/ domingo 4 de julio de 2021

Mesa puesta para la gubernatura; las aportaciones de Ranulfo y Deantes

Tras las elecciones de hace un mes Morena dejó la mesa lista para ganar, en 2024, la elección presidencial y la gubernatura de Veracruz.

Sus opositores, PRI, PAN y PRD no supieron o no quisieron contenerlo -muchos se inclinan a pensar más en esto último- y ahora que tiene a un Presidente todavía muy popular, controla las cámaras de diputados y senadores e influye en la Suprema Corte, tribunales electorales, OPLEs y va por el INE, a ver cómo le hacen para no recibir otra paliza dentro de tres años.

Los principales responsables de que aún con alianza la oposición haya sido arrollada son los dirigentes, empezando por los nacionales.

Aunque Morena y su líder Andrés Manuel López Obrador, así como un buen número de colaboradores que lo rodean, tienen puntos vulnerables, sus opositores nunca hicieron algo realmente relevante para encauzar el descontento de diversos sectores de la sociedad en contra de los morenistas.

Más presencia logró con un solo videomensaje (la semana pasada, con motivo de los tres años de gobierno de AMLO) Ricardo Anaya que los tres dirigentes opositores en conjunto durante todo el periodo de campaña electoral.

Así que priistas, panistas y perredistas pueden empezar a pensar y dedicarse a cualquier cosa, menos a que ganarán las elecciones en 2024, pues con los líderes que tienen les esperan más derrotas, producto de una mala conducción o de que los tienen controlados.

En fin, aunque los dirigentes nacionales del PRI y del PAN mueven los números a su conveniencia, lo realidad es que dieron resultados malos o de plano desastrosos y por vergüenza debieron haber renunciado ya.

Sin embargo, Alejandro Moreno, el que perdió 8 gubernaturas de un jalón, incluyendo la de su estado, Campeche, está aferrado a terminar su periodo como presidente del CEN del PRI, el cual concluye en 2023.

No tiene excusas. Reformó estatutos y concentró el poder. Señalan priistas que decidió candidaturas hasta de regidores, pero nunca pudo quitarse el señalamiento de que lo tienen sujetado por su pasado como gobernador.

Marko Cortés, el presidente del CEN del PAN, está en una situación parecida. De cuatro gubernaturas perdió dos y no tiene nada qué presumir, sin embargo, tenía todo planeado para prolongar su mandato al frente de Acción Nacional.

Lo eligieron para el periodo 2018-2021 y tiene derecho a presentar su candidatura para que lo reelijan hasta 2024. No hay una fecha precisa para eso, pero la elección panista puede ser en octubre o noviembre.

Si finalmente Cortés está en las boletas azules no podrán votar por él los nuevos militantes, como aplicó en Veracruz hace unas semanas cuando fueron electos candidatos. Dicen que en esa ocasión se inclinó por esa opción pensando en que sería benéfico para su reelección.

En el PRD están peor. Jesús Zambrano casi lo desaparece, pues quedó solo un poco arriba del porcentaje exigido para conservar el registro. Sumó nacionalmente alrededor de un millón 700 mil votos, los que en 2018 lograron en Veracruz Rocío Nahle y Ricardo Ahued como candidatos a senadores.

Las dirigencias estatales andan por las mismas con Joaquín Guzmán Avilés (PAN), Marlon Ramírez (PRI) y alguien que no es muy conocido en el PRD.

Pero empleando la misma técnica que sus líderes nacionales, hacen como que nada pasó y tratan de seguir al frente de sus organizaciones.

Hay quienes están sorprendidos por los resultados que hubo en distritos y municipios de Veracruz, en los que buenos candidatos del PRI y del PAN perdieron por una gran cantidad de votos.

Eso se explica, en parte, por la forma en que operaron los de Morena y que nunca vieron venir en el Revolucionario Institucional y en Acción Nacional.

¿Quiénes operaron o ayudaron para que los resultados fueron muy parecidos a los obtenidos a la mitad de los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte?

En el lado de Morena ya se sabe, pero se dice que hubo también el asesoramiento de Ranulfo Márquez y Gabriel Deantes, entre otros.

Tras las elecciones de hace un mes Morena dejó la mesa lista para ganar, en 2024, la elección presidencial y la gubernatura de Veracruz.

Sus opositores, PRI, PAN y PRD no supieron o no quisieron contenerlo -muchos se inclinan a pensar más en esto último- y ahora que tiene a un Presidente todavía muy popular, controla las cámaras de diputados y senadores e influye en la Suprema Corte, tribunales electorales, OPLEs y va por el INE, a ver cómo le hacen para no recibir otra paliza dentro de tres años.

Los principales responsables de que aún con alianza la oposición haya sido arrollada son los dirigentes, empezando por los nacionales.

Aunque Morena y su líder Andrés Manuel López Obrador, así como un buen número de colaboradores que lo rodean, tienen puntos vulnerables, sus opositores nunca hicieron algo realmente relevante para encauzar el descontento de diversos sectores de la sociedad en contra de los morenistas.

Más presencia logró con un solo videomensaje (la semana pasada, con motivo de los tres años de gobierno de AMLO) Ricardo Anaya que los tres dirigentes opositores en conjunto durante todo el periodo de campaña electoral.

Así que priistas, panistas y perredistas pueden empezar a pensar y dedicarse a cualquier cosa, menos a que ganarán las elecciones en 2024, pues con los líderes que tienen les esperan más derrotas, producto de una mala conducción o de que los tienen controlados.

En fin, aunque los dirigentes nacionales del PRI y del PAN mueven los números a su conveniencia, lo realidad es que dieron resultados malos o de plano desastrosos y por vergüenza debieron haber renunciado ya.

Sin embargo, Alejandro Moreno, el que perdió 8 gubernaturas de un jalón, incluyendo la de su estado, Campeche, está aferrado a terminar su periodo como presidente del CEN del PRI, el cual concluye en 2023.

No tiene excusas. Reformó estatutos y concentró el poder. Señalan priistas que decidió candidaturas hasta de regidores, pero nunca pudo quitarse el señalamiento de que lo tienen sujetado por su pasado como gobernador.

Marko Cortés, el presidente del CEN del PAN, está en una situación parecida. De cuatro gubernaturas perdió dos y no tiene nada qué presumir, sin embargo, tenía todo planeado para prolongar su mandato al frente de Acción Nacional.

Lo eligieron para el periodo 2018-2021 y tiene derecho a presentar su candidatura para que lo reelijan hasta 2024. No hay una fecha precisa para eso, pero la elección panista puede ser en octubre o noviembre.

Si finalmente Cortés está en las boletas azules no podrán votar por él los nuevos militantes, como aplicó en Veracruz hace unas semanas cuando fueron electos candidatos. Dicen que en esa ocasión se inclinó por esa opción pensando en que sería benéfico para su reelección.

En el PRD están peor. Jesús Zambrano casi lo desaparece, pues quedó solo un poco arriba del porcentaje exigido para conservar el registro. Sumó nacionalmente alrededor de un millón 700 mil votos, los que en 2018 lograron en Veracruz Rocío Nahle y Ricardo Ahued como candidatos a senadores.

Las dirigencias estatales andan por las mismas con Joaquín Guzmán Avilés (PAN), Marlon Ramírez (PRI) y alguien que no es muy conocido en el PRD.

Pero empleando la misma técnica que sus líderes nacionales, hacen como que nada pasó y tratan de seguir al frente de sus organizaciones.

Hay quienes están sorprendidos por los resultados que hubo en distritos y municipios de Veracruz, en los que buenos candidatos del PRI y del PAN perdieron por una gran cantidad de votos.

Eso se explica, en parte, por la forma en que operaron los de Morena y que nunca vieron venir en el Revolucionario Institucional y en Acción Nacional.

¿Quiénes operaron o ayudaron para que los resultados fueron muy parecidos a los obtenidos a la mitad de los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte?

En el lado de Morena ya se sabe, pero se dice que hubo también el asesoramiento de Ranulfo Márquez y Gabriel Deantes, entre otros.