/ jueves 5 de septiembre de 2019

Muñoz Ledo, pasó a la historia como un demócrata

Bajo el argumento antirreeleccionista, la Cámara federal de Diputados vivió el día 3 de este mes una página más de democracia parlamentaria muy a la mexicana, puesto que de insultos, descalificaciones y abucheos se llenó el recinto, ante la propuesta de los diputados de Morena. Los panistas exigían la presidencia del segundo periodo ordinario de la Cámara; y los morenistas, pasados de listos, presentaron una iniciativa, para, con apoyo en su representación mayoritaria, reelegir a Muñoz Ledo.

Como se recordará, Porfirio Muñoz Ledo fue presidente de la Cámara de Diputados, por primera vez, en 1997; antes senador de la República en 1988 y fue presidente nacional del PRI y posteriormente del PRD. La carrera parlamentaria de Porfirio es excepcional, pues como secretario de Trabajo y Previsión Social y como secretario de Educación Pública cumplió a cabalidad.

Junto con Cuauhtémoc Cárdenas y con Ifigenia Martínez y otros luchadores sociales de izquierda, renunciaron al PRI exigiendo su democratización, y habiendo renunciado a su militancia tricolor, fundaron el Frente Democrático Nacional, que apoyó la candidatura presidencial de Cárdenas en 1988. Por su trayectoria, Porfirio Muñoz Ledo es identificado como un demócrata liberal y por su preparación académica y su participación en el gobierno de la República es considerado como un hombre de estado.

Wínckler, por fin se fue.

Del fiscal de Veracruz no se sabía su falta de certificación, revalidación y registro de control de confianza. Requisitos fundamentales para el cargo. Máxime que la Fiscalía se rige por los principios de independencia, jerarquía, buena fe, gratuidad, legalidad y oportunidad. No basta ser profesional del derecho, se requiere también ética y profesionalismo.

Al frente del Ministerio Público como institución de buena fe que representa el interés social, para actuar con apego a la ley en la investigación y persecución de los delitos, se requiere un hombre o una mujer que dignifique a la Fiscalía. Y queda claro que Wínckler no lo es.

No puede ser fiscal quien incumple requisitos fundamentales para el cargo y menos si pesa sobre dicha autoridad una acusación con carpeta de investigación en la FJR, tan grave como “la tortura” que denunció el abogado Gilberto Aguirre Garza. La ley aplicable al que ordena o tolera la tortura señala de dos a doce años de prisión. Bien por el H. Congreso del Estado.

Bajo el argumento antirreeleccionista, la Cámara federal de Diputados vivió el día 3 de este mes una página más de democracia parlamentaria muy a la mexicana, puesto que de insultos, descalificaciones y abucheos se llenó el recinto, ante la propuesta de los diputados de Morena. Los panistas exigían la presidencia del segundo periodo ordinario de la Cámara; y los morenistas, pasados de listos, presentaron una iniciativa, para, con apoyo en su representación mayoritaria, reelegir a Muñoz Ledo.

Como se recordará, Porfirio Muñoz Ledo fue presidente de la Cámara de Diputados, por primera vez, en 1997; antes senador de la República en 1988 y fue presidente nacional del PRI y posteriormente del PRD. La carrera parlamentaria de Porfirio es excepcional, pues como secretario de Trabajo y Previsión Social y como secretario de Educación Pública cumplió a cabalidad.

Junto con Cuauhtémoc Cárdenas y con Ifigenia Martínez y otros luchadores sociales de izquierda, renunciaron al PRI exigiendo su democratización, y habiendo renunciado a su militancia tricolor, fundaron el Frente Democrático Nacional, que apoyó la candidatura presidencial de Cárdenas en 1988. Por su trayectoria, Porfirio Muñoz Ledo es identificado como un demócrata liberal y por su preparación académica y su participación en el gobierno de la República es considerado como un hombre de estado.

Wínckler, por fin se fue.

Del fiscal de Veracruz no se sabía su falta de certificación, revalidación y registro de control de confianza. Requisitos fundamentales para el cargo. Máxime que la Fiscalía se rige por los principios de independencia, jerarquía, buena fe, gratuidad, legalidad y oportunidad. No basta ser profesional del derecho, se requiere también ética y profesionalismo.

Al frente del Ministerio Público como institución de buena fe que representa el interés social, para actuar con apego a la ley en la investigación y persecución de los delitos, se requiere un hombre o una mujer que dignifique a la Fiscalía. Y queda claro que Wínckler no lo es.

No puede ser fiscal quien incumple requisitos fundamentales para el cargo y menos si pesa sobre dicha autoridad una acusación con carpeta de investigación en la FJR, tan grave como “la tortura” que denunció el abogado Gilberto Aguirre Garza. La ley aplicable al que ordena o tolera la tortura señala de dos a doce años de prisión. Bien por el H. Congreso del Estado.