/ martes 30 de junio de 2020

Moros con tranchete

Buen día, apreciado lector. Vaya que los que andamos por los 68 hemos vivido un verdadero parteaguas en la historia de Veracruz, no se diga los de más edad.

A los que como este reportero nacimos en pueblos de muy pocos habitantes, como Acayucan, y a dos cuadras del corazón del pueblo aun no teníamos energía eléctrica, mucho menos estufa de gas, solo fogón de leña, pisos de tierra, usábamos catres, hamacas, velas, candiles y lámparas de petróleo, letrinas y agua de un pozo en el patio.

A falta de dinero nuestros angustiados padres practicaban el trueque de jícaras, huevos y aves de corral por tortillas y otros alimentos, no había transporte urbano ni calles pavimentadas. Algunos riquillos de entonces a base de esfuerzo conseguían camiones, creo de la Ford, que para arrancar había que darles cuerda (se decía “cran”) como a los teléfonos públicos.

Vaya que en el correr del tiempo hemos conocido los avances de la modernidad como el radio de pilas, la consola para discos, la estufa de petróleo y gas, la electricidad y los focos, lámparas y todo lo que siguió.

Que recuerde no había graves enfermedades y los malestares los curábamos con tecitos y remedios caseros o manzanilla con magnesia, aunque en ocasiones nos extrañaba que llegaran a las casas unos señores con cascos amarillos vestidos de caqui, que llevaban tanquecitos como peroles con unas mangueras para desinfectar y protegernos del mosquito anopheles y la temible enfermedad del paludismo con algo que le llamaban “DDT”, por lo que teníamos que salir al patio y sacar los muebles.

La gente era bien educada en los valores morales, saludaban al encontrarse en la calle y se alzaban el sombrero, no se sabía de asaltos y menos de crímenes.

En fin, fueron tiempos diferentes a los actuales en los que no queda más que aguantar, defenderse y tratar de aportar ideas positivas para cuidar nuestra seguridad, nuestra salud y desarrollo, cuidar el planeta, los ríos y las plantas para que avancen nuestros hijos y nietos en paz y armonía.

Y a propósito de cómo se hablaba antes, es muy necesario que el actual gobierno deje de ver “moros con tranchete”, entienda que todos nos necesitamos y ya convoque al pueblo, de forma individual o en grupo, a aportar ideas para ayudar en conjunto a encontrar soluciones a los problemas de todos.

Finalmente, aprovecho el espacio para expresar mi eterna e inagotable gratitud a quienes con gran generosidad han recordado y refrendado los lazos de imperecedera amistad que nos unen. Abrazo solidario.

gustavocadenamathey@hotmail.com

La gente era bien educada en los valores morales, saludaban al encontrarse en la calle y se alzaban el sombrero, no se sabía de asaltos y menos de crímenes

Buen día, apreciado lector. Vaya que los que andamos por los 68 hemos vivido un verdadero parteaguas en la historia de Veracruz, no se diga los de más edad.

A los que como este reportero nacimos en pueblos de muy pocos habitantes, como Acayucan, y a dos cuadras del corazón del pueblo aun no teníamos energía eléctrica, mucho menos estufa de gas, solo fogón de leña, pisos de tierra, usábamos catres, hamacas, velas, candiles y lámparas de petróleo, letrinas y agua de un pozo en el patio.

A falta de dinero nuestros angustiados padres practicaban el trueque de jícaras, huevos y aves de corral por tortillas y otros alimentos, no había transporte urbano ni calles pavimentadas. Algunos riquillos de entonces a base de esfuerzo conseguían camiones, creo de la Ford, que para arrancar había que darles cuerda (se decía “cran”) como a los teléfonos públicos.

Vaya que en el correr del tiempo hemos conocido los avances de la modernidad como el radio de pilas, la consola para discos, la estufa de petróleo y gas, la electricidad y los focos, lámparas y todo lo que siguió.

Que recuerde no había graves enfermedades y los malestares los curábamos con tecitos y remedios caseros o manzanilla con magnesia, aunque en ocasiones nos extrañaba que llegaran a las casas unos señores con cascos amarillos vestidos de caqui, que llevaban tanquecitos como peroles con unas mangueras para desinfectar y protegernos del mosquito anopheles y la temible enfermedad del paludismo con algo que le llamaban “DDT”, por lo que teníamos que salir al patio y sacar los muebles.

La gente era bien educada en los valores morales, saludaban al encontrarse en la calle y se alzaban el sombrero, no se sabía de asaltos y menos de crímenes.

En fin, fueron tiempos diferentes a los actuales en los que no queda más que aguantar, defenderse y tratar de aportar ideas positivas para cuidar nuestra seguridad, nuestra salud y desarrollo, cuidar el planeta, los ríos y las plantas para que avancen nuestros hijos y nietos en paz y armonía.

Y a propósito de cómo se hablaba antes, es muy necesario que el actual gobierno deje de ver “moros con tranchete”, entienda que todos nos necesitamos y ya convoque al pueblo, de forma individual o en grupo, a aportar ideas para ayudar en conjunto a encontrar soluciones a los problemas de todos.

Finalmente, aprovecho el espacio para expresar mi eterna e inagotable gratitud a quienes con gran generosidad han recordado y refrendado los lazos de imperecedera amistad que nos unen. Abrazo solidario.

gustavocadenamathey@hotmail.com

La gente era bien educada en los valores morales, saludaban al encontrarse en la calle y se alzaban el sombrero, no se sabía de asaltos y menos de crímenes