/ viernes 23 de abril de 2021

Los pasos a seguir

Todo proceso de vida es secuencial, ni antes ni después se consuma nuestro esfuerzo, como tampoco lograremos tenerlo todo, estar en todo o ser para todos.

En nuestras vidas hemos sido proclives a lo bueno, a lo negativo, pero también a no perder el sentido del trayecto en nuestra cauda vivencial y hemos visto cambios, secuencias e intervenido en diversas actividades sociales. Otro punto es la secrecía en los datos sensibles de telefonía móvil, así como aspectos de índole laboral y bancario, como elementos resguardados y muy respetados.

Ahora más que nunca atravesamos por un lapso de mucha incertidumbre y lo que menos queremos es atropellarnos los unos con los otros, ha quedado demostrado hasta el momento que los mexicanos somos muy aguantadores ante los embates económicos, psicoemocionales, espirituales, vivenciales y más, pero hay un tope y un límite a todo esto.

Somos un pueblo muy tolerante, que incluso vamos a más de 70 millones de conciudadanos en la pobreza, otros en la virtual indigencia, sufriendo el atropello del desdén y el olvido crónico de varias minorías segregadas.

De tal modo, las expectativas, los planes en diversos ámbitos quedan por el momento en suspenso, lo cual no significa que no se pueda recomponer el panorama para México. Y aunque he sido muy reiterativo en cuanto a la explosión demográfica que nos ha creado látigos del desempleo, el subdesarrollo, los salarios mini básicos y la necesaria instauración de los programas sociales y demás, es un deber reconocer que todos somos (de alguna forma) supervivientes del accidentado y azaroso camino por el cual venimos recorriendo los tiempos presentes, y aun así reconfortarnos, darnos apoyo, tener fuertes ilusiones de vida y proyectar dentro lo que deseamos ver afuera de nosotros, y aquí parte un principio esencial, el que tengamos mayor identidad ante los cambios, modulando nuestros hechos en lo social y el aspecto personal.

Todo aquello que se resiste persiste, todo aquello que abrazamos se desvanece, y en tal sentido aceptar que estamos metidos en una gran reconversión del mundo, tal y como lo conocimos hasta el año 2019, nos hará recapacitar en los pasos a seguir.

Ya entrados en el tema, se avecinan las elecciones intermedias dentro del mandato constitucional del presidente López Obrador. No olvidemos que para cualquier presidente, éstas han sido las más importantes de su gestión, ya que representan el cierre y el balance de todo un ciclo de gobierno y en cuyo caso se han presentado infinidad de dimes y diretes, de sofismas, de pretensiones, de proyecciones a corto y mediano plazos.

Todos tenemos el derecho a participar libremente, y creo que el mejor discurso político es el que aborde temas como la salud pública, seguridad social, defensa de los trabajadores, confidencialidad de datos personales, y no será válido el discurso carente de propuestas y que arroja lodo y calamidades por doquier; lo básico a superar es lograr el control de la pandemia, no dividir con rencores ni comparaciones dispares a los compatriotas, pues se busca el vital principio de libertad, equidad y justicia para los grandes conglomerados y gremios de asalariados u otros. Nosotros elegiremos los pasos a seguir, con libertades bien entendidas, y algún día olvidar las trabas y distanciamientos que un flagelo nos ha venido a imponer con un mundo restringido y paralizado.

Todo aquello que se resiste persiste, todo aquello que abrazamos se desvanece, y en tal sentido aceptar que estamos metidos en una gran reconversión del mundo, tal y como lo conocimos hasta el año 2019, nos hará recapacitar en los pasos a seguir.

Todo proceso de vida es secuencial, ni antes ni después se consuma nuestro esfuerzo, como tampoco lograremos tenerlo todo, estar en todo o ser para todos.

En nuestras vidas hemos sido proclives a lo bueno, a lo negativo, pero también a no perder el sentido del trayecto en nuestra cauda vivencial y hemos visto cambios, secuencias e intervenido en diversas actividades sociales. Otro punto es la secrecía en los datos sensibles de telefonía móvil, así como aspectos de índole laboral y bancario, como elementos resguardados y muy respetados.

Ahora más que nunca atravesamos por un lapso de mucha incertidumbre y lo que menos queremos es atropellarnos los unos con los otros, ha quedado demostrado hasta el momento que los mexicanos somos muy aguantadores ante los embates económicos, psicoemocionales, espirituales, vivenciales y más, pero hay un tope y un límite a todo esto.

Somos un pueblo muy tolerante, que incluso vamos a más de 70 millones de conciudadanos en la pobreza, otros en la virtual indigencia, sufriendo el atropello del desdén y el olvido crónico de varias minorías segregadas.

De tal modo, las expectativas, los planes en diversos ámbitos quedan por el momento en suspenso, lo cual no significa que no se pueda recomponer el panorama para México. Y aunque he sido muy reiterativo en cuanto a la explosión demográfica que nos ha creado látigos del desempleo, el subdesarrollo, los salarios mini básicos y la necesaria instauración de los programas sociales y demás, es un deber reconocer que todos somos (de alguna forma) supervivientes del accidentado y azaroso camino por el cual venimos recorriendo los tiempos presentes, y aun así reconfortarnos, darnos apoyo, tener fuertes ilusiones de vida y proyectar dentro lo que deseamos ver afuera de nosotros, y aquí parte un principio esencial, el que tengamos mayor identidad ante los cambios, modulando nuestros hechos en lo social y el aspecto personal.

Todo aquello que se resiste persiste, todo aquello que abrazamos se desvanece, y en tal sentido aceptar que estamos metidos en una gran reconversión del mundo, tal y como lo conocimos hasta el año 2019, nos hará recapacitar en los pasos a seguir.

Ya entrados en el tema, se avecinan las elecciones intermedias dentro del mandato constitucional del presidente López Obrador. No olvidemos que para cualquier presidente, éstas han sido las más importantes de su gestión, ya que representan el cierre y el balance de todo un ciclo de gobierno y en cuyo caso se han presentado infinidad de dimes y diretes, de sofismas, de pretensiones, de proyecciones a corto y mediano plazos.

Todos tenemos el derecho a participar libremente, y creo que el mejor discurso político es el que aborde temas como la salud pública, seguridad social, defensa de los trabajadores, confidencialidad de datos personales, y no será válido el discurso carente de propuestas y que arroja lodo y calamidades por doquier; lo básico a superar es lograr el control de la pandemia, no dividir con rencores ni comparaciones dispares a los compatriotas, pues se busca el vital principio de libertad, equidad y justicia para los grandes conglomerados y gremios de asalariados u otros. Nosotros elegiremos los pasos a seguir, con libertades bien entendidas, y algún día olvidar las trabas y distanciamientos que un flagelo nos ha venido a imponer con un mundo restringido y paralizado.

Todo aquello que se resiste persiste, todo aquello que abrazamos se desvanece, y en tal sentido aceptar que estamos metidos en una gran reconversión del mundo, tal y como lo conocimos hasta el año 2019, nos hará recapacitar en los pasos a seguir.