una amplia experiencia como funcionario público de primer nivel, no es entendible que él no sepa que ése no es el “estilo” de gobernar ni de la ideología política de López Obrador, y me atrevo decir que ni de Peña Nieto; en cambio, si acusan a Salinas o a Calderón de tales métodos, no lo dudo ni tantito.

Don Reynaldo considera —así lo escribe en su artículo— “que la juventud y la sensibilidad política” de la pareja fallecida les iba a “facilitar y realizar una impecable carrera política”.

Ambos tuvieron oportunidad de practicar tal política y no fue precisamente impecable. En cambio la opinión de un periodista poblano nos da otra visión distinta de la “sensibilidad y de la impecable” carrera política de Érika y Rafael. Transcribo la opinión del periodista Aurelio Fernández publicada en un diario de aquella entidad: “Que estos políticos hayan muerto, aun trágicamente, no borra su historial de represión, manejos escandalosos del erario estatal, del endeudamiento condenatorio, de manipulación electoral; de los 360 presos, procesados y perseguidos políticos, de los cientos de feminicidios, del auspicio galopante de la mafia de huachicoleros; de la supresión de las supresión de las políticas campesinas, ambiental, laboral, de acoso a la prensa crítica y de muchas otras acciones que perjudicaron los intereses de la población, pero beneficiaron significativamente los de ellos”.

Finalmente hago dos declaraciones, una de incredulidad ante la versión de que la pareja Moreno Valle finge su muerte para burlar cualquier proceso penal en su contra y mejor se van a disfrutar su fortuna a otro país. Y la otra es una declaración de “fe política”, hemos oído infinidad de veces por parte de los gobernantes, incluido los señores presidentes, ante un asesinato individual o colectivo, de que “se investigará a fondo, hasta las últimas consecuencias”. Hoy repite el presidente López Obrador la clásica mentira en este lamentable accidente; pero, debo decirlo, hoy sí creo en la palabra del presidente, y que sí tendremos los mexicanos la versión veraz de si el helicopterazo fue una falla mecánica o hubo otra causa y cuál fue su origen.


La muerte de la gobernadora de Puebla y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, como toda muerte, es lamentable, más todavía, como en este caso de dos personajes prominentes de la política nacional. Más todavía, si se da en un escenario de nuevo gobierno que a contracorriente de opinadores y críticos le exigen el cumplimiento de lo prometido, como nunca antes lo habían hecho con otros presidentes. Un sector minoritario piensa sinceramente que el partido Morena tenga que ver en este accidente. Por supuesto, otra parte de políticos del viejo régimen, los “vivillos”, quieren sacar raja de los muertos y explotan la hipótesis de los primeros —nada “vivillos”—, para sembrar la desconfianza y el rechazo al nuevo gobierno e irse ganando la simpatía de los votantes en próximas elecciones. Unos, producto de la desinformación y de la despolitización, y los otros, perversos y cínicos, no lo creen pero que le es útil para desprestigiar al gobierno de López Obrador y también para desahogar su derrota.

Reynaldo Escobar en su artículo del 25 de diciembre, comentando la muerte de las cinco personas y los gritos de “fuera” y “justicia” dirigidos a Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, que a nombre del gobierno federal acudió al sepelio. Comenta don Reynaldo: “Lo preocupante es la relación afectuosa del presidente con Luis Miguel Barbosa… Hay que sumar el desprecio del señor presidente a la hoy finada… esto está generando una polarización entre los poblanos”, eso dice el Lic. Escobar, sin querer queriendo dice “búsquenle por el rumbo del gobierno”. Que lo diga mi tía Florentina, que nutre su información política por lo que dice el señor cura, lo entiendo y me lo explico, pero don Reynaldo, que ha transitado por más de cuatro partidos políticos, que tiene una amplia experiencia como funcionario público de primer nivel, no es entendible que él no sepa que ése no es el “estilo” de gobernar ni de la ideología política de López Obrador, y me atrevo decir que ni de Peña Nieto; en cambio, si acusan a Salinas o a Calderón de tales métodos, no lo dudo ni tantito.

Don Reynaldo considera —así lo escribe en su artículo— “que la juventud y la sensibilidad política” de la pareja fallecida les iba a “facilitar y realizar una impecable carrera política”.

Ambos tuvieron oportunidad de practicar tal política y no fue precisamente impecable. En cambio la opinión de un periodista poblano nos da otra visión distinta de la “sensibilidad y de la impecable” carrera política de Érika y Rafael. Transcribo la opinión del periodista Aurelio Fernández publicada en un diario de aquella entidad: “Que estos políticos hayan muerto, aun trágicamente, no borra su historial de represión, manejos escandalosos del erario estatal, del endeudamiento condenatorio, de manipulación electoral; de los 360 presos, procesados y perseguidos políticos, de los cientos de feminicidios, del auspicio galopante de la mafia de huachicoleros; de la supresión de las supresión de las políticas campesinas, ambiental, laboral, de acoso a la prensa crítica y de muchas otras acciones que perjudicaron los intereses de la población, pero beneficiaron significativamente los de ellos”.

Finalmente hago dos declaraciones, una de incredulidad ante la versión de que la pareja Moreno Valle finge su muerte para burlar cualquier proceso penal en su contra y mejor se van a disfrutar su fortuna a otro país. Y la otra es una declaración de “fe política”, hemos oído infinidad de veces por parte de los gobernantes, incluido los señores presidentes, ante un asesinato individual o colectivo, de que “se investigará a fondo, hasta las últimas consecuencias”. Hoy repite el presidente López Obrador la clásica mentira en este lamentable accidente; pero, debo decirlo, hoy sí creo en la palabra del presidente, y que sí tendremos los mexicanos la versión veraz de si el helicopterazo fue una falla mecánica o hubo otra causa y cuál fue su origen.