/ viernes 9 de octubre de 2020

Mujer guerrera y de acciones

¡Y retiemble su centro la tierra, al sonoro rugir del amor! México, un país sucumbido por un nuevo virus mortal que arrasa con el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el Covid-19 es letal e indetenible; el 11 de marzo de 2020 lo declara pandemia y los científicos chinos informan que es un virus de los más mortales, cuyo nombre es SAR-CoV-2, que significa síndrome respiratorio agudo grave.

Está muriendo gente buena que no debería morir, porque ellos dan la vida por los desobedientes, los que no acatan las instrucciones de quedarse en casa ni siguen los protocolos de sanidad; lamentablemente, cada día sabemos de más muertes. Me refiero a todos aquellos que están en la primera línea de batalla: los trabajadores del sector salud.

Hoy quiero dedicar este artículo a una mujer guerrera, luchadora social, la única mujer que mediante el activismo ha abierto brechas para mejorar las condiciones para las mujeres en lactancia, además de pugnar por los derechos de las enfermeras.

Recientemente vi en redes sociales que perdió la batalla contra el Covid-19 la enfermera Francisca Herrera Chiquito, presidenta de la asociación civil Lechita Corazón, quien fue hospitalizada hace casi dos meses; le siguió su esposo, el doctor Víctor Rivera Uribe, subdirector de la guardia nocturna del Centro de Alta Especialidad (CAE) Dr. Rafael Lucio, quien falleció el pasado 9 de septiembre.

Paquita, como todos la conocíamos, una mujer con maestría y diplomados, con un corazón lleno de bondad y quien brindaba apoyo a cualquier persona que lo necesitara, fue fundadora del Colegio de Enfermeros del Estado, fundadora de la Asamblea Nacional de Enfermeros de México (ANEM) y precursora del Programa de Lactancia Materna del CAE. En 2005, ambos recibieron, de manos del entonces presidente Vicente Fox, un reconocimiento nacional y un premio por dicho programa. Con su activismo, Francisca promovió la importancia de la leche materna y salvó miles de vidas; su voz llegó a instancias del Senado de la República.

Incansable guerrera, Paquita abrió la brecha para que en los hospitales y oficinas de gobierno hubiera un lugar con las mejores condiciones para las mujeres en lactancia, además de que sus condiciones laborales no fueran restringidas y que no sufrieran discriminación; amaba servir y ser enfermera.

Te fuiste hoy, pero dejaste un trabajo invaluable. Las mujeres veracruzanas y de todo el país reconocen tu labor y lucha en pro de la mujer. ¡Gracias por tu enseñanza, tu lucha incansable, sororidad y solidaridad¡ ¡Gracias por enseñarnos a volar!

Correo.lexfemme.12@hotmail.com

¡Y retiemble su centro la tierra, al sonoro rugir del amor! México, un país sucumbido por un nuevo virus mortal que arrasa con el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el Covid-19 es letal e indetenible; el 11 de marzo de 2020 lo declara pandemia y los científicos chinos informan que es un virus de los más mortales, cuyo nombre es SAR-CoV-2, que significa síndrome respiratorio agudo grave.

Está muriendo gente buena que no debería morir, porque ellos dan la vida por los desobedientes, los que no acatan las instrucciones de quedarse en casa ni siguen los protocolos de sanidad; lamentablemente, cada día sabemos de más muertes. Me refiero a todos aquellos que están en la primera línea de batalla: los trabajadores del sector salud.

Hoy quiero dedicar este artículo a una mujer guerrera, luchadora social, la única mujer que mediante el activismo ha abierto brechas para mejorar las condiciones para las mujeres en lactancia, además de pugnar por los derechos de las enfermeras.

Recientemente vi en redes sociales que perdió la batalla contra el Covid-19 la enfermera Francisca Herrera Chiquito, presidenta de la asociación civil Lechita Corazón, quien fue hospitalizada hace casi dos meses; le siguió su esposo, el doctor Víctor Rivera Uribe, subdirector de la guardia nocturna del Centro de Alta Especialidad (CAE) Dr. Rafael Lucio, quien falleció el pasado 9 de septiembre.

Paquita, como todos la conocíamos, una mujer con maestría y diplomados, con un corazón lleno de bondad y quien brindaba apoyo a cualquier persona que lo necesitara, fue fundadora del Colegio de Enfermeros del Estado, fundadora de la Asamblea Nacional de Enfermeros de México (ANEM) y precursora del Programa de Lactancia Materna del CAE. En 2005, ambos recibieron, de manos del entonces presidente Vicente Fox, un reconocimiento nacional y un premio por dicho programa. Con su activismo, Francisca promovió la importancia de la leche materna y salvó miles de vidas; su voz llegó a instancias del Senado de la República.

Incansable guerrera, Paquita abrió la brecha para que en los hospitales y oficinas de gobierno hubiera un lugar con las mejores condiciones para las mujeres en lactancia, además de que sus condiciones laborales no fueran restringidas y que no sufrieran discriminación; amaba servir y ser enfermera.

Te fuiste hoy, pero dejaste un trabajo invaluable. Las mujeres veracruzanas y de todo el país reconocen tu labor y lucha en pro de la mujer. ¡Gracias por tu enseñanza, tu lucha incansable, sororidad y solidaridad¡ ¡Gracias por enseñarnos a volar!

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