/ martes 4 de junio de 2019

Movimiento Cardenista, el chantaje político

Las historias de grupos o personas que intentan manipular al gobierno para obtener algún beneficio son más o menos frecuentes: organizaciones poco serias amagan con manifestaciones, protestas, bloqueos y hasta huelgas de hambre, para ejercer presión y obtener así alguna concesión, favor o apoyo gubernamental.

Es el chantaje político de siempre; es su forma de operar; hay casos extremos como los de organizaciones que durante la administración de Miguel Alemán amenazaban con crucificar a sus dirigentes frente a Palacio de Gobierno y por no cometer ese acto de barbarie, pedían a cambio placas de taxi, despensas, becas y plazas.

Después de Miguel Alemán han pasado otros cinco gobernadores por Palacio de Gobierno, Fidel Herrera, Javier Duarte, Flavino Ríos (interino); Miguel Ángel Yunes y ahora con Cuitláhuac García, y las técnicas de esos grupos parecen las mismas.

Este martes, frente a Palacio de Gobierno se registró una nueva manifestación; en este caso se plantaron integrantes de la organización denominada Movimiento Cardenista que, por cierto, busca convertirse en partido político estatal.

Los simpatizantes de Antonio Luna Andrade lanzaron consignas contra el gobierno estatal y se quejaron por una supuesta falta de atención en oficinas como la Dirección de Gobernación, Patrimonio del Estado y Política Regional.

Por supuesto, parece que para la gente de Antonio Luna, la falta de atención implica que las dependencias no cedan a sus demandas.

Los cardenistas amagan con realizar una huelga de hambre hasta en tanto el gobierno los reciba (se puede leer hasta que les otorgue lo que ellos quieren); sin embargo, si la administración estatal cede, terminaría por sentar un pésimo precedente y quedar como un gobierno débil y presa fácil de ese tipo de chantajes.

Quienes analizan el movimiento cardenista en Veracruz indican que Antonio Luna ha utilizado el logo, los colores y las banderas del extinto Partido Cardenista de Reconstrucción Nacional; con el que la organización de Antonio Luna no tiene nada que ver.

Relacionado más con el oportunismo político que con la honesta lucha social, Luna Andrade creó el Partido Cardenista en tiempos de Javier Duarte de Ochoa. Recibió muchos beneficios a cambio de su membrete pero le duró muy poco el gusto; sin bases, ese partido corrió con la misma suerte de otros que han surgido al amparo del poder, desapareció rápido porque carecía de sustento.

Hoy busca convertirse en nuevo partido estatal para acceder al negocio de las prerrogativas; sin embargo, en el hipotético caso de que logre el reconocimiento del OPLE, es muy poco probable que se mantenga después de 2021, cuando sin alianzas tenga que conseguir el 3 por ciento de los votos; sobre todo porque ya son muy conocidas sus técnicas de chantaje para conseguir beneficios.

Antonio Luna ha utilizado durante su vida política todo tipo de banderas; en las elecciones de 2016 fue en alianza con el PRI, al que no le aportó absolutamente nada; perdió el registro como partido; luego buscó la presidencia municipal de Xalapa por la vía independiente en 2017, cuando decía abanderar a diabéticos, y no llegó ni a 3 mil votos; 1.7 por ciento de los sufragios en la capital del Estado, que se supone es su principal bastión.

En lo político, el Cardenista representa muy poco en Veracruz, casi nada; probablemente por ello Antonio Luna hoy recurre a la amenaza de huelga de hambre, aunque lo único que inspire sea risa y lástima. @luisromero85


Las historias de grupos o personas que intentan manipular al gobierno para obtener algún beneficio son más o menos frecuentes: organizaciones poco serias amagan con manifestaciones, protestas, bloqueos y hasta huelgas de hambre, para ejercer presión y obtener así alguna concesión, favor o apoyo gubernamental.

Es el chantaje político de siempre; es su forma de operar; hay casos extremos como los de organizaciones que durante la administración de Miguel Alemán amenazaban con crucificar a sus dirigentes frente a Palacio de Gobierno y por no cometer ese acto de barbarie, pedían a cambio placas de taxi, despensas, becas y plazas.

Después de Miguel Alemán han pasado otros cinco gobernadores por Palacio de Gobierno, Fidel Herrera, Javier Duarte, Flavino Ríos (interino); Miguel Ángel Yunes y ahora con Cuitláhuac García, y las técnicas de esos grupos parecen las mismas.

Este martes, frente a Palacio de Gobierno se registró una nueva manifestación; en este caso se plantaron integrantes de la organización denominada Movimiento Cardenista que, por cierto, busca convertirse en partido político estatal.

Los simpatizantes de Antonio Luna Andrade lanzaron consignas contra el gobierno estatal y se quejaron por una supuesta falta de atención en oficinas como la Dirección de Gobernación, Patrimonio del Estado y Política Regional.

Por supuesto, parece que para la gente de Antonio Luna, la falta de atención implica que las dependencias no cedan a sus demandas.

Los cardenistas amagan con realizar una huelga de hambre hasta en tanto el gobierno los reciba (se puede leer hasta que les otorgue lo que ellos quieren); sin embargo, si la administración estatal cede, terminaría por sentar un pésimo precedente y quedar como un gobierno débil y presa fácil de ese tipo de chantajes.

Quienes analizan el movimiento cardenista en Veracruz indican que Antonio Luna ha utilizado el logo, los colores y las banderas del extinto Partido Cardenista de Reconstrucción Nacional; con el que la organización de Antonio Luna no tiene nada que ver.

Relacionado más con el oportunismo político que con la honesta lucha social, Luna Andrade creó el Partido Cardenista en tiempos de Javier Duarte de Ochoa. Recibió muchos beneficios a cambio de su membrete pero le duró muy poco el gusto; sin bases, ese partido corrió con la misma suerte de otros que han surgido al amparo del poder, desapareció rápido porque carecía de sustento.

Hoy busca convertirse en nuevo partido estatal para acceder al negocio de las prerrogativas; sin embargo, en el hipotético caso de que logre el reconocimiento del OPLE, es muy poco probable que se mantenga después de 2021, cuando sin alianzas tenga que conseguir el 3 por ciento de los votos; sobre todo porque ya son muy conocidas sus técnicas de chantaje para conseguir beneficios.

Antonio Luna ha utilizado durante su vida política todo tipo de banderas; en las elecciones de 2016 fue en alianza con el PRI, al que no le aportó absolutamente nada; perdió el registro como partido; luego buscó la presidencia municipal de Xalapa por la vía independiente en 2017, cuando decía abanderar a diabéticos, y no llegó ni a 3 mil votos; 1.7 por ciento de los sufragios en la capital del Estado, que se supone es su principal bastión.

En lo político, el Cardenista representa muy poco en Veracruz, casi nada; probablemente por ello Antonio Luna hoy recurre a la amenaza de huelga de hambre, aunque lo único que inspire sea risa y lástima. @luisromero85