/ lunes 11 de enero de 2021

No al vasallaje que pretende la 4T

Con la ruptura en el año de 1987, liderada por el ingeniero Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y una veintena más de comunicadores, escritores e intelectuales mexicanos, creímos los integrantes de esa generación que el “vasallaje” había terminado, pues desde el movimiento estudiantil de 1968, nadie estaba dispuesto a obedecer y callar en torno a la cosa pública.

Los disciplinados, obedientes y de doble moral, sólo se prestaron a la simulación institucional y con esa actitud apresuraron la llegada al poder de políticos improvisados, entre los que ya destacaba el líder tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

La desobediencia civil fue el estandarte que los ciudadanos enarbolaron como bandera para reclamar los derechos fundamentales consignados en los primeros 28 artículos de la Constitución, antes identificados en el ámbito jurídico como Garantías del Individuo, que tutelan la libertad, igualdad, fraternidad y propiedad.

Voces autorizadas y críticas del gobierno de la 4T han señalado que dos años son suficientes para que los mexicanos decidan en las elecciones federales del próximo 6 de junio, si favorecen con su voto a los candidatos del partido Morena para que sigan al pie de la letra las órdenes que el titular del Ejecutivo les dicta, acompañadas de sus iniciativas de ley, que lo único que pretenden es otorgarle mayores facultades y el manejo indiscriminado del dinero público al presidente AMLO.

López Obrador ha pretendido la desaparición de organismos autónomos, creados con funciones de vital importancia para equilibrar al poder público. Cuando AMLO plantea la desaparición del INAI, vulnera la rendición de cuentas y la transparencia, que deben imperar en todo gobierno democrático. Y cuando Andrés Manuel plantea la desaparición de la Comisión Reguladora de Energía, atenta contra los derechos del pueblo a la preservación del medio ambiente, a través del uso de energías limpias, que son finalmente patrimonio del pueblo.

Las próximas elecciones federales, estatales y municipales serán el mejor instrumento para frenar al mal gobierno de la 4T, en un ejercicio democrático que sirva para evitar el nuevo “vasallaje” de la Cuarta Transformación.

Voces autorizadas y críticas del gobierno de la 4T han señalado que dos años son suficientes para que los mexicanos decidan en las elecciones federales del próximo 6 de junio, si favorecen con su voto a los candidatos del partido Morena.

Con la ruptura en el año de 1987, liderada por el ingeniero Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y una veintena más de comunicadores, escritores e intelectuales mexicanos, creímos los integrantes de esa generación que el “vasallaje” había terminado, pues desde el movimiento estudiantil de 1968, nadie estaba dispuesto a obedecer y callar en torno a la cosa pública.

Los disciplinados, obedientes y de doble moral, sólo se prestaron a la simulación institucional y con esa actitud apresuraron la llegada al poder de políticos improvisados, entre los que ya destacaba el líder tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

La desobediencia civil fue el estandarte que los ciudadanos enarbolaron como bandera para reclamar los derechos fundamentales consignados en los primeros 28 artículos de la Constitución, antes identificados en el ámbito jurídico como Garantías del Individuo, que tutelan la libertad, igualdad, fraternidad y propiedad.

Voces autorizadas y críticas del gobierno de la 4T han señalado que dos años son suficientes para que los mexicanos decidan en las elecciones federales del próximo 6 de junio, si favorecen con su voto a los candidatos del partido Morena para que sigan al pie de la letra las órdenes que el titular del Ejecutivo les dicta, acompañadas de sus iniciativas de ley, que lo único que pretenden es otorgarle mayores facultades y el manejo indiscriminado del dinero público al presidente AMLO.

López Obrador ha pretendido la desaparición de organismos autónomos, creados con funciones de vital importancia para equilibrar al poder público. Cuando AMLO plantea la desaparición del INAI, vulnera la rendición de cuentas y la transparencia, que deben imperar en todo gobierno democrático. Y cuando Andrés Manuel plantea la desaparición de la Comisión Reguladora de Energía, atenta contra los derechos del pueblo a la preservación del medio ambiente, a través del uso de energías limpias, que son finalmente patrimonio del pueblo.

Las próximas elecciones federales, estatales y municipales serán el mejor instrumento para frenar al mal gobierno de la 4T, en un ejercicio democrático que sirva para evitar el nuevo “vasallaje” de la Cuarta Transformación.

Voces autorizadas y críticas del gobierno de la 4T han señalado que dos años son suficientes para que los mexicanos decidan en las elecciones federales del próximo 6 de junio, si favorecen con su voto a los candidatos del partido Morena.