/ lunes 9 de diciembre de 2019

Morena ya pierde… hasta en el pueblo de López Obrador

El votante mexicano hace tiempo que dejó de ser cautivo. Cambia mucho ya no se diga de una elección a otra, sino de unos candidatos a otros en un mismo día de votaciones.

Así las cosas ¿tiene Morena asegurado el triunfo en la mayoría de los cargos en juego, alcaldías y diputaciones, para 2021, luego de que apenas en 2018 en Veracruz arrasó en las urnas? La respuesta es no.

Incluso podría llevarse una muy desagradable sorpresa, como viene sucediendo en otras partes del país. El gobernador, sus funcionarios, los alcaldes, senadores y sus diputados deben dar buenos resultados, pues si no el pueblo veracruzano con toda seguridad le pasará la factura de cobro quitándole su voto.

Quienes a nivel nacional, en los estados y municipios tienen en sus manos a Morena deben ya aterrizar, pues con su actuación llevan a la baja al partido que creó Andrés Manuel López Obrador para, lo repite constantemente, transformar a México.

Las señales de peligro son claras para el Movimiento de Regeneración Nacional, pero no las ven o la lucha por hacer prevalecer intereses de grupo la ponen por encima de la organización.

No sólo se trata de que han perdido el control o lo han puesto en riesgo en legislaturas estatales, porque sus aliados los dejaron o se pelearon entre ellos, como en el Estado de México, Hidalgo o Veracruz.

No únicamente se trata de que nadie mete en cintura a un gobernador como Cuauhtémoc Blanco, dedicado a lo suyo, vivir bien, mientras otro gobierna y se supone que lo provee de lo necesario, o que en Puebla empiezan a padecer a un autoritario y rijoso como Miguel Barbosa.

Las señales del peligro para Morena son también las derrotas ya sufridas, apenas a un año de la victoria arrasadora de López Obrador y de muchos otros.

En Durango, en junio pasado, luego de numerosas victorias en 2018 con AMLO a la cabeza, los morenistas, de 39 ayuntamientos en juego, apenas pudieron ganar ¡en dos municipios!, lo que los envió al tercer sitio, por abajo del PAN ¡y del PRI!

Morena obtuvo un total de 103 mil votos, apenas el 17.9 del total de sufragios emitidos, en tanto el PAN y el PRD en alianza alcanzaron alrededor de 173 mil votos y 18 presidencias municipales, y el PRI llegó a 134 mil y colocó a 16 alcaldes.

Como se ve, no hay muertos ni el amor es para siempre en política. Sus motivos tendrán los duranguenses para haber castigado tan severamente a los del Morena.

El mensaje más feo para el Movimiento de Regeneración Nacional es el lanzado por los tabasqueños. En abril fueron las elecciones de los delegados municipales (agentes municipales les denominados en Veracruz) y el candidato de Morena en Tepetitán perdió pese al apoyo del alcalde morenista de Macuspana, Roberto Villalpando.

Macuspana es el municipio identificado como la tierra del presidente López Obrador, aunque nació en una congregación que precisamente es Tepetitán.

Así de mala debe ser la actuación del edil de ese lugar, que la gente le dio la espalda al partido de su paisano AMLO.

El votante mexicano hace tiempo que dejó de ser cautivo. Cambia mucho ya no se diga de una elección a otra, sino de unos candidatos a otros en un mismo día de votaciones.

Así las cosas ¿tiene Morena asegurado el triunfo en la mayoría de los cargos en juego, alcaldías y diputaciones, para 2021, luego de que apenas en 2018 en Veracruz arrasó en las urnas? La respuesta es no.

Incluso podría llevarse una muy desagradable sorpresa, como viene sucediendo en otras partes del país. El gobernador, sus funcionarios, los alcaldes, senadores y sus diputados deben dar buenos resultados, pues si no el pueblo veracruzano con toda seguridad le pasará la factura de cobro quitándole su voto.

Quienes a nivel nacional, en los estados y municipios tienen en sus manos a Morena deben ya aterrizar, pues con su actuación llevan a la baja al partido que creó Andrés Manuel López Obrador para, lo repite constantemente, transformar a México.

Las señales de peligro son claras para el Movimiento de Regeneración Nacional, pero no las ven o la lucha por hacer prevalecer intereses de grupo la ponen por encima de la organización.

No sólo se trata de que han perdido el control o lo han puesto en riesgo en legislaturas estatales, porque sus aliados los dejaron o se pelearon entre ellos, como en el Estado de México, Hidalgo o Veracruz.

No únicamente se trata de que nadie mete en cintura a un gobernador como Cuauhtémoc Blanco, dedicado a lo suyo, vivir bien, mientras otro gobierna y se supone que lo provee de lo necesario, o que en Puebla empiezan a padecer a un autoritario y rijoso como Miguel Barbosa.

Las señales del peligro para Morena son también las derrotas ya sufridas, apenas a un año de la victoria arrasadora de López Obrador y de muchos otros.

En Durango, en junio pasado, luego de numerosas victorias en 2018 con AMLO a la cabeza, los morenistas, de 39 ayuntamientos en juego, apenas pudieron ganar ¡en dos municipios!, lo que los envió al tercer sitio, por abajo del PAN ¡y del PRI!

Morena obtuvo un total de 103 mil votos, apenas el 17.9 del total de sufragios emitidos, en tanto el PAN y el PRD en alianza alcanzaron alrededor de 173 mil votos y 18 presidencias municipales, y el PRI llegó a 134 mil y colocó a 16 alcaldes.

Como se ve, no hay muertos ni el amor es para siempre en política. Sus motivos tendrán los duranguenses para haber castigado tan severamente a los del Morena.

El mensaje más feo para el Movimiento de Regeneración Nacional es el lanzado por los tabasqueños. En abril fueron las elecciones de los delegados municipales (agentes municipales les denominados en Veracruz) y el candidato de Morena en Tepetitán perdió pese al apoyo del alcalde morenista de Macuspana, Roberto Villalpando.

Macuspana es el municipio identificado como la tierra del presidente López Obrador, aunque nació en una congregación que precisamente es Tepetitán.

Así de mala debe ser la actuación del edil de ese lugar, que la gente le dio la espalda al partido de su paisano AMLO.