Por Ricardo García Escalante
Hace unos meses mis hijos Ricardo y Roberto me pidieron que les comprara las playeras de Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Neymar Jr.; la semana pasada me pidieron las del Chicharito Hernández y del Chucky Lozano, y ya las portan muy orgullosos. Ahora que ya tienen todas sus playeras, puedo observar que se las ponen y se las cambian tan pronto llegan de la escuela y ya no se las quitan.
Me imagino que, cuando juegan, en algún momento sienten que están pisando el césped del Santiago Bernabéu o del Nou Camp.
Volteando mi vista al acontecer nacional, observo que el presidente electo también ha elegido a sus personajes predilectos de la historia de México, pues en los eventos que preside a sus espaldas se aprecian las imágenes de Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, de hecho, ha señalado reiteradamente que quiere estar a la altura de ellos.
¿Cuál es el mensaje que nos quiere dar?
En el caso de Juárez, ¿será que quiere tener presente el principio básico de “igualdad ante la ley”, su apotegma “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, o la tenacidad para expedir las Leyes de Reforma.
No creo que la idea sea recordar su perpetuidad en el poder o el manejo de las leyes a conveniencia.
En el caso de Madero, ¿será que quiere conservar el concepto de democracia, el rechazo a la ostentación, al abuso del poder y al autoritarismo?
No creo que la idea sea recordar su ingenuidad, que, a pesar de su alta instrucción en universidades del extranjero, creía con vehemencia en la doctrina espiritista y en la capacidad de comunicarse con los muertos; o su soberbia, ya que, en su afán conciliador, no hizo uso de su legítimo poder para sofocar y castigar los levantamientos armados, llevándolo a su propia muerte.
Y en el caso de Cárdenas, ¿será que quiere mantener presente su modo de actuar como cuando dio asilo político a los españoles durante la guerra civil española; o por la creación de instituciones clave para la evolución educativa del país como el Instituto Politécnico Nacional, y desde luego por la expropiación petrolera?
No creo que la idea sea recordar su doble moral izquierdista, donde a pesar de dárselas de comunista no le impidió que él y su familia amasaran una enorme fortuna en su natal Michoacán; o el nepotismo que aplicó en sus administraciones convirtiéndose en una figura autoritaria a favor de sus amigos y familiares, como fue el caso de su hermano menor, Dámaso, a quien le cedió la gubernatura de Michoacán inmediatamente después de dejarla.
Yo he aprendido que es bueno tener modelos a seguir, es bueno tener referentes, pero ellos vivieron sus propias circunstancias y éstas son irrepetibles.
López Obrador ya pasó a la historia como el gran líder social de la era moderna en México. Para pasar a la historia como presidente, tendrá que vivir y superar su circunstancia y entender que, al margen de los modelos a seguir, la competencia es todos los días, con uno mismo.