/ martes 3 de septiembre de 2019

Mes patrio que invita a recorrer la ruta de la Independencia

Dolores Hidalgo, cuna de la Independencia, en cuyo pórtico principal de la iglesia el cura párroco Miguel Hidalgo y Costilla, enarbolando el estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe, exhortó con vehemencia a un puñado de feligreses y de hombres y mujeres que solo esperaban la iniciativa de un patriota, para sumarse a la lucha armada en contra de la dominación española, que durante tres siglos explotó, a sangre y fuego, a los pobladores originarios de las tierras americanas.

Solamente hacia falta encender la antorcha de la libertad para que nuestros antepasados, enardecidos, salieran “a coger gachupines”, según la frase acuñada por Hidalgo y Costilla, y el pueblo armado de machetes y palos se enlistó en el improvisado ejército, que 11 años después vio coronado sus esfuerzos con la firma de los Tratados de Córdoba entre don Juan O´Donojú y el general Agustín de Iturbide.

De Dolores Hidalgo a San Miguel de Allende, pasando por el Cerro de las Cruces, el fervor patrio nos invade y los museos y recreaciones históricas permiten a los visitantes disfrutar la belleza de sus pueblos como el de San Miguel Allende y algunas haciendas que perviven a pesar del tiempo transcurrido. Desde aquella epopeya de Hidalgo, año con año se celebra en la iglesia de Dolores la ceremonia del “grito” y se escucha el tañer de la campana que usó don Miguel Hidalgo y Costilla para congregar a los iniciadores de la lucha por la libertad, igualdad y emancipación de nuestros antepasados.

La primera celebración conmemorativa del “grito”, la hizo el general Ignacio López Rayón en 1812, en Huichapan, Hidalgo; y en esa y posteriores ceremonias el grito de “muera el mal gobierno” se escuchó en muchas poblaciones, donde con dignidad y amor a la patria se exaltó la figura del cura de Dolores Hidalgo. Con algunas modificaciones al texto original el “grito” de Hidalgo ha sufrido cambios, impuestos por los presidentes de la República en turno y cada quien ha querido dejar huella de su ideología y forma de gobernar.

Lo cierto es que ningún expresidente puede igualarse al héroe que inició la lucha armada por nuestra independencia, puesto que las marrullerías de la política a la mexicana manchan las hojas de servicios de los exmandatarios.

Dolores Hidalgo, cuna de la Independencia, en cuyo pórtico principal de la iglesia el cura párroco Miguel Hidalgo y Costilla, enarbolando el estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe, exhortó con vehemencia a un puñado de feligreses y de hombres y mujeres que solo esperaban la iniciativa de un patriota, para sumarse a la lucha armada en contra de la dominación española, que durante tres siglos explotó, a sangre y fuego, a los pobladores originarios de las tierras americanas.

Solamente hacia falta encender la antorcha de la libertad para que nuestros antepasados, enardecidos, salieran “a coger gachupines”, según la frase acuñada por Hidalgo y Costilla, y el pueblo armado de machetes y palos se enlistó en el improvisado ejército, que 11 años después vio coronado sus esfuerzos con la firma de los Tratados de Córdoba entre don Juan O´Donojú y el general Agustín de Iturbide.

De Dolores Hidalgo a San Miguel de Allende, pasando por el Cerro de las Cruces, el fervor patrio nos invade y los museos y recreaciones históricas permiten a los visitantes disfrutar la belleza de sus pueblos como el de San Miguel Allende y algunas haciendas que perviven a pesar del tiempo transcurrido. Desde aquella epopeya de Hidalgo, año con año se celebra en la iglesia de Dolores la ceremonia del “grito” y se escucha el tañer de la campana que usó don Miguel Hidalgo y Costilla para congregar a los iniciadores de la lucha por la libertad, igualdad y emancipación de nuestros antepasados.

La primera celebración conmemorativa del “grito”, la hizo el general Ignacio López Rayón en 1812, en Huichapan, Hidalgo; y en esa y posteriores ceremonias el grito de “muera el mal gobierno” se escuchó en muchas poblaciones, donde con dignidad y amor a la patria se exaltó la figura del cura de Dolores Hidalgo. Con algunas modificaciones al texto original el “grito” de Hidalgo ha sufrido cambios, impuestos por los presidentes de la República en turno y cada quien ha querido dejar huella de su ideología y forma de gobernar.

Lo cierto es que ningún expresidente puede igualarse al héroe que inició la lucha armada por nuestra independencia, puesto que las marrullerías de la política a la mexicana manchan las hojas de servicios de los exmandatarios.