/ viernes 30 de julio de 2021

México en el 68

La represión social hacia quienes tienen el valor de gritar los abusos del gobierno, de la comunidad o la familia siempre han existido. A casi 53 años de la masacre de estudiantes no existe un solo detenido ni hay justicia para el pueblo mexicano. Usando mis derechos en los numerales 6 y 7 de la Constitución Política y artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, comparto esta información.

El movimiento estudiantil del 68 estuvo a cargo de alumnos de la UNAM y del IPN. Participaron también profesores, intelectuales, amas de casa, obreros, sindicatos y profesionistas, en un movimiento que fue reprimido por el gobierno mexicano y que fue conocida como la matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas. El genocidio se cometió en contra de una manifestación pacífica a manos del Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia, quienes pusieron en marcha la “Operación Galeana”, fraguada por el gobierno mexicano en contra del Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento; el conflicto inició el 22 de julio de ese año.

México era la sede de los Juegos Olímpicos, que iniciarían el 12 de octubre del 68, por lo que al gobierno le interesaba que la imagen de nuestro país fuera de paz y cordialidad. Hoy sabemos que Gustavo Díaz Ordaz prefirió mandar a matar a los estudiantes para que las olimpiadas se llevaran a cabo sin protestas.

De acuerdo con información de la CNDH, en la matanza de Tlatelolco murieron alrededor de 300 personas; según testimonios de sobrevivientes, dicen que fueron más de 500. La misma dice que puede ser considerada como genocidio. Hoy se conoce la verdad gracias a las investigaciones, declaraciones de sobrevivientes, testigos y vecinos del lugar.

Tres décadas después llegaron a medios de comunicación, de manera anónima, 35 fotografías inéditas de un misterioso remitente, a través de las cuales exhibe lo que ocurrió en el edificio Chihuahua, donde muestra una perfecta coordinación entre las fuerzas armadas y los grupos paramilitares, quienes detuvieron, secuestraron, torturaron, asesinaron y vejaron a estudiantes; según fuentes, existen archivos oficiales y toda la documentación necesaria para saber quién cometió la matanza.

El Batallón Olimpia puso en marcha la “Operación Galeana”, hombres con elevada estatura, corpulentos, con los mismos zapatos, de corte militar, vestidos de civiles, todos ellos con un guante blanco en la mano izquierda y con una pistola de lado derecho de su cintura. Se infiltraron entre los estudiantes, había helicópteros y de momento se empezaron a ver luces de bengala; era la señal para que los francotiradores que estaban en el techo del edifico Chihuahua empezaran la matanza. Cientos de estudiantes universitarios y preparatorianos, maestros que iban con sus familias y público en general empezaron a caer acribillados por los militares, policías y el Batallón Olimpia; este último empezó a detener a estudiantes, algunos eran niños, adolescentes y mujeres, a quienes les tapaban el rostro y los llevaban al edificio Chihuahua. Ahí los obligaban a quedarse en calzoncillos, estaban semidesnudos, los ponían con los brazos en alto y contra la pared. Quien se atrevía a desafiar, lo tundían a golpes hasta matarlo, los detenían para hacer creer que eran ellos los que habían disparado primero y que los militares repelieron la agresión, les sembraron todo tipo de armas; hoy se sabe que ninguno de los estudiantes llevaba algún tipo de armas.

La masacre continúa toda la noche la plaza de Tlatelolco, que estaba cubierta con cientos de cuerpos de jóvenes y de personas inocentes. Testigos de los hechos informaron que el gobierno mexicano sacó los cuerpos en camiones de basura, además de que los estudiantes que corrieron a esconderse a los edificios y se refugiaron en las casas, sin ninguna orden oficial fueron sacados a golpes; a otros les dispararon y los mataron ahí mismo, mientras que a otros se los llevaron a la cárcel de Lecumberri.

La matanza del 2 de octubre del 68 marcó la intolerancia del gobierno de Díaz Ordaz ante las manifestaciones de los estudiantes, que estaban inconformes por la forma de gobierno que regía en esos años. Queda claro que los que luchaban por sus derechos eran asesinados.

lexfemme.12@hotmail.com

La represión social hacia quienes tienen el valor de gritar los abusos del gobierno, de la comunidad o la familia siempre han existido. A casi 53 años de la masacre de estudiantes no existe un solo detenido ni hay justicia para el pueblo mexicano. Usando mis derechos en los numerales 6 y 7 de la Constitución Política y artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, comparto esta información.

El movimiento estudiantil del 68 estuvo a cargo de alumnos de la UNAM y del IPN. Participaron también profesores, intelectuales, amas de casa, obreros, sindicatos y profesionistas, en un movimiento que fue reprimido por el gobierno mexicano y que fue conocida como la matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas. El genocidio se cometió en contra de una manifestación pacífica a manos del Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia, quienes pusieron en marcha la “Operación Galeana”, fraguada por el gobierno mexicano en contra del Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento; el conflicto inició el 22 de julio de ese año.

México era la sede de los Juegos Olímpicos, que iniciarían el 12 de octubre del 68, por lo que al gobierno le interesaba que la imagen de nuestro país fuera de paz y cordialidad. Hoy sabemos que Gustavo Díaz Ordaz prefirió mandar a matar a los estudiantes para que las olimpiadas se llevaran a cabo sin protestas.

De acuerdo con información de la CNDH, en la matanza de Tlatelolco murieron alrededor de 300 personas; según testimonios de sobrevivientes, dicen que fueron más de 500. La misma dice que puede ser considerada como genocidio. Hoy se conoce la verdad gracias a las investigaciones, declaraciones de sobrevivientes, testigos y vecinos del lugar.

Tres décadas después llegaron a medios de comunicación, de manera anónima, 35 fotografías inéditas de un misterioso remitente, a través de las cuales exhibe lo que ocurrió en el edificio Chihuahua, donde muestra una perfecta coordinación entre las fuerzas armadas y los grupos paramilitares, quienes detuvieron, secuestraron, torturaron, asesinaron y vejaron a estudiantes; según fuentes, existen archivos oficiales y toda la documentación necesaria para saber quién cometió la matanza.

El Batallón Olimpia puso en marcha la “Operación Galeana”, hombres con elevada estatura, corpulentos, con los mismos zapatos, de corte militar, vestidos de civiles, todos ellos con un guante blanco en la mano izquierda y con una pistola de lado derecho de su cintura. Se infiltraron entre los estudiantes, había helicópteros y de momento se empezaron a ver luces de bengala; era la señal para que los francotiradores que estaban en el techo del edifico Chihuahua empezaran la matanza. Cientos de estudiantes universitarios y preparatorianos, maestros que iban con sus familias y público en general empezaron a caer acribillados por los militares, policías y el Batallón Olimpia; este último empezó a detener a estudiantes, algunos eran niños, adolescentes y mujeres, a quienes les tapaban el rostro y los llevaban al edificio Chihuahua. Ahí los obligaban a quedarse en calzoncillos, estaban semidesnudos, los ponían con los brazos en alto y contra la pared. Quien se atrevía a desafiar, lo tundían a golpes hasta matarlo, los detenían para hacer creer que eran ellos los que habían disparado primero y que los militares repelieron la agresión, les sembraron todo tipo de armas; hoy se sabe que ninguno de los estudiantes llevaba algún tipo de armas.

La masacre continúa toda la noche la plaza de Tlatelolco, que estaba cubierta con cientos de cuerpos de jóvenes y de personas inocentes. Testigos de los hechos informaron que el gobierno mexicano sacó los cuerpos en camiones de basura, además de que los estudiantes que corrieron a esconderse a los edificios y se refugiaron en las casas, sin ninguna orden oficial fueron sacados a golpes; a otros les dispararon y los mataron ahí mismo, mientras que a otros se los llevaron a la cárcel de Lecumberri.

La matanza del 2 de octubre del 68 marcó la intolerancia del gobierno de Díaz Ordaz ante las manifestaciones de los estudiantes, que estaban inconformes por la forma de gobierno que regía en esos años. Queda claro que los que luchaban por sus derechos eran asesinados.

lexfemme.12@hotmail.com