/ jueves 7 de mayo de 2020

No a noticias falsas ni alarmistas

Por lo que representa para la gran mayoría de la gente la pandemia por el Covid-19 debe ocuparnos el tema de las noticias falsas.

Pero también es importante llamar la atención sobre la información alarmista o sensacionalista que no ayuda a la población.

Estos dos aspectos han sido recurrentes desde que empezó la contingencia sanitaria que después se convirtió en emergencia sanitaria.

Lamentablamente, la extraordinaria facilidad con que podemos acceder a las redes sociales hace que recibamos información de todos lados, oficial y no oficial.

Y como un amplio sector de la población no está acostumbrado a leer lo que recibe y sólo lo comparte, no verifica si la información es falsa o verdadera.

Hay personas que leen un dato o las primeras líneas de algún hecho sin revisar quién se las envía o de dónde proviene y da por sentado que lo que se dice es verdad.

Así lo difunden e incluso lo comentan con sus amigos o familiares y terminan por creer que es verdad algo que no lo es. Esa difusión llega a provocar reacciones de otras personas que se enojan, se entristecen o se alegran por el contenido, dependiendo de lo que se trate.

En el caso de la emergenicia que estamos viviendo hay gente que se angustia por el anuncio de que aumentarán los casos de contagiados y porque habrá muchos muertos.

Alguno de sus contactos de WhatsApp o de Facebook les hizo llegar esa información y no verifican si proviene de una fuente oficial o de una institución especializada en el análisis del tema de las pandemias o del Covid.

Otros más se enteran por las mismas vías que hay enfermos cayendo como moscas en las calles o en los hospitales y tampoco se dan a la tarea de preguntar quién les está informando y de dónde obtuvo los datos, simplemente los dan por verdaderos.

Así empieza a crecer como bola de nieve una información que es falsa y genera temor, angustia, depresión y lleva a mucha gente a hacer compras de pánico y a alertar a familiares, amigos y vecinos de algo que no es real.

Por eso es importante que para contribuir a llevar menos pesado el aislamiento social, todos digamos no a las noticias falsas y a los informes alarmistas.

Para ello hay que estar atentos a los informes oficiales y a verificar todo lo que nos llega por redes sociales o por otras vías antes de darlo como verdadero y antes de difundirlo.

No abonemos a la angustia que ya padece mucha gente por el encierro y por la falta de ingresos económicos.

Seamos propositivos y pensemos que lo que difundimos a través de nuestras redes nos afecta a todos, a nuestra familia, a nuestros amigos y a nuestros vecinos.

Hay que recordar que la medida de aislamiento es temporal y que vamos a volver a las calles, a los parques, a los restaurantes y a los demás espacios públicos con la experiencia que nos está dejando la pandemia del Covid-19.

Todos regresaremos al espacio exterior con una nueva visión. Así será.

Opine, comente e informe.

rvalle@diariodexalapa.com.mx

www.diariodexalapa.com.mx

Por lo que representa para la gran mayoría de la gente la pandemia por el Covid-19 debe ocuparnos el tema de las noticias falsas.

Pero también es importante llamar la atención sobre la información alarmista o sensacionalista que no ayuda a la población.

Estos dos aspectos han sido recurrentes desde que empezó la contingencia sanitaria que después se convirtió en emergencia sanitaria.

Lamentablamente, la extraordinaria facilidad con que podemos acceder a las redes sociales hace que recibamos información de todos lados, oficial y no oficial.

Y como un amplio sector de la población no está acostumbrado a leer lo que recibe y sólo lo comparte, no verifica si la información es falsa o verdadera.

Hay personas que leen un dato o las primeras líneas de algún hecho sin revisar quién se las envía o de dónde proviene y da por sentado que lo que se dice es verdad.

Así lo difunden e incluso lo comentan con sus amigos o familiares y terminan por creer que es verdad algo que no lo es. Esa difusión llega a provocar reacciones de otras personas que se enojan, se entristecen o se alegran por el contenido, dependiendo de lo que se trate.

En el caso de la emergenicia que estamos viviendo hay gente que se angustia por el anuncio de que aumentarán los casos de contagiados y porque habrá muchos muertos.

Alguno de sus contactos de WhatsApp o de Facebook les hizo llegar esa información y no verifican si proviene de una fuente oficial o de una institución especializada en el análisis del tema de las pandemias o del Covid.

Otros más se enteran por las mismas vías que hay enfermos cayendo como moscas en las calles o en los hospitales y tampoco se dan a la tarea de preguntar quién les está informando y de dónde obtuvo los datos, simplemente los dan por verdaderos.

Así empieza a crecer como bola de nieve una información que es falsa y genera temor, angustia, depresión y lleva a mucha gente a hacer compras de pánico y a alertar a familiares, amigos y vecinos de algo que no es real.

Por eso es importante que para contribuir a llevar menos pesado el aislamiento social, todos digamos no a las noticias falsas y a los informes alarmistas.

Para ello hay que estar atentos a los informes oficiales y a verificar todo lo que nos llega por redes sociales o por otras vías antes de darlo como verdadero y antes de difundirlo.

No abonemos a la angustia que ya padece mucha gente por el encierro y por la falta de ingresos económicos.

Seamos propositivos y pensemos que lo que difundimos a través de nuestras redes nos afecta a todos, a nuestra familia, a nuestros amigos y a nuestros vecinos.

Hay que recordar que la medida de aislamiento es temporal y que vamos a volver a las calles, a los parques, a los restaurantes y a los demás espacios públicos con la experiencia que nos está dejando la pandemia del Covid-19.

Todos regresaremos al espacio exterior con una nueva visión. Así será.

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