/ viernes 20 de agosto de 2021

Murió el IV arzobispo de Xalapa

De manera sorpresiva nos sorprendió a todos la noticia sobre la inesperada muerte del señor arzobispo Hipólito Reyes Larios, aquella mañana del domingo 8 de agosto, cerca de las nueve.

Murió Don Hipólito, un obispo sencillo y cercano a todos. Un pastor cercano a los que sufren. Luego de ungir a un enfermo, don Polo intercambió una plática con él y su familia. Y justo cuando todos iban saliendo de la habitación, cuidando que nadie se diera cuenta, le ofreció su donativo al enfermo junto con todo su apoyo para los gastos médicos. Esta no fue la única vez en la que se le vio con una espléndida generosidad.

Conocedor de la condición humana, se manejaba siempre con notable comprensión de las personas, escuchaba atento, se interesaba de los demás, se preocupaba de sus situaciones y se esforzaba por ayudar a los demás a superar las situaciones en las que se encontraban. En una ocasión, ordenando a un diácono, puntualizó: “cuando te caigas, sacúdete el polvo y levántate, sigue adelante”.

Era un pastor que no se enfocaba en lo que debería ser el hombre, sino que conocía con claridad las caídas y limitaciones que son propias de la vida de todos. Muchas veces se le escuchó reconociendo, sin empacho, las virtudes y valores de los demás, en privado o con los sacerdotes, incluso en distintos foros.

Favorecía el desarrollo y crecimiento de los demás con los ánimos y reconocimientos que sabía ofrecer, con puntualidad, ante los logros de los demás. No tenía ningún problema para reconocer los logros y las victorias de los demás, incluso las festejaba con los otros. Cuando estaba presente con otros sacerdotes, muchas veces propiciaba un ambiente de fraternidad y desenfado. Su obispo auxiliar comentó que en la Provincia don Hipólito generaba un ambiente de fraternidad con sus hermanos obispos, por los que si excepción pedía en todas las eucaristías que presidió como arzobispo.

Con su sentido del humor característico siempre fue cercano y transparente. Gozaba de la convivencia con los demás y de las risas con todos, gustaba recordando los apodos de los demás y refiriendo desde la cordialidad y el respeto hacia los otros. Así lo recordaremos, como un padre cercano, atento a los dolores del mundo, enfático con las situaciones que debía señalar. Como buen padre, cercano, empeñoso, que no sabía descansar y cumpliendo con una apretada agenda, que desde su catedral hacía resonar su voz ante las injusticas. Descanse en paz el IV arzobispo de Xalapa.

De manera sorpresiva nos sorprendió a todos la noticia sobre la inesperada muerte del señor arzobispo Hipólito Reyes Larios, aquella mañana del domingo 8 de agosto, cerca de las nueve.

Murió Don Hipólito, un obispo sencillo y cercano a todos. Un pastor cercano a los que sufren. Luego de ungir a un enfermo, don Polo intercambió una plática con él y su familia. Y justo cuando todos iban saliendo de la habitación, cuidando que nadie se diera cuenta, le ofreció su donativo al enfermo junto con todo su apoyo para los gastos médicos. Esta no fue la única vez en la que se le vio con una espléndida generosidad.

Conocedor de la condición humana, se manejaba siempre con notable comprensión de las personas, escuchaba atento, se interesaba de los demás, se preocupaba de sus situaciones y se esforzaba por ayudar a los demás a superar las situaciones en las que se encontraban. En una ocasión, ordenando a un diácono, puntualizó: “cuando te caigas, sacúdete el polvo y levántate, sigue adelante”.

Era un pastor que no se enfocaba en lo que debería ser el hombre, sino que conocía con claridad las caídas y limitaciones que son propias de la vida de todos. Muchas veces se le escuchó reconociendo, sin empacho, las virtudes y valores de los demás, en privado o con los sacerdotes, incluso en distintos foros.

Favorecía el desarrollo y crecimiento de los demás con los ánimos y reconocimientos que sabía ofrecer, con puntualidad, ante los logros de los demás. No tenía ningún problema para reconocer los logros y las victorias de los demás, incluso las festejaba con los otros. Cuando estaba presente con otros sacerdotes, muchas veces propiciaba un ambiente de fraternidad y desenfado. Su obispo auxiliar comentó que en la Provincia don Hipólito generaba un ambiente de fraternidad con sus hermanos obispos, por los que si excepción pedía en todas las eucaristías que presidió como arzobispo.

Con su sentido del humor característico siempre fue cercano y transparente. Gozaba de la convivencia con los demás y de las risas con todos, gustaba recordando los apodos de los demás y refiriendo desde la cordialidad y el respeto hacia los otros. Así lo recordaremos, como un padre cercano, atento a los dolores del mundo, enfático con las situaciones que debía señalar. Como buen padre, cercano, empeñoso, que no sabía descansar y cumpliendo con una apretada agenda, que desde su catedral hacía resonar su voz ante las injusticas. Descanse en paz el IV arzobispo de Xalapa.