/ miércoles 25 de noviembre de 2020

Magno Garcimarrero, la realidad que no muere

Buen día, apreciado lector. Conocedores del proyecto de vida y muerte del inmortal Alfredo Magno Garcimarrero Ochoa, seguidor del principal precursor de la voluntad anticipada y la muerte digna, Jack Kavorkian (Magno es el segundo), el nuevo libro de este ilustre xalapeño de Jalacingo, “Morir no es un crimen”, es una cruda versión de la realidad que se niega a morir.

Se trata de una expectante historia que complementa toda la obra sensacional de “los Cuates Garcimarrero”, pues con ésta, de reciente impresión, “calientita” de hace dos meses y sólo 500 ejemplares, se aportan razones y circunstancias que pueden conducir a una persona a decidir sobre la propia muerte.

Paradójicamente terminó de escribir este libro el día mundial para la prevención del suicidio, pero este reportero se enteró de tal parto por estos días cercanos al 2 de noviembre, con tanta significación y arrastre.

Es un libro de bolsillo de apenas 94 páginas, con prólogo de Raymundo Flores Bernal, imperdible, suculento, extraordinario, escrito desde Zoncuantla, en el que don Raymundo, el de allá de Platón Sánchez y amigo entrañable de Magno, también despliega su grandeza literaria y su enorme sensibilidad, que debe ir por todos los premios.

Arriesgándome pues a una demanda o, de perdis, a la mentada, con eso de que tiene los derechos reservados, al reportero le bastó opinar sobre el libro antes de leer su contenido; le bastó con las opiniones en la contraportada, como la de mi amigo el doctor Luis Rodríguez Gabarrón, que escribió:

“Tu historia es una chingonería. Creo que es de la mejor que has escrito y con ese tu sentido novelado y satírico, además de muy documentado, como acostumbras, pero ahora demuestras erudición en el terreno judicial, en el religioso, en el literario y en el psicológico, por no decir xalapeño”.

Creencias, vivencias y diferencias de opinión apartes, qué chingonería de librito, dijera el doctor Rodríguez Gabarrón, qué digo, también con brutal ironía sobre la impartición de justicia en general. ¡No se lo pierda, apreciado lector!

Que haya paz y armonía en su hogar. Cuide el agua y las plantas, por favor.

gustavocadenamathey@gmail.com

Buen día, apreciado lector. Conocedores del proyecto de vida y muerte del inmortal Alfredo Magno Garcimarrero Ochoa, seguidor del principal precursor de la voluntad anticipada y la muerte digna, Jack Kavorkian (Magno es el segundo), el nuevo libro de este ilustre xalapeño de Jalacingo, “Morir no es un crimen”, es una cruda versión de la realidad que se niega a morir.

Se trata de una expectante historia que complementa toda la obra sensacional de “los Cuates Garcimarrero”, pues con ésta, de reciente impresión, “calientita” de hace dos meses y sólo 500 ejemplares, se aportan razones y circunstancias que pueden conducir a una persona a decidir sobre la propia muerte.

Paradójicamente terminó de escribir este libro el día mundial para la prevención del suicidio, pero este reportero se enteró de tal parto por estos días cercanos al 2 de noviembre, con tanta significación y arrastre.

Es un libro de bolsillo de apenas 94 páginas, con prólogo de Raymundo Flores Bernal, imperdible, suculento, extraordinario, escrito desde Zoncuantla, en el que don Raymundo, el de allá de Platón Sánchez y amigo entrañable de Magno, también despliega su grandeza literaria y su enorme sensibilidad, que debe ir por todos los premios.

Arriesgándome pues a una demanda o, de perdis, a la mentada, con eso de que tiene los derechos reservados, al reportero le bastó opinar sobre el libro antes de leer su contenido; le bastó con las opiniones en la contraportada, como la de mi amigo el doctor Luis Rodríguez Gabarrón, que escribió:

“Tu historia es una chingonería. Creo que es de la mejor que has escrito y con ese tu sentido novelado y satírico, además de muy documentado, como acostumbras, pero ahora demuestras erudición en el terreno judicial, en el religioso, en el literario y en el psicológico, por no decir xalapeño”.

Creencias, vivencias y diferencias de opinión apartes, qué chingonería de librito, dijera el doctor Rodríguez Gabarrón, qué digo, también con brutal ironía sobre la impartición de justicia en general. ¡No se lo pierda, apreciado lector!

Que haya paz y armonía en su hogar. Cuide el agua y las plantas, por favor.

gustavocadenamathey@gmail.com