/ domingo 16 de febrero de 2020

Lozoya, la punta del iceberg para destruir el último gobierno priista

Hasta hoy podría considerarse como la joya de la corona de la 4T la detención y encarcelamiento de Emilio Lozoya Austin, por su cercana amistad e íntima relación política con el expresidente Enrique Peña Nieto, quien lo nombró director de Pemex, con el claro propósito de utilizar a la paraestatal como caja chica del último gobierno fallido del PRI.

Entre tanto, el exfuncionario sigue abandonado a su suerte, mientras en España el tribunal que conoce de la extradición de Lozoya decide sobre la solicitud de negar su regreso a México, aferrándose el exdirector de Pemex a su nacionalidad alemana con que también cuenta el presunto acusado.

Tras la detención de Lozoya Austin a media semana en Málaga se dio amplia información sobre las propiedades que con ese dinero pudo haber adquirido en México y en el extranjero el exfuncionario mexicano; y la prensa española ha difundido que el fraude que se atribuye a Emilio Lozoya fue cometido a gran escala durante los años 2012 y 2013 y que la estimación de lo defraudado por adjudicación de contratos alcanza la cifra de 257 millones de euros o 280 millones de dólares.

Las especulaciones políticas señalan al excanciller mexicano Luis Videgaray Casso como padrino de Lozoya y de otros funcionarios y exgobernadores mexicanos de diversos estados, que contribuyeron a la quiebra económica que hoy afecta a todos los mexicanos. La UIF, a cargo de Santiago Nieto Castillo, está integrando diversas carpetas de investigación contra Lozoya y sus cómplices.

Transferencias electrónicas, órdenes de pago bancarias, documentos y videos donde aparece el presunto inculpado como director de Pemex, señalándole diversos testimonios de cómplices que pretenden obtener beneficios de la justicia mexicana, para evadir o atenuar sus responsabilidades.

Por cuanto hace al exlíder del Sindicato de Trabajadores Petroleros, Carlos Romero Deschamps, quien convirtió en un feudo durante 26 años al sindicato, para él y su camarilla, se sabe que la Fiscalía General de la República solicitó en octubre pasado una ficha de localización a la Interpol para detenerlo, aunque en fuentes oficiales se sabe que abandonó el país sin dar respuesta a las acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito que pesan en su contra.

Hasta hoy podría considerarse como la joya de la corona de la 4T la detención y encarcelamiento de Emilio Lozoya Austin, por su cercana amistad e íntima relación política con el expresidente Enrique Peña Nieto, quien lo nombró director de Pemex, con el claro propósito de utilizar a la paraestatal como caja chica del último gobierno fallido del PRI.

Entre tanto, el exfuncionario sigue abandonado a su suerte, mientras en España el tribunal que conoce de la extradición de Lozoya decide sobre la solicitud de negar su regreso a México, aferrándose el exdirector de Pemex a su nacionalidad alemana con que también cuenta el presunto acusado.

Tras la detención de Lozoya Austin a media semana en Málaga se dio amplia información sobre las propiedades que con ese dinero pudo haber adquirido en México y en el extranjero el exfuncionario mexicano; y la prensa española ha difundido que el fraude que se atribuye a Emilio Lozoya fue cometido a gran escala durante los años 2012 y 2013 y que la estimación de lo defraudado por adjudicación de contratos alcanza la cifra de 257 millones de euros o 280 millones de dólares.

Las especulaciones políticas señalan al excanciller mexicano Luis Videgaray Casso como padrino de Lozoya y de otros funcionarios y exgobernadores mexicanos de diversos estados, que contribuyeron a la quiebra económica que hoy afecta a todos los mexicanos. La UIF, a cargo de Santiago Nieto Castillo, está integrando diversas carpetas de investigación contra Lozoya y sus cómplices.

Transferencias electrónicas, órdenes de pago bancarias, documentos y videos donde aparece el presunto inculpado como director de Pemex, señalándole diversos testimonios de cómplices que pretenden obtener beneficios de la justicia mexicana, para evadir o atenuar sus responsabilidades.

Por cuanto hace al exlíder del Sindicato de Trabajadores Petroleros, Carlos Romero Deschamps, quien convirtió en un feudo durante 26 años al sindicato, para él y su camarilla, se sabe que la Fiscalía General de la República solicitó en octubre pasado una ficha de localización a la Interpol para detenerlo, aunque en fuentes oficiales se sabe que abandonó el país sin dar respuesta a las acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito que pesan en su contra.