/ miércoles 8 de agosto de 2018

Los viajes ilustran y más cultivan a los viajeros frecuentes

No cabe duda que viajar además de ser una medicina en contra de los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente, amplía la cultura del turista (Mark Twain). La razón le asiste al autor de esta frase y no se debe cuestionar el pensamiento de quien se apoya en la razón, porque he conocido personalidades que llevan una vida de ermitaños, llenos de prejuicios, de desconfianza en los demás, intolerantes y avariciosos, que no les permite abrir su mente y su corazón a la sociedad, por lo que viven en la soledad y la depresión y llegan a la tumba acompañados únicamente de sus despojos y el desprecio de los demás.

Por eso se afirma con toda certeza que “los viajes Ilustran” y en temporada vacacional quienes pueden viajar, procuran aprovechar el tiempo para ilustrarse, recrear el ánimo y despojarse de prejuicios, apreciar el valor de nuestros lugares donde vivimos o comenzamos nuestros primeros pasos en familia. Algunos afirman que mientras más se viaja y se conocen otras localidades, le encontramos mayores cualidades y confort a nuestras ciudades.

De ahí que los viajes ilustran no sólo a los ignorantes, también a los ilustrados, porque el mundo se puede considerar como “el libro abierto de la humanidad” y aquel que no viaja y se resiste a salir del pequeño mundo en que vive, jamás podrá leer todas las páginas del libro abierto que es el mundo. Las costumbres de otros pueblos no se conocerán si no viajamos; aunque para viajar se necesita contar con suficientes recursos económicos para costear esos viajes y no tener que rendir cuentas a nadie, o recibir la crítica por disponer de dinero público para sufragar su importe.

Ayer los medios impresos y electrónicos dieron cuenta de los viajes que coincidentemente hicieron tres personalidades: el presidente en turno Enrique Peña Nieto viajó a Colombia en un avión con recámara, oficina y espacios para 80 pasajeros, ocupando sólo la cuarta parte, es decir, 20 lugares; sin mayor justificación que mantener relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno colombiano, que ya no le corresponderá a él, sino al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien en contraste viajó a Ciudad Juárez, Chihuahua, en un vuelo comercial y en clase turista. Para colmo se publicita ampliamente otro viaje, sólo que éste fue a París, Francia, de la primera dama Angélica Rivera y dos de sus hijas, faltando únicamente 113 días para que se acabe el sexenio.


No cabe duda que viajar además de ser una medicina en contra de los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente, amplía la cultura del turista (Mark Twain). La razón le asiste al autor de esta frase y no se debe cuestionar el pensamiento de quien se apoya en la razón, porque he conocido personalidades que llevan una vida de ermitaños, llenos de prejuicios, de desconfianza en los demás, intolerantes y avariciosos, que no les permite abrir su mente y su corazón a la sociedad, por lo que viven en la soledad y la depresión y llegan a la tumba acompañados únicamente de sus despojos y el desprecio de los demás.

Por eso se afirma con toda certeza que “los viajes Ilustran” y en temporada vacacional quienes pueden viajar, procuran aprovechar el tiempo para ilustrarse, recrear el ánimo y despojarse de prejuicios, apreciar el valor de nuestros lugares donde vivimos o comenzamos nuestros primeros pasos en familia. Algunos afirman que mientras más se viaja y se conocen otras localidades, le encontramos mayores cualidades y confort a nuestras ciudades.

De ahí que los viajes ilustran no sólo a los ignorantes, también a los ilustrados, porque el mundo se puede considerar como “el libro abierto de la humanidad” y aquel que no viaja y se resiste a salir del pequeño mundo en que vive, jamás podrá leer todas las páginas del libro abierto que es el mundo. Las costumbres de otros pueblos no se conocerán si no viajamos; aunque para viajar se necesita contar con suficientes recursos económicos para costear esos viajes y no tener que rendir cuentas a nadie, o recibir la crítica por disponer de dinero público para sufragar su importe.

Ayer los medios impresos y electrónicos dieron cuenta de los viajes que coincidentemente hicieron tres personalidades: el presidente en turno Enrique Peña Nieto viajó a Colombia en un avión con recámara, oficina y espacios para 80 pasajeros, ocupando sólo la cuarta parte, es decir, 20 lugares; sin mayor justificación que mantener relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno colombiano, que ya no le corresponderá a él, sino al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien en contraste viajó a Ciudad Juárez, Chihuahua, en un vuelo comercial y en clase turista. Para colmo se publicita ampliamente otro viaje, sólo que éste fue a París, Francia, de la primera dama Angélica Rivera y dos de sus hijas, faltando únicamente 113 días para que se acabe el sexenio.