/ domingo 24 de noviembre de 2019

Magistrados: ¿sí a la línea o con arrestos?

Los magistrados representantes de las salas que componen el Tribunal Superior de Justicia están por reunirse para elegir a su presidente y por ende a quien llevará la batuta del Poder Judicial. Mucho dirá de ellos y del gobierno estatal lo que decidan.

Es muy poco el tiempo el que falta para que se dé esa elección y aunque el viento sopla para otros rumbos, dentro TSJ aún no descartan que el actual presidente pueda ser reelecto por otros tres años.

Las condiciones venían dándose para que Edel Álvarez Peña repitiera como representante del Poder Judicial de Veracruz, pero en las últimas semanas las señales empezaron a ser otras, dada la intromisión que, aseguran por todos lados, ocurre desde la Secretaría de Gobierno.

Pero de antes de continuar en el tiempo presente, creemos que no debe perderse de vista lo sucedido en el máximo tribunal veracruzano con las elecciones de sus presidentes.

En la gran mayoría de las ocasiones el electo resultó ser alguien afín al gobernador en turno. Esa ha sido la regla, salvo muy contadas excepciones y por lo tanto el Poder Ejecutivo ha controlado al Judicial.

La primera vez que ocurrió la excepción fue al inicio del gobierno de Miguel Alemán Velazco y no porque hayan decidido darle real autonomía al Poder Judicial, sino porque los operadores fallaron y los magistrados vieron la oportunidad de ejercer su decisión.

El favorecido con la falla de los operadores de Alemán resultó ser Raúl Aguilar Maraboto, en ese entonces el decano de los magistrados. ¿Se derrumbó el estado o el Poder Ejecutivo se vio alterado porque alguien no afín al gobernador fue electo y fungió como presidente del Tribunal Superior de Justicia?

Nada de eso pasó. Aguilar Maraboto, conocedor del sistema judicial y con el suficiente sentido común, actuó en forma mesurada y todo marchó correctamente.

Fueron unos pocos años de relativa independencia, pero después la intromisión regresó.

En fin, así como en aquellos tiempos, ahora no creo se altere para mal el funcionamiento del Poder Judicial y su relación con el Ejecutivo, si dejan a los magistrados elegir libremente a su representante.

Pero más allá de que los dejen, lo que debe ser es que los magistrados involucrados directamente en la elección tengan arrestos y voten por quien crean será su mejor representante.

A nivel federal no tienen un buen ejemplo. El presidente López Obrador influyó para, primero, nombrar a un presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación relacionado con su proyecto; luego, para destituir a un ministro y ahora propone una terna de la que saldrá una ministra igualmente ligada al Ejecutivo.

En Veracruz qué harán los magistrados: ¿responder sí señor, a la línea que les marque el secretario de Gobierno? ¿o votar en conciencia y elegir a alguien con los méritos para representar con dignidad al Poder Judicial? ¿Tienen los arrestos para eso?

Los magistrados representantes de las salas que componen el Tribunal Superior de Justicia están por reunirse para elegir a su presidente y por ende a quien llevará la batuta del Poder Judicial. Mucho dirá de ellos y del gobierno estatal lo que decidan.

Es muy poco el tiempo el que falta para que se dé esa elección y aunque el viento sopla para otros rumbos, dentro TSJ aún no descartan que el actual presidente pueda ser reelecto por otros tres años.

Las condiciones venían dándose para que Edel Álvarez Peña repitiera como representante del Poder Judicial de Veracruz, pero en las últimas semanas las señales empezaron a ser otras, dada la intromisión que, aseguran por todos lados, ocurre desde la Secretaría de Gobierno.

Pero de antes de continuar en el tiempo presente, creemos que no debe perderse de vista lo sucedido en el máximo tribunal veracruzano con las elecciones de sus presidentes.

En la gran mayoría de las ocasiones el electo resultó ser alguien afín al gobernador en turno. Esa ha sido la regla, salvo muy contadas excepciones y por lo tanto el Poder Ejecutivo ha controlado al Judicial.

La primera vez que ocurrió la excepción fue al inicio del gobierno de Miguel Alemán Velazco y no porque hayan decidido darle real autonomía al Poder Judicial, sino porque los operadores fallaron y los magistrados vieron la oportunidad de ejercer su decisión.

El favorecido con la falla de los operadores de Alemán resultó ser Raúl Aguilar Maraboto, en ese entonces el decano de los magistrados. ¿Se derrumbó el estado o el Poder Ejecutivo se vio alterado porque alguien no afín al gobernador fue electo y fungió como presidente del Tribunal Superior de Justicia?

Nada de eso pasó. Aguilar Maraboto, conocedor del sistema judicial y con el suficiente sentido común, actuó en forma mesurada y todo marchó correctamente.

Fueron unos pocos años de relativa independencia, pero después la intromisión regresó.

En fin, así como en aquellos tiempos, ahora no creo se altere para mal el funcionamiento del Poder Judicial y su relación con el Ejecutivo, si dejan a los magistrados elegir libremente a su representante.

Pero más allá de que los dejen, lo que debe ser es que los magistrados involucrados directamente en la elección tengan arrestos y voten por quien crean será su mejor representante.

A nivel federal no tienen un buen ejemplo. El presidente López Obrador influyó para, primero, nombrar a un presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación relacionado con su proyecto; luego, para destituir a un ministro y ahora propone una terna de la que saldrá una ministra igualmente ligada al Ejecutivo.

En Veracruz qué harán los magistrados: ¿responder sí señor, a la línea que les marque el secretario de Gobierno? ¿o votar en conciencia y elegir a alguien con los méritos para representar con dignidad al Poder Judicial? ¿Tienen los arrestos para eso?